Estaba enfermo y quería que le
atendiera el mejor médico. Comenzó a buscar información, pero a
cada médico le encontraba, al menos, un defecto. Aunque su
enfermedad empeoraba cada día, no se atrevía a ponerse en manos de
ninguno. A lo que aspiraba era al médico óptimo, una especie de
sanador infinitamente perfecto que lo curara con todas las garantías.
No lo encontró. En poco tiempo la enfermedad se agravó
irremisiblemente y el enfermo murió.
Buenas noches.