La ignorancia domina trágicamente el
mundo.
Los ignorantes con poder encuentran eco en los ignorantes
perdidos y desesperanzados y entre todos van destruyendo el mundo: el
tuyo, el mío y el de todos.
El ignorante débil encuentra un modelo
en el ignorante fuerte y lo adora, lo defiende, lo vota e intenta
parecerse a él.
La ignorancia hace que se pierda pronto el sentido
del ridículo.
Y cuando ya no sentimos el ridículo, entonces todo es
posible, porque con el ridículo cae también el sentido de lo humano
y del bien.
El ridículo y la vergüenza eran avisos que la vida nos
ponía en la mente para que sintiéramos que algo estábamos haciendo
mal.
Ahora el único aviso que hay es la falta de dinero.
Buenas
noches.