Se fue FRANÇOISE HARDY, la que fue musa, icono de la chanson francesa de los 60. Ha luchado 20 años contra el cáncer y ha pedido la eutanasia, una muerte digna. Su funeral en Père-Lachaise (¿y la tumba de Jim Morrison?, por donde veas pintadas) ha sido la ocasión de ver a la plana mayor superviviente de la chanson, comenzando por Jacques Dutronc, padre de su hijo. Una época que se va. Queda el recuerdo de una artista maravillosa, de un perfume de melancolía, de sutiles sentimientos. En los últimos años algunos aún compramos sus últimos discos.