Espero que estés disfrutando de las
pequeñas cosas con las que estás cada día, de los pequeños
detalles casi sin importancia que la vida te ha puesto junto a ti.
Seguro que están contigo desde hace mucho tiempo, quizás desde
siempre, pero la costumbre de verlos a diario es posible que impida
la gratificante tarea de valorarlos en lo que se merecen. El sillón
en el que estás, el pasamanos en el que te apoyas, la ventana a
través de la que ves el espléndido sol o la milagrosa lluvia, la
mesa en la que escribes y que sabría tantas cosas si pudiera... Son
tus cosas, pero también son tu vida, son tú mismo, tú misma. Ten
con estas cosas el absurdo, pero tan justo, detalle de agradecerles
su existencia y de sonreírles. Hazlo así, generosamente,
incondicionalmente, casi como si estuvieras loc@. Sin buscarlo, algo
dentro de ti hará que te sientas bien.
Para quienes estáis ahí y aquí y tenéis el detalle de emplear un momento de vuestras vidas en decir algo, una pequeña cosa, que le haga a uno sentirse vivo.