Una de las ideas más perversas,
absurdas y, sin embargo, más comunes en la sociedad es la de que hay una idea de
belleza. Como ocurre con casi todas las cuestiones ideológicas,
determinados intereses económicos intentan que creamos que hay un
canon, unas medidas o unas características que debemos cumplir si
queremos ser bellos. Usan este invento de la supuesta idea de belleza para
dominarnos económicamente, ayudados por las éticas más rancias y por
las religiones, que también comulgan con esta forma de pensar,
basada en las ideas únicas, buscando igualmente dominar nuestras
conciencias y nuestras conductas. Y, sin embargo, sólo hay que mirar
limpia y neutramente la historia para ver que la idea de belleza
cambia, como cambia todo, y que hoy resulta imposible afirmar que hay
una única idea de belleza.
Buenas noches.