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viernes, 5 de diciembre de 2008

Paseando por la vida / 27



Esto debe de molar mazo:

- ¿Quién te viste a ti?
- A mí la Divina Providencia.

Pue sí. La Divina Providencia se ha hecho carne, o sea, se ha hecho vestido para cubrir la carne, y se ha instalado también en la calle Fuencarral. El título es chocante y supongo que a más de un recalcitrante no le habrá hecho ninguna gracia. Pero, si entras, te llevas la gran sorpresa. La ropa es alegre, vistosa, llamativa, juvenil y atractiva. El contrate entre nombre y contenido es igual de sorprendente que si a una tienda de ropa para góticxs la llamas, por ejemplo, "Olé, la gracia".
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martes, 2 de diciembre de 2008

Paseando por la vida / 26



Yo no he nacido ni me he criado en el campo. No sé si esto es para lamentarse o no, pero es lo que ha sido. De aquí que yo de vacas no sepa nada. Jamás me he quedado mirando una vaca ni me he sentido observado por ninguna de ellas. Pero algo debe de tener la mirada de una vaca cuando le han puesto ese nombre a una tienda de ropa de la calle Fuencarral. Algo debe de tener, sin duda, pero no sé qué podrá ser.

sábado, 29 de noviembre de 2008

Paseando por la vida / 25




Ponerle el nombre a una tienda debe de ser un problema tremendo porque se tratará, supongo, de llamar la atención y de que el que vea tal nombre se acuerde de él fácilmente. Tengo que reconocer que las ocurrencias en este campo son muy ingeniosas. Voy a poner una serie de ellas que he ido recopilando en mis paseos madrileños.

La primera es la de una peluquería que está en una calle, cuyo nombre no recuerdo, pero que es perpendicular a la de Fuencarral. El nombre invita a no entrar a los amantes de los peinados tradicionales y, en cambio, es un reclamo para los que quieren hacerse algo diferente en el pelo. A mí, al menos, es lo que me parece.
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