Antes
de analizar la norma que proponíamos la semana pasada, quisiera
matizar lo que habría que entender cuando decimos que una norma
moral debe ser universalizable. No quiere decir estrictamente que
todos los habitantes del planeta deban seguirla, sino que nos
referimos siempre al contexto en el que se sitúa la norma en
cuestión. Por ejemplo, no tendría sentido que los habitantes de la
Amazonía consideraran bueno el uso de los intermitentes, porque
probablemente ni sepan lo que es, pero sí deben considerarlo las
personas de nuestro ámbito cultural.
Pasemos
ya a la norma de hoy:
“Cuando
un hombre va con una mujer y tienen que pasar ambos por una puerta,
hay que dejar que sea ella la que pase primero, antes que el hombre”.
Esta
es una norma machista, como otras muchas que lamentablemente se dan
en nuestra sociedad.
No
es una norma jurídica, porque no existe ninguna ley que nos obligue
a ceder el paso a una mujer.
¿Es
una norma moral? Veamos si cumple las tres condiciones.
¿Me
autoobligo yo a ceder el paso a una mujer en una puerta? Si
consideramos que hombres y mujeres somos seres humanos, iguales en
derechos y que el sexo no debe ser nunca el criterio para que
actuemos de una manera o de otra, parece imposible que veamos como
una obligación tratar así a cualquier mujer. Más bien parece una
discriminación -el trato desigual dado a quienes son iguales-
hacerlo. Luego esta condición no se cumple. Sólo con esto, ya sería
suficiente para considerar que la norma no es moral.
¿Es
incondicional? Si la deja pasar porque se trata de una mujer y de
esta manera pretende algo para sí mismo, no sería una actuación
incondicional. Si lo hace por tener un detalle con ella, sin buscar
nada a cambio, sí sería una actuación incondicional.
¿Sería
universalizable? Si dejar pasar primero a las mujeres, por el hecho
de ser mujeres, es tratarlas de forma discriminatoria, es evidente
que esta norma no sería universalizable.
Por
tanto NO es una norma moral. ¿Y por qué, entonces, es tan frecuente
que se haga? Pues porque es una norma machista y el machismo está
muy extendido entre nuestras costumbres. Tratar a cualquier mujer de
forma diferente por el hecho de ser mujer es un comportamiento
sexista. El sexo está para lo que está, pero no para actuar en la
sociedad de una manera o de otra, según el sexo que se tenga. Esto
es justamente lo que da lugar a los problemas de género. Esta
costumbre, como tantas otras, debe ser criticada y analizada para ver
si detrás de ella hay comportamientos que no son justificables y que
implican una discriminación.
Lo
correcto sería ceder el paso -si eso es más cómodo- a CUALQUIER
PERSONA que nos acompañe, sea hombre o mujer. Tener un detalle con
la persona con la que vamos es bueno. Unas veces puede que el detalle
consista en pasar uno primero y sostenerle la puerta al otro o a la
otra para así facilitarle el paso. Otras veces quizás lo idóneo
sea abrir la puerta y sostenerla abierta para que pase la otra
persona. Pero lo que está bien es hacer eso con cualquier persona,
no con las mujeres por el hecho de serlo.
Lo
que no tiene sentido es seguir actuando con criterios sexistas. Todos
somos iguales, todos tenemos los mismos derechos, sea cual sea el
sexo que tengamos. Esto es muy importante si queremos crear una
sociedad más justa y más igualitaria.
Intenta
esta semana analizar si es una norma moral o jurídica o las dos
cosas o ninguna la siguiente:
“Hay
que pagar los impuestos”