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martes, 17 de septiembre de 2013

Buenos días. Construcción





El amor, como todo lo humano, hay que construirlo cada día. 
Cada día hay que ponerse a ello. 
Buenos días.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Buenas noches. Entre dos vientos




Estoy aquí, sometido a dos vientos. Hay un viento de popa que me hace mirar hacia atrás para conocer, para saber de dónde venimos, quiénes somos, que es lo que valía y por qué, qué es lo que consiguieron y para qué. Y hay otro viento de proa, que me invita a ver el futuro y cómo podría ser. Si miro al mascarón de proa, veo detrás el horizonte y en él la muerte, la muerte segura, ineludible, lógica, absurda, como una condena, quizás como una liberación, en todo caso, como un fin. Como el fin.

Estoy aquí, en medio de estos dos vientos, con la necesidad urgente, angustiosa, gozosa, placentera, dolorosa, trabajosa y exigente de vivir. Tengo que vivir porque, aunque no sepa cuándo, me voy a morir. No me valen las huidas, ni hacia adelante ni hacia atrás ni hacia arriba ni hacia abajo. Cada día es una batalla que hay que ganarle a la nada, una victoria de la vida sobre la muerte. Si no me fuera a morir, no tendría ninguna prisa por vivir, pero no es el caso. Cada minuto es sagrado. Cada momento es único. No nos engañemos. Buenas noches.

miércoles, 7 de julio de 2010

Construir / Destruir




La actuación de los seres humanos suele ser muy compleja en sus motivaciones y en sus circunstancias. Clasificarla es una tarea difícil y hay que generalizar mucho para obtener una taxonomía que no pueda ser calificada de imaginaria. A mí me parece que un criterio que se puede adoptar para analizar las actuaciones humanas es el de los efectos sobre la sociedad en la que se realiza la acción. Así, podemos encontrarnos con acciones destructivas y acciones constructivas. Las primeras son aquellas que producen una resta en las existencias de la sociedad. Se resta, se rompe, se aminora, se destruye, se termina con menos que cuando no existía aún la acción. Los que causan tales efectos suelen ser los tontos, los gilipollas, los resentidos, los ignorantes, los individualistas, los egoístas, los antisociales, los egópatas y, en general, los malos, los que van en contra del respeto a los derechos humanos y de la dignidad de las personas. Las acciones constructivas son, por el contrario, propias de quienes piensan más en los otros que en ellos mismos, que respetan con delicadeza a las personas, aunque piensen de manera distinta a ellos, que dialogan, que no contestan los insultos porque la guerra no genera la paz, sino, en el mejor de los casos, la calma, que son amables porque aman y que crecen porque ayudan a crecer.

Es bueno plantearse antes de actuar, de hablar, de escribir o de decidir, en qué lado de las consecuencias nos situamos. Como si el futuro de la humanidad dependiera del resultado de nuestra acción. Claro que no todo el mundo está dispuesto a situarse en tal coyuntura. Y ese es el problema.