Cada vez estoy más convencido de que
quien peor se conoce a sí mismo es uno mismo. Para conocer algo hay
que tomar distancia y hay que adoptar el punto de vista adecuado. La
excesiva cercanía o la elección de un lugar inadecuado para mirar
suelen ofrecer imágenes distorsionadas y falsas de la realidad. Algo de esto nos suele ocurrir a nosotros.
También en este asunto son indispensables los
amigos. Ellos pueden tomar la distancia que quieran respecto a ti, te
pueden ver en las distancias cortas y también de lejos, en medio del
amplio mundo que nos rodea. Quizás los amigos puedan ver a veces
mejor que uno mismo las consecuencias de lo que uno piensa hacer y
las circunstancias que tenemos.
Un amigo, de todas formas, no es
alguien que nos soluciona los problemas, ni a quien hay que obedecer
sin más, sino una persona que nos quiere y que nos va a dar una
opinión que será sensata, generosa y bien intencionada, si es que
el amigo o la amiga lo son.
Tener amigos es una de las grandes
satisfacciones de la vida, no sólo porque nos pueden ayudar, sino
porque también nosotros tenemos la oportunidad de quererlos a ellos,
de ayudarles a vivir y de hacerles la existencia más agradable. Una
de las cosas más nobles que hay en la vida es querer
desinteresadamente a un amigo o a una amiga.
Entre las muchas cosas que hay que
hacer cada día, no deberíamos olvidar cuidar, querer, mimar y
preocuparse por la vida de los amigos. Pocas cosas son más
importantes que estas. Buenas noches.