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domingo, 4 de junio de 2023

Sufrimiento inútil



Alguna vez observo en alguna persona una actitud o algún acto que no me gustan, que me molestan, que me parece que sobran. Entre mis ideas y lo que veo surge entonces una tensión que me produce decepción, contrariedad y sufrimiento. Me parece que la reacción más sensata entonces es aceptar la situación. Si quien ha cometido el acto no es capaz de darse cuenta de lo que ha hecho y reaccionar de manera constructiva, es muy difícil que hoy se pueda dialogar abiertamente y poner el asunto encima de la mesa. De manera que lo más económico es aceptarlo, no intentar ir contra lo que te hace sufrir y seguir adelante. El coste emocional para la relación, por escasa que sea, con esa persona puede ser caro, pero hoy se dicen las palabras con tal seguridad, se necesita tanto tener razón en lo que se dice, que es muy infrecuente que alguien ponga en discusión sus actos o sus actitudes o que noblemente admita la posibilidad de que el otro pueda tener razón. No me suele merecer la pena gastar energías en la discusión.

Es lo mismo que cuando a uno le surge una enfermedad imprevista o le sale algo mal. Es mejor, en lugar de lamentarse y de buscar algún culpable inexistente, aceptarlo, hacerse a la nueva situación y, desde ella, hacer lo que pueda ser más eficaz.

No creo que debamos gastar demasiadas energías en sufrir inútilmente.


jueves, 2 de marzo de 2023

Seguridad y confianza

 



¿Cómo es posible confiar en quien al hablar expresa una seguridad absoluta?

¿Cómo es posible ser consciente de cómo es y cómo está nuestra sociedad y expresar tanta seguridad?

La seguridad absoluta y la mentira deben de estar muy cerca.

sábado, 1 de junio de 2019

Buenas noches. Seguridad




Si, por tener seguridad, vas a perder la vida, aprende a vivir en la inseguridad. 

Buenas noches.


lunes, 6 de mayo de 2019

Buenos días. Riesgo




La verdad no existe. La seguridad total no existe. Arriésgate a vivir sabiendo esto. Lo demás es falso. 

Buenos días.

sábado, 26 de mayo de 2018

Buenos días. Independencia




Cuanta más independencia económica, más seguridad. 

Buenos días.


sábado, 21 de abril de 2018

Buenas noches. Pasos




Muchos pasos pequeños, uno tras otro, te permitirán ir más seguro hasta la meta que pretendes conseguir, y más arte vital podrás desarrollar. 

Buenas noches.

jueves, 16 de febrero de 2017

Buenas noches. Seguridad


La vida buena está muy enfadada con la seguridad. Cuanto más arriesguemos, más nos sentiremos como personas vivas.

Buenas noches.


miércoles, 21 de diciembre de 2016

Buenas noches. Conocimiento


No hay mayor fuente de seguridad y de tranquilidad que el conocimiento. 

Buenas noches.


miércoles, 12 de noviembre de 2014

Lo que veo cuando miro. Hay que reaccionar




En principio, es más probable que un rico esté corrupto que lo esté un pobre. Lo mismo ocurre con un poderoso respecto de alguien que no posee poder. Que haya personas que, por encima de todo, quieran enriquecerse a toda costa y de cualquier manera es una desviación humana muy lamentable que hay que perseguir y anular. Lo que me preocupa es la situación actual, en la que la corrupción surge en un número tan elevado de personas que parece que en determinados ámbitos es difícil que se salve alguien. Y me preocupa más que la corrupción llegue a afectar a estructuras importantes del país; que, además de las personas, los órganos que tienen algún poder en el país estén corruptos. Y lo que más me preocupa de todo es que ese modelo de vida corrupta se extienda como una mancha de aceite entre los ciudadanos, que la corrupción se vea como lo normal, que llegue a haber grandes grupos de personas que no sospechen otro modelo de vida que el de la corrupción. La corrupción embrutece hasta límites insospechados y puede llegar a cotas de crueldad impensables. Creo que vamos por ese camino a gran velocidad. Si no reaccionamos pronto, lo que está en peligro es nuestra tranquilidad, nuestra seguridad, nuestra dignidad y nuestra propia vida. La de todos.

Buenas tardes.

viernes, 28 de junio de 2013

Buenos días. La máscara





Vivimos con una máscara puesta, pero no nos damos cuenta. No es que queramos engañar a nadie, no creo que vayan por ahí las cosas. Es que no queremos aparecer como verdaderamente somos. Habitualmente nos sentimos más tranquilos haciendo lo que hacen todos que intentando realizar lo que de verdad querríamos hacer. Y nos ocurre lo mismo con nuestras ideas o con nuestras maneras de expresar los sentimientos. En una sociedad que nos uniformiza y que pretende que no haya diferencias notables, nos sentimos incómodos siendo nosotros mismos, distintos de los demás, honestos con nuestra manera de ver la vida. Nadie es más perseguido y denostado que el que osa mostrarse tal cual es, desnudo de máscaras y de poses habituales. Nos refugiamos así detrás de una máscara que nos evita problemas y que nos cuesta el nada despreciable precio de nuestra propia vida. Sería glorioso que algún día dejáramos la máscara en casa. Buenos días.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Mirando por la ventana. Condiciones de seguridad




¿Desde cuándo a un neoliberal le han importado los seres humanos? Estos personajes sólo tienen ojos para el dinero y para los negocios. Los seres humanos les interesan sólo en tanto que pueden ser generadores de dinero para ellos. ¿Desde cuándo un neoliberal se ocupa de la seguridad de los asistentes a un concierto, de la sanidad de los ciudadanos o de la educación de los que menos tienen? ¿De qué nos sorprendemos, entonces, cuando mueren ciudadanos porque no se dan las suficientes medidas de seguridad?

miércoles, 19 de octubre de 2011

Seguro de ti mismo




Cuanto más seguro estás de ti mismo, más antipático e impertinente te pones. Qué poco te importamos los demás. Sólo quieres tener el poder. Ni siquiera te importa tener razón o no.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Ascojonado / y 3


Cuando terminó el episodio de la Gran Vía, me vino a la mente en seguida lo que está pasando desde hace tiempo con un partido político muy popular en España. Anda metido, al parecer, en corrupciones varias que afectan hasta a altos cargos del partido, pero no reconoce nada de eso. Por el contrario, sale todos los días en los medios de comunicación hablando de una versión de los hechos en la que la corrupción ni se menciona, pero, en su lugar, se acusa a jueces, fiscales, policías, prensa, Gobierno y a todo el que pase por allí de tramas imaginarias, delitos sin pruebas, conspiraciones supuestas, cruzadas de izquierdas y fábulas más o menos burdas. Parece que el intento consiste en montar un espectáculo llamativo y duradero para que nadie mire a la acera de enfrente, en donde están el botín y los protagonistas, o para que incluso algún ingenuo interesado se ponga en contra de la víctima porque se crea la historia que estos actores representan en medio de la plaza pública. Se trata, no de reconocer la realidad, sino de crearla de acuerdo con los propios intereses, como el que elabora un anuncio con el fin de vender algo. Sólo que aquí lo que se vende es la realidad, la vida misma.

Las veo como historias paralelas, formalmente iguales, en donde se confunden una pandilla de niñatas maleducadas y, por tanto, no preparadas para vivir en la sociedad sin molestar ni hacer sólo que les conviene, con un grupo político que aspira a gobernar este país.

Me pregunto quién habrá enseñado a quién, donde habrán aprendido esa manera de proceder. Me gustaría comprobar si cuando un ciudadano ve lo que hace un partido político tan popular, no entenderá que él puede hacer lo mismo. Si este partido tan popular es capaz de montar denuncias de jueces que luego se archivan, denuncias mediáticas sin pruebas que no se traducen en denuncias en el juzgado, si no tiene el menor pudor en no respetar las instituciones, ni en generar fantasmagorías interesadas, ni en mentir burdamente, ni en poner toda la sociedad al servicio de sus deseos, ¿por qué una niña no va a poder encararse con una guardia de seguridad en plena Gran Vía, a las 6 de la tarde, y con todo el pueblo a su alrededor?

Cuando unas niñas son capaces de copiar los métodos de los delincuentes, y un partido político reproduce los comportamientos de estas niñas, a mi me viene una tremenda sensación de asco. Y cuando me doy cuenta de que ese partido político tan popular y que cuenta con tantos adeptos y votantes puede gobernar el país, lo que me entra es miedo, me acojono. Entenderás ahora por qué estoy ascojonado.

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jueves, 3 de septiembre de 2009

Ascojonado / 2


En el semáforo en el que ocurrieron los hechos suelen parar dos individuos vestidos como de rockeros, con unas greñas lacias y canosas que le cuelgan hasta los hombros, con muchas tachuelas y cueros, calzando unas botas, tanto en verano como en invierno, y con unos brazos profusamente tatuados en colores. Deben tener gran afición a respirar el aire puramente contaminado propio de la Gran Vía madrileña, pero en el momento del episodio sólo estaba allí uno de los dos. Lucía anillos de color plateado en todos los dedos y unas uñas crecidas y marrones que me hicieron desviar rápidamente la mirada y preferir la visión de la chica gritona o, incluso, de la guardia de seguridad, ya ausente. El tipo echó un paso adelante y con la intención de que la pequeña que había gritado la oyera, le dijo: “Oye, chica, vaya cojones que tienes ¿eh?”. La chica parece que no lo oyó, porque más bien estaba a otra cosa.

La chica iba con una compañera un poco más alta, con un tatuaje en el escote y un blusón sobre el pantalón. Su cara me llamó la atención porque no supe distinguir con nitidez si correspondía a un chico o a una chica, aunque probablemente fuera vestida de chica. Cuando, por fin, el semáforo se abrió, las dos cruzaron con paso acelerado. En una calle que desembocaba a esa altura la esperaban su presunta hermana y otra más, discretamente semiescondidas y supuestamente con el botín en las manos. Las recibieron con enorme alegría, como si hiciera mucho tiempo, al menos unos tres o cuatro larguísimos minutos, que no las hubiesen visto.

La técnica la he presenciado yo en otra ocasión en la Puerta del Sol y es muy simple. A está paseando y B le roba algo que rápidamente le entrega a C. Éste sale corriendo con el botín, pero B se queda allí para que A crea que es él el que tiene lo que le ha robado. B, ante la exigencia de A de que le entregue lo que le acaba de quitar, pone cara de ofendido y reacciona a gritos contando una historia mentirosa en la que él dice que no ha hecho nada y en la que le echa en cara a A el atrevimiento de insinuar que ha sido él quien le ha robado. Los gritos de B tienen que ser bien sonoros y su actitud, muy agresiva, de forma que A quede sorprendido, bloqueado, estupefacto y hasta asustado. El botín ya estará lejos, tanto más lejos cuanto más dure el discurso histriónico que B le esté escupiendo en las narices a la pobre víctima.

Como se puede observar, la maniobra consiste en sustituir la verdadera realidad por una sonora y llamativa mentira, en construir una realidad falsa para ponerla en el lugar de lo que realmente ha sucedido. Lo real no es lo que ha ocurrido, sino lo que a mí me interese que haya ocurrido.

(continuará)

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Ascojonado / 1


No lo busques en el DRAE, que no lo trae. Pero terminarás comprendiendo lo que significa estar ascojonado.

Veníamos de tomar unos caracoles en La Huerta de Lleida e íbamos a comprar té a Bomec, una de las mejores tiendas de tés del mundo, en la calle de San Joaquín, perpendicular a Fuencarral. Caminábamos por la Gran Vía, a la altura del edificio de Telefónica. Hacía el calor de la mediatarde de un día de mucho calor en Madrid. Por la calle paseaba bastante gente, como casi siempre ocurre en la Gran Vía.

Íbamos a cambiar de acera cuando en la zona de espera del semáforo oímos uno gritos y un cierto alboroto. Lo que vimos fue a una guardia de seguridad de un establecimiento enfrentada a una chica joven, de menos de veinte años y más baja de estatura que la guardia. Aquélla vestía bastante bien, sin rotos ni zurcidos, y la guardia llevaba una porra y correajes y botas y escudos por la camisa, pero la chica joven le estaba gritando desde debajo de su barbilla de una manera desaforada e intimidatoria, con la misma firmeza y la misma convicción con la que una actriz puede estar representando el papel de su vida. Le decía: “A mi hermana no la tocas ¿eh?” “Tú no eres quién para tocar a mi hermana” “Tú eres una hija de puta”. Y en cada frase, la fuerza que le suministraba al grito hacía que sus talones se alzaran unos centímetros del suelo. La presunta hermana estaba ya en la acera de enfrente y los coches estaban circulando ya por la calzada. La guardia de seguridad, atónita, como indefensa y sin saber qué hacer, miraba desde arriba a la joven que gritaba. No sé si pasaría por su cabeza la idea de agarrar a la chica por la nariz y llevarla al establecimiento o si pensaría en pedir refuerzos para doblegar al enemigo. El caso es que, como parecía que no sabía qué hacer, no se atrevió a hacer nada, salvo proferir una especie de amenaza del estilo de “Vas a ver tú ahora” y dirigirse al interior del local en el que ejercía sus desconocidas e inoperantes funciones. Luego, desapareció.

(continuará)