Ayer en Madrid, en el Desfile del
Orgullo LGTB, hubo un espectáculo enorme, una fiesta cívica llena
de color, de alegría, de belleza, de libertad y de frescura.
Homosexuales, heterosexuales, transexuales, bisexuales y otros
colectivos reivindicaban un trato de igualdad para todos, algo que en
el siglo XXI debería ser ya algo resuelto y una costumbre
normalizada. No es así, sin embargo, y todavía la reacción adversa
de parte de la sociedad -y de parte de los poderes, también- les
hace sentir orgullo de ser como son. El gran valor que hay que
reivindicar en todos los aspectos sociales es el de la igualdad, el
de las igualdades. La única manera de resolver bien los conflictos
que se originan en la convivencia social es echando mano del criterio
de igualdad. No sé si alguna vez llegaremos a ver esto.
Una cosa sí me gustaría dejar clara
hoy aquí. Ayer en las calles de Madrid había una multitud enorme de
gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, heterosexuales y quizás
alguien más. Pero no nos equivoquemos. A pesar de todo el montaje
vistoso y alegre que contemplamos y en el que participamos, en la
calle no había más que personas. Personas. Todas y cada una.
Ten pensamientos cariñosos esta noche
para quienes quieras. Seguro que hasta sientes menos calor
acordándote de aquellas personas que necesitan tu cariño. Buenas
noches.