Entrevistada hoy en Boulevard de Radio Euskadi por Miriam Duque e Iñigo Lejarza.
El lugar por antonomasia donde se suelen tener las relaciones sexuales de forma mayoritaria es la cama.
Pero hacerlo siempre en el mismo sitio puede hacernos caer en la rutina, la monotonía y en la inhibición del deseo sexual...
Una fantasía que se constata estadísticamente muy frecuentemente, es la de tener sexo en lugares públicos: el mar, la playa, la piscina, el monte etc.
En ella subyacen ciertos componentes exhibicionistas; es decir, suele haber un deseo consciente o inconsciente de ser observad@ y eso produce excitación.
Asi mismo, dado que normalmente la sexualidad se circunscribe al ámbito de la intimidad, excita el riesgo y el peligro de ser sorprendid@s al transgredir y traspasar esos límites sociales al sacarla a lo público.
Es importante hacer al menos una mínima evaluación de las consecuencias de esas conductas en lugares públicos, porque se pueden producir problemas legales o de reprobación social.
Y como con todas las demás fantasías, tiene que haber siempre un consenso entre la pareja; y si un@ no quiere, no debe realizarse.
Y si en vez de hacerlo puntualmente, comienza a convertirse en una práctica sistemática e imprescindible para producir deseo y excitación, constituiría una parafilia.
El "dogging" es una práctica de origen británico que tiene que ver con el sexo en lugares públicos pero con desconocid@s y con componentes exhibicionistas y voyeur; ya que mientras un@s hacen, otr@s miran...
En conclusión, la sexualidad es fuente de salud; y las fantasías la potencian y la enriquecen, siempre y cuando sean equilibradas y libremente consensuadas.