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miércoles, 13 de noviembre de 2013

Lo que veo cuando miro. Una Botella en la basura.





Madrid huele mal. No se sabe si el mal olor procede de las basuras esparcidas por la capital hace ya una semana o porque se concentra ahí el procedente de las administraciones de casi toda España. La señora que ocupa la alcaldía, doña Ana Botella, la esposa del señor Aznar, expresidente del Gobierno, ha dejado en manos de la empresa privada, con la que externalizó el servicio, y de los sindicatos la solución del conflicto, si bien el Ayuntamiento que ella rige cobra religiosamente las tasas correspondientes. La señora Botella, asumiendo plenamente el modelo rajoyniano de estarse quieto para salir bien en la foto, no hace nada, salvo quitarse de encima burdamente las acusaciones que le vienen de todas partes, incluido el extranjero. La señora Botella tiene ya demostrada sobradamente su incapacidad, y si la dignidad fuera una de las cualidades que adornasen su personalidad, ya se habría ido a su casa o a donde le pareciera bien, pero habría dejado ya su puesto en la alcaldía, en el que se autoniega y se autoelimina, mostrando que no hacer nada es su única función de regidora.

La incapacidad y la irresponsabilidad de la señora esposa de Aznar ya han quedado manifiestas en varias ocasiones, pero tales cualidades deben ser extensibles, para ser justos, a quienes pusieron en ese puesto a tal aficionada al ejercicio del poder. Así, el señor Gallardón, actual ministro de Justicia -¡otro horror!- y conocido derrochador máximo del reino, que dejó sin dinero a la ciudad para varios años, fue el que la situó en su lista electoral en el número dos, que, como todo el mundo sabe, va a continuación y detrás del número uno, de tal manera que sucedió lo que tenía que suceder, o sea, que le sucedió en cuando el señor Gallardón tuvo la oportunidad de ascender cumpliendo el principio de Peter, cosa que constituyó un suceso muy feo, dadas las pocas dotes que hasta entonces había mostrado la señora del dos y la sospecha siempre presente de que ocupaba el puesto por ser quien era y estar casada con quien lo estaba, esto es, el señor Aznar. De manera que la responsabilidad de la señora Botella debe ser compartida también por el señor Gallardón.

Pero tan causante del desaguisado debe considerarse a quien la puso en semejante e inapropiado lugar como a quienes la sostienen. Porque esta señora tiene un equipo -en realidad, los jueces la han obligado a cambiarlo ya en varias ocasiones, dada la calidad y limpieza de algunos de sus integrantes- que no parece que haga nada por ayudarle a salir del agujero político en el que se encuentra. Tan responsable es el equipo, entonces, como la jefa, incapaces todos ellos de dar lugar a algo sensato en donde están, salvo cobrar y privatizar, disparates que frecuentan como lo único que saben hacer.

Y esta señora, por otra parte, pertenece a un partido que, fiel a la consigna de su actual máximo jefe, mira todo él para otro lado. Si tuviera que hacer un dibujo del grupo de políticos que integra este PP que sufrimos, yo los pondría a todos en formación militar, con la misma vestimenta, cada uno llevando el paso a su manera, que para eso son neoliberales, pero todos mirando no al frente, sino hacia otro lado, todos con cara de suficiencia y quitándose displicentemente la caspa del hombro, como símbolo de su actitud ante cualquier crítica o ante la menor protesta. Eso sí, todos rodeados de una buena colección de policías dispuestos a salir en su defensa en cuanto uno de ellos, muy señalado también, diera la orden. De manera que el partido que la mantiene en el cargo es tan responsable como ella de los desaguisados que hace y mantiene la señora Botella.

Y, por último, sus votantes. ¿Qué verían en ella sus sagaces votantes? ¿Sólo votaban a Gallardón? Mal hecho. Actualmente se vota una lista, no a un cabeza de lista, y ya se veía venir que el señor Gallardón iba a salir pitando de la alcaldía en cuanto pudiera. Además, no se les oye protestar y tengo la impresión de que en cuanto puedan volverán a repetir la maniobra.

El caso es que estamos rodeados y mangoneados por incapaces, que nos están apestando la vida, estropeando la existencia y destrozando el país. Malos tiempos para la lírica. Buenas tardes.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Huelga y manifestación 14N



Lamento mucho tener que hablar así, pero es lo único que puedo extraer de la experiencia.

La huelga debe de haber sido un éxito, porque el PP ha dicho por todos los medios que ha sido un fracaso.

La manifestación debe de haber sido multitudinaria, porque el PP ha dado unas cifras ridículas, con las que una vez más nos ha tratado a los ciudadanos como si fuéramos ciegos y tontos.

No sé si llegará un día en el que podamos creer a nuestros gobernantes.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Mirando por la ventana. El 14N: huelga.




Una huelga es un acto cívico de protesta y de solidaridad. Si queremos entender lo que significa una huelga, hay que partir del convencimiento de que la naturaleza, la vida y el mundo son de todos, no sólo de los ricos y de los poderosos. Los derechos, esas capacidades y posibilidades que tenemos simplemente por ser seres humanos, son también de todos, y no sólo de los ricos y de los poderosos. Estamos viviendo una crisis que nos está ocultando la realidad de un cambio de sociedad que sólo beneficia a los ricos y a los poderosos. Sin darnos mucha cuenta, estamos asistiendo a una revolución que intenta que los ricos sean más ricos y que los poderosos tengan más poder. Y todo ello a costa de la mayoría, especialmente de los más pobres. Se está gestando una injusticia social de magnitud mundial que se concreta en casos individuales y colectivos cercanos y sangrantes. Los ricos y los poderosos no parecen entender que la igualdad forma parte también de los derechos humanos. Ellos se han acostumbrado a mirar sólo la libertad, porque saben que cuanta más riqueza y cuanto más poder tengan, más libertades pueden disfrutar, pero los demás queremos, además, igualdad. Queremos igualdades concretas y libertades concretas.

En la situación actual, tan grave y con una gravedad tan generalizada, no cabe otra postura ética que la de protestar. Algunos sentimos la necesidad de protestar, pero todos, no sólo algunos, deberían ser conscientes de que hay que protestar. A todos nos va la vida en ello. Nos están quitando los derechos y nos están cambiando la vida y nuestro mundo y, ante eso, no podemos quedarnos quietos.

Y hay algo más. Hay mucha gente que está sufriendo como consecuencia de esta revolución de los ricos y de los poderosos. Hay mucha gente que lo está pasando mal. Se resienten la educación, la sanidad, los sueldos, los precios, las libertades... Y las personas más desfavorecidas lo acusan en mayor medida. La solidaridad real o, al menos, simbólica con estas personas es lo menos que una conciencia humana debe manifestar. No se puede estar en estos momentos del lado de los ricos ni de los poderosos, sino de los pobres y de los que están viviendo mal a causa del desigual reparto de la riqueza y del mal uso del poder.

El 14N es una jornada de huelga de protesta y de solidaridad en la que entiendo que deberíamos participar todos, porque de todos es el mundo y la vida, y no sólo de los amantes de la codicia ni de los adictos al poder. Así que, por mi parte, ¡todos a la huelga!

jueves, 29 de marzo de 2012

Huelga


Creo que una forma de amar y de ser elegante hoy es hacer huelga general.


Es una forma de amar porque no sólo se quiere un sistema laboral mejor para uno, sino también para todos, para los demás.


Es una forma de ser elegante porque lo que se pretende es crear un mundo en el que podamos estar como seres humanos, no como esclavos explotados y sin derechos.


Hoy no pongo ninguna fotografía en este post, como símbolo de que estoy en huelga.

jueves, 6 de octubre de 2011

¿Huelgas o manifestaciones?




Me parece claro que el objetivo principal de la política educativa de las administraciones del PP es el desmantelamiento y el debilitamiento de la enseñanza pública para proceder a su privatización, cosa que presentarán, no como su real conversión en un negocio rentable ideológica y económicamente, sino como el remedio necesario para mantener una enseñanza a la que puedan acceder todos, etc., añadiendo aquí toda la sarta de falacias con que suelen encubrir esta maniobra.

Este objetivo lo tengo claro. Lo que ya no tengo tan claro es cuál es la mejor manera de luchar contra esta estrategia tan burda y tan dañina para los ciudadanos. Hasta ahora creo que hay dos procedimientos para articular esta necesaria reacción: las huelgas y las manifestaciones en la calle. Me parece, aunque algo me hace no estar seguro del todo, que las huelgas no son el procedimiento más eficaz, en las circunstancias actuales, para salvar la escuela pública. La estrategia de los políticos del PP pasa por crear una mala imagen de la enseñanza pública, en donde cualquier detalle de calidad esté ausente: hablan de profesores vagos, dan pocos fondos, obligan a dar afines a profesores que no siempre están capacitados para ello, etc. En este contexto, las huelgas, las decisiones de no hacer actividades extraescolares, las propuestas de aprobados generales y las medidas de este tipo pueden, en el fondo, colaborar, a los ojos de los padres, a crear esa imagen sin remedio de la enseñanza pública que quiere el PP. Hay muchos ciudadanos que entienden que la educación debe ser pública y que debe tener calidad, pero si entre unos y otros destrozamos la visión que los padres tienen de ella, ¿no corremos el riesgo de que poco a poco los alumnos vayan desviándose hacia la concertada o hacia la privada, huyendo de una enseñanza pública demasiado deteriorada? Mi temor es que, si además de los recortes que nos impone el PP y que perjudican gravemente la educación pública, nosotros la dañamos más con huelgas al estilo tradicional, no sé si al final vamos a conseguir algo positivo o, por el contrario, vamos a empeorar la situación.

Lo cual no quiere decir, ni mucho menos, que haya que quedarse de brazos cruzados. Sería mucho más partidario de las movilizaciones en la calle. No se daña con ellas la educación de los alumnos, que no tienen la culpa de tener estos gobernantes tan chatos de mente, se expresa de manera clara una protesta y se hace que todo el que contempla la manifestación se plantee el tema. Posiblemente le haga más daño a la administración una manifestación que una huelga. Y le sale también más cara, porque el dineral que se están embolsando con las huelgas seguro que no va a revertir en la educación. Más bien financiarán alguna propaganda o se la entregarán a la privada, vete a saber.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Huelga general





Siendo realista y siendo consciente de que la situación de los trabajadores ha empeorado en todo el ámbito capitalista global, creo que hacer en el momento actual una huelga general contra Zapatero no va a tener otro efecto que el de hacerle un favor, de rebote, a la alternativa, al PP. No soy tan ingenuo como para pensar que con el PP en el poder la situación estaría mejor. Estoy convencido más bien de lo contrario. Llevo un montón de años soportando las condiciones laborales que impone el PP en mi Comunidad Autónoma y no se le ha ocurrido a nadie hacer una huelga general. No moveré un dedo para que sea el modelo del PP el que se imponga en España. De manera que no voy a hacer la huelga.

martes, 8 de junio de 2010

Huelga


Con independencia de razonamientos macroeconómicos o microeconómicos, de si la crisis es global o no, de si es básicamente financiera, de si el responsable absoluto de la misma es Zapatero o son los mercados internacionales, de si el problema que vivimos es político o económico, no voy a participar en la huelga de hoy. Sobre todo, porque en las épocas malas nunca he entendido que un funcionario sea el más indicado para hacer una huelga, y porque esta huelga va a ser interpretada como una protesta contra el gobierno socialista de Zapatero y a favor de su hipotética alternativa, el PP. Este partido está integrado por los defensores de la insaciable ideología neoliberal que originaron esta crisis, por gentes que tienen una necesidad patológica y excesivamente interesada de poder y que son partidarios fervientes del “todo vale” con tal de que manden ellos. ¿Alguien cree que si gobernaran ellos no hubiesen tomado medidas aún más duras? Somos miembros de la Unión Económica Europea y en toda Europa se están tomando medidas y ajustes parecidos, incluso después de que lo haya hecho el que siempre improvisa. No veo en Europa reacciones del tipo de la española. Cuando hay que elegir entre lo malo y lo peor, yo no voy a hacer nada para que lo peor salga fortalecido. Ni ética ni políticamente encuentro razones para ir hoy a la huelga. Así que a trabajar.

De todas formas, la situación es tan sumamente compleja y mi opción tan llena de dudas y oscuridades que no quiero dar a entender que mi postura es ajena a la dura situación que vivimos. Sobre todo, la que viven los no funcionarios.