El domingo pasado citaba Juan Cruz en su
blog una frase de
Francisco Duque, psicólogo del Hospital Gregorio Marañón, que me parece muy digna de ser tenida en cuenta y de ser meditada. Dice así:
La peor enfermedad del ser humano es la certeza.
La certeza es un estado psicológico de un sujeto. No dice nada de la realidad, sino sólo del grado de convicción que tiene un sujeto sobre algo que ha experimentado sobre la realidad. Alguien puede estar muy cierto, por ejemplo, de que 2 más 2 son cuatro, pero también puede estarlo de que el hombre es superior a la mujer y de que, por tanto, tiene más derechos.
A mí también me parece que la certeza es la peor enfermedad posible. Bush, por citar un caso claro, no sabía que en Iraq había armas de destrucción masiva, sino que estaba cierto de ello. Y, basándose en esa certeza, hizo lo que hizo y pasó lo que pasó.
La certeza es la afirmación rotunda de sólo una de las posibilidades, con la consiguiente exclusión de todas las demás. Es la opinión de un ser humano que se considera una especie de superser humano. Es la divinización chulesca del propio punto de vista y la condena de cualquier otro. Muchas veces es también una demostración de debilidad de alguien que necesita autoafirmarse ante los demás, olvidándose de cualquier posible riesgo de hacer el ridículo. Es, socialmente, una burda manifestación de falta de elegancia. Es una absurda renuncia al carácter social que, por naturaleza, tiene el ser humano. Es una expresión de desprecio a los otros seres humanos como fuentes de aprendizaje. Es una enorme fuente de errores. La certeza es, en fin, la negación de lo que es un ser humano.
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