ROSA:
Tomado del nombre de la flor, en latín ya era rosa.
Es un semicultismo, pues debería haber evolucionado a ruesa,
pero por prestigio de la palabra la evolución se detiene. La palabra
rosa se encuentra prácticamente en todas las lenguas indoeuropeas:
en las latinas, en las lenguas eslavas, en las germánicas
(compitiendo con pink),
en griego (rhodon)
e incluso en las lenguas bálticas.
VIOLETA
o violado, como NARANJA o anaranjado o como ROSA o rosado, también
MORADO, derivan de la flor o fruta del mismo nombre. El origen del
nombre naranja fue explicado en estas páginas a propósito del
nombre de la fruta. El origen de violeta es el nombre de la flor en
latín, viola.
Es homónimo (es decir, igual pero de orígenes distintos) de viola,
violín... que sí comparten raíz con vihuela.
En griego la flor violeta se llama íon,
y de ahí deriva la palabra yodo, por su color violeta.
BEIS (¿Quién lo escribe así, aunque venga en el Diccionario? Yo es la primera vez que lo escribo en mi vida): Está tomado del francés beige. Significa el color de la lana cruda, sin teñir. La palabra es de origen oscuro, y, entre otras teorías, hay una muy dudosa, pero curiosa, según la cual vendría de baetica, la lana de la Bética, actual Andalucía.
FUCSIA:
Proviene de Leonhard
Fuchs,
botánico alemán del S. XVI, por el que recibe el nombre la flor
llamada fucsia.
Y
así podríamos seguir y seguir con muchos otros colores (púrpura,
del griego pórfiro;
carmesí
del catalán y este del árabe qarmazî
y este del persa, que viene del nombre de un gusano, en latín
vermis;
añil,
del nombre árabe de la planta nîl,
de origen persa o sánscrito, etc. etc., etc.). El espectro solar es
uno, pero las zonas acotables, y susceptibles de recibir un nombre,
tienen infinitas posibilidades.