He oído decir al Sr. Güemes, cuando
ha hablado de que dejaba su puesto en el Consejo de Unilabs, que
creía haber perdido algo de libertad en la defensa de sus ideas y de
sus profundas convicciones. Yo creo que esto lo ha aprendido -si es
que lo ha aprendido- el Sr. Güemes, a la fuerza, porque no ha tenido
más remedio o porque ha sido obligado desde algún foco de poder
político o empresarial. En todo caso, parece que esto lo dice el Sr.
Güemes porque para él el valor supremo -y, quién sabe, si único-
es el de la libertad, entendida como una capacidad individual de
hacer lo que le dé la gana, sin mirar las consecuencias para los
demás ni, por lo que se ve, para él mismo. Lo que le faltaría al
Sr. Güemes por aprender es que en muchas ocasiones hay que renunciar a algo de su adorada libertad porque, por encima de ella,
están la igualdad y la justicia, por encima de su excelsa
persona está la colectividad, y por encima de la política y del
dinero, está la ética. Pero dudo mucho de que el Sr. Güemes sea
capaz de entender estas cosas, porque es como si perteneciesen a un
idioma que no hubiera hablado jamás.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
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martes, 15 de enero de 2013
viernes, 11 de enero de 2013
Güemes y la estética
Hoy ha saltado la noticia del tipo del
PP, Güemes, que se lo ha montado divinamente para enriquecerse con
un servicio que debería ser, como lo era, público. Lo ha anunciado
la SER y también lo ha comentado. Pero yo me he quedado de piedra
cuando una comentarista esta mañana ha dicho, sin que nadie le
objetara nada, que el asunto era legal, pero que “estéticamente”
a ella no le parecía bien. Y lo repitió: “estéticamente”. Este
tema es impresentable, pero desde el punto de vista de la ética, no de la estética. Y hay que hablar claro para no confundir más a la ciudadanía. Estos tipos son unos golfos porque carecen de la mínima ética
racional y democrática. Usan lo que sea y como sea para conseguir
beneficios y se quedan tan tranquilos. Eso es un muy serio problema
ético. ¿A qué viene aquí meter aquí la estética, como si esta
maniobra fuese sólo “fea” y no una inmoralidad? Vamos muy mal.
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