Siéntate en un lugar cómodo o pasea por un espacio tranquilo.
Quítate de la mente los problemas que te preocupen.
Baja los hombros.
Intenta sonreír, aunque no tengas motivos: la mente te relaja igual con una sonrisa que con una mueca de sonrisa.
Respira hondo.
Procura sentirte sosegado.
No pierdas de vista que tu vida está llena de personas que interactúan contigo.
Y pregúntate:
¿A qué he venido yo a este mundo?