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viernes, 30 de enero de 2015

Los viernes, etimologías. Pene, pincel, penicilina


Obra de Guillermo Pérez Villalta


PENE. Ya en latín se decía penis. Parece ser que en un nivel muy antiguo, en latín arcaico, penis significaba rabo, cola en general, sin especificar. Es decir un caballo o un perro tenían dos penes, el de delante y el de atrás. En latín clásico penis ya se refería al de delante, y se empezó a usar cauda, cola, para el de atrás.

No es que me haya dado por ponerme soez, no es esa mi intención, de verdad. El tema del sexo está muy sometido a los tabúes lingüísticos, como la religión, la muerte u otros temas. La rodilla se llama rodilla y ya está, y el codo, codo. Pero el pene no, el pene tiene montones de nombres, unos soeces, otros humorísticos, otros solo para los niños, otros cuando hay confianza, otros médicos,
etc. Y además varían con las épocas, y dependen de países, y a veces hasta de regiones. Yo soy de un pueblecito del centro de Castilla y cuando era niño, nadie decía polla, solo se decía picha, polla lo he conocido ya muy mayor, y parece que es un término restringido a España, que en Hispanoamérica no se usa con este significado.

Pene es el nombre genérico, el más neutro, pero no está exento de cierta represión. Etimológicamente hay una hipótesis que plantea que puede derivar de pesnis, y que esa s fácilmente pudo aspirarse en pehnis y después desaparecer. Van apuntando a un posible origen de esa raíz pes-, como onomatopeya del sonido de la micción, del acto de mear, vaya. Ese psss que es origen de pijo,
picha, del francés pisser, orinar, catalán pixar, italiano pisciare, inglés to piss... Curiosamente el castellano no ha creado un verbo, lo que decimos es hacer pis, o más finamente pipí. En una entrega de estas etimologías, hace meses, ya aludí (al hablar de pollo, repollo, pollino y hasta pupila, 20-6-14) al término polla, basado en la comparación del pene con un ave. Pajarito es un término
usado también en Hispanoamérica, y en inglés existe el término malsonante cock, gallo. Ya Catulo (s. I a. C.) escribió un famoso poema sobre el pajarito, delicia de su amada Lesbia, y contando que estaba muerto, que desde la Antigüedad se ha leído con media sonrisa, sospechando su doble sentido, porque Catulo es el más procaz y obsceno poeta que pueda haber, siempre hablando de la
mentula, término coloquial en latín, para lo mismo.

De otra raíz es carajo, que también significa pene, catalán carall, portugués caralho, gallego carallo, también muy extendido su uso en Perú, en Colombia... En Brasil caralho es muy obsceno. Dice Corominas que nunca se sabrá su origen. Lo que es curioso es el gran número de eufemismos que produjo: caray, caramba, cáspita..., y que actualmente carajo en España ya no suene obsceno.

Vamos a obviar, por hoy, otras denominaciones, como falo o miembro viril.

PINCEL. Viene del latín penicillus, pequeño pene, penecillo. La palabra entra en el castellano desde el catalán. Es el mismo origen que el del inglés pencil.

PENICILINA. Según cuentan, Fleming estaba estudiando en un laboratorio la bacteria llamada estafilococo y una placas que había dejado al irse a unas vacaciones de tres semanas, las encontró a su vuelta invadidas por un hongo, que descubrió que inhibía la vida de la bacteria. Resulta que el hongo al microscopio tiene forma de pene y se llama penicillium notatum. Así que el antibiótico

descubierto, que cambió el curso de la historia de la Medicina, fue llamado penicilina. Lo que demuestra la gran importancia del pene en nuestras vidas.