En un principio existía en España el
bipartidismo. Luego, se creó la idea de que los dos partidos que
existían eran lo mismo y que había que acabar con el bipartidismo.
Se dijo que lo que había era viejo y que había que dar entrada a lo
nuevo, dando por descontado que lo nuevo era ya bueno. Ingenuamente
pensé que lo que se pretendía era que apareciera un pluripartidismo
y que esta pretensión llevaría aparejada una voluntad de crear
pactos que hicieran gobernable el país. Se rompió el bipartidismo y
aparecieron múltiples partidos, unos más exigentes que otros, unos
con más deseos de pactar que otros. Alguno de los partidos era tan
exigente que, a pesar de tener una minoría que, benévolamente
mirada, podía llegar a la quinta parte de la cámara, exigía que el
país fuera gobernado con sus particulares criterios, pasando por
encima de los del resto de partidos. Era como si prácticamente estos
no existieran. Lo que parecía ser nuevo fue pronto evolucionando
hacia lo viejo y, aunque no llegaba a identificarse con ello, iba
manifestando vicios muy antiguos. Parecía que la inicial guerra
contra el bipartidismo no era para que apareciera el pluripartidismo,
sino para que irrumpiera un monopartidismo protagonizado por ellos.
La exigencia era de tal fuerza que no les importó arriesgarse a que
de nuevo pudieran mandar los que habían generado la situación que
se estaba viviendo. Con independencia de la existencia del resto del
país, que, lamentablemente, pensaba y votaba de manera distinta a
ellos, querían que se gobernara como a ellos les parecía bien. No
les importaba demasiado tampoco que se contradijeran con frecuencia,
que rompieran por su cuenta las negociaciones, que la democracia
sufriera con su actitud y que el posible pacto entre varios fuera con
ellos una misión imposible. Era como si su razón se pudiera y se
tuviera que imponer, por ser suya, por encima de las demás razones.
Así el país ha ido pasando del desgobierno al imposible gobierno.
Un trabajo bien hecho.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
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domingo, 10 de abril de 2016
miércoles, 13 de mayo de 2015
Lo que veo cuando miro. El partido único
Comenzaron queriendo echar abajo el
bipartidismo. Pensé que pretendían una situación a la italiana,
con varios partidos que se las ingenian para gobernar, aunque cuando
lo consiguen dure poco la legislatura. Yo no le veía la gracia ni la
eficacia a la medida, pero era esto lo que decían.
Cuando pensaba que lo que buscaban era
un pluripartidismo, empezaron a difundir que PP y PSOE eran lo mismo.
Supongo que lo decían porque con un gobierno europeo dominado por el
neoliberalismo de la derecha y por los ricos del Fondo Monetario y del Banco Central, en ningún país se
puede ser alegre y libremente de izquierdas. Véase lo ocurrido en Francia y
lo que está ocurriendo en Grecia. El PSOE se vio obligado en su momento a hacer
concesiones para que España no fuera intervenida y eso lo
interpretaron como que pretendía lo mismo que el PP. ¿Qué hubiese
podido hacer otro partido de izquierdas en el poder?
Ahora que el PSOE ha ganado las
elecciones en Andalucía, se trataba de que Podemos demostrara
que lo que querían era pactar, llegar a acuerdos, hacer posible un
gobierno en un contexto pluripartidista. Pues, por lo que se ve, no hay
manera de pactar. Parece que con vistas a las elecciones no se puede
ceder nada ante el PSOE, después de haberlo puesto a parir tan
duramente. Si Podemos lo hace, es posible que piensen que en un
electorado con poca experiencia de pactos -igual que ellos- perderían
credibilidad.
Yo creo que poco a poco van poniéndose
las cosas algo más claras. Hoy he visto en el muro de una seguidora
de Podemos la imagen con la que ilustro este comentario.
Resulta que al PP hay que tirarlo a la basura, y al PSOE, también.
Lo de acabar con el bipartidismo, en realidad, quería decir que
había que acabar con los dos partidos principales. ¿Para qué? Pues
parece evidente que para ponerse ellos, que traen lo nuevo y la
solución a todos los problemas. Acabar con el bipartidismo no era
entrar en un pluripartidismo, sino en un monopartidismo, en el de su partido.
Y esto sí que me parece francamente
peligroso. De partidos únicos yo no quiero saber nada, que ya la
historia nos ha mostrado lo que dan de sí. No me extraña que muchas
personas sencillas les tengan miedo. Espero que este experimento siga
bajando en las encuestas y en las votaciones, porque no me imagino
nada bueno con ellos en el poder.
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