El problema fundamental de la vida es un problema ético.
¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano?
¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
Hay que convencerse cada día: no
podemos venirnos abajo, pase lo que pase.
Hay que aprender a quitarle
importancia a lo que la vida nos ponga delante, a relativizarlo y a
hacer lo que haya que hacer de la mejor manera posible.
Vivir
consiste en luchar, en crecer y en subir. Y, a ser posible, con
alegría.
Vivir consiste en ir construyendo una
escalera. Los cimientos deben ser las libertades y las igualdades.
Los escalones deben ser lo suficientemente anchos como para quepamos
todos y todas. La escalera debe ser de subida. No vale construir, en
lugar de la escalera, un pasillo que no suba a ninguna parte y que
deje el mundo como está. No vale tampoco, por supuesto, que la
escalera sea de bajada hacia esos inframundos en donde no encontramos
ni libertades ni igualdades. La tragedia de cada ser humano es que,
con suerte, logrará ver construidos sólo unos pocos escalones.
Buenos días.
Ni un paso atrás. En medio de los
éxitos y de los fracasos, de los errores y de los aciertos, del sol
y de la lluvia, del amor y del desamor, de la suerte o de la
desgracia, hay que subir cada día un escalón. Siempre hacia arriba.
No sabemos hacia dónde nos llevará la escalera de la vida, pero
siempre hay que subir. No hay que pararse nunca ni mucho menos bajar.
Cada día un escalón. Hacia las alturas. Buenos días.