Nacido en Alemania, pero desde joven en Francia, JACQUES OFFENBACH estrenó “Orfeo en los infiernos” (1858). El público se sorprendió de una parodia tan irrespetuosa con la mitología, y una sátira contra los dioses griegos que se interpretó como sátira contra el gobierno de Napoleón III. También se reía de los anteriores Orfeos serios, los de Monteverdi o Gluck, que el público recordaba con respeto. Pero lo más sorprendente fue que el galop final de la obertura fuera adoptado como banda sonora en los cabarets para los bailes “picantes”. Y así es como acabó llamándose popularmente “Cancan” a esa pieza de esta ópera.