El espejo engaña. Lo hace siempre, no
lo olvides. Todos los días te paras delante de él y el muy
mentiroso te hace ver que estás igual que ayer y que el día
anterior, que nada ha cambiado, que es como si te hubieras parado y
que nada en ti va a peor. Es todo mentira. La verdad es que el tiempo
nos acompaña constantemente, que el tiempo nos va devorando y que
termina acabando con nosotros. Por eso creo que lo mejor es no
hacerle caso a las mentiras que te cuenta el diabólico espejo y
vivir como si fuera lo último que fuéramos a hacer cada día. La
vida es como una piscina, a la que hay que lanzarse y nadar, antes de
que se acabe el agua. Si no lo hacemos, no nos vamos a enterar de que
estamos vivos todavía. Buenas noches.