Optó por defender al estúpido y su vida se llenó de estúpidos y de una tristeza que disimulaba con estupideces. Luego, optó por defender al ordinario y su vida de llenó de ordinarios y de una tristeza que disimulaba con ordinarieces. Más tarde, optó por defender al justo y se quedó solo, pero alegre y sin tener que disimular.