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viernes, 21 de octubre de 2022

Lo nuevo y lo bueno

 


Conviene que cada uno tengamos nuestras propias ideas, racionalmente argumentadas, dialogadas y confrontadas con quienes no piensan como nosotros. Pero nuestras ideas, por ser nuestras, no deben ser consideradas las únicas posibles, ni las que todo el mundo debe tener, ni, mucho menos, las definitivas. Estas peligrosas aspiraciones se derivan de esa educación cercana al fascismo que se nos coló en la escuela y en la familia por muchos resquicios. Tan importante como tener ideas argumentadas y debatidas es mantenerse abierto a lo nuevo, a lo diferente. Estas son las mayores fuentes de riqueza que nos propone la vida, pero también las ocasiones de recobrar la frescura, la alegría y la esperanza. Solo hay que tomar una precaución: lo nuevo, por ser nuevo, no vale nada. Mientras no lo pasemos por el filtro de la razón y sepamos descubrir en ello la nueva idea válida, que mejora las que ya teníamos, lo nuevo no será nada más que algo nuevo, pero no necesariamente bueno.

sábado, 31 de julio de 2021

Despiste



 

Tienen que estar muy despistados para preferir que les gobierne un fascista a alguien que pretende el bien de todos. O quizá sea que ellos no pretenden el bien de todos, sino solo su propio bien, y su despiste les lleva a creer que se lo va a proporcionar el fascista. No despiertan ni viendo lo que está ocurriendo con la sanidad pública, ni con la educación, ni con las mujeres, ni con los inmigrantes ni con quienes tienen una orientación sexual diferente. Cuando les toque a ellos, van a seguir estando dormidos.


viernes, 7 de mayo de 2021

¿Saben los madrileños?




¿Saben los madrileños en qué consiste la libertad?

¿Saben los madrileños las consecuencias de entender mal la libertad?

¿Saben los madrileños que más allá de uno mismo hay más personas?

¿Saben los madrileños que el fascismo llama a la puerta hablando de libertad, pero nunca de igualdad?

¿Saben los madrileños qué es el fascismo?

¿Saben los madrileños cuáles son las consecuencias de privatizar lo público?

¿Saben los madrileños lo que cuesta salir de una enfermedad seria en la sanidad privada?

¿Saben los madrileños la diferencia entre tener una situación acomodada y ser rico?

¿Saben los madrileños que el neoliberalismo crea grandes masas de pobres y un grupito de muy ricos?

¿Saben los madrileños lo que es no tener para comer?

¿Saben los madrileños en qué consiste votar pensando y no odiando?

¿Saben los madrileños a quién van a odiar ahora o esperan a que se lo digan?

¿Saben los madrileños a dónde lleva el odio?


domingo, 25 de abril de 2021

Fascismo, democracia, derechas e izquierdas



 

Deberíamos estar ahora debatiendo en Madrid las medidas concretas que proponen los diferentes partidos políticos para mejorar la sociedad. Sin embargo, el peculiar nivel cultural en el que estamos y la disruptiva intervención de agentes no democráticos han simplificado exageradamente la situación y la han reducido a un absurdo “o conmigo o contra mí”. Con el ánimo de aclarar los conceptos básicos que están ahora en juego, acompaño una brevísima descripción de lo que creo que debería ser el punto de partida de una reflexión política concreta previa a unas elecciones.

Fascismo

Es un sistema político de carácter antidemocrático (las decisiones no se toman por votaciones democráticas, sino que proceden directamente de quien ostenta el poder), autoritario (la autoridad la ejerce directamente el poder, sin que tengan importancia la libertad ni la autonomía), totalitario (la libertad está controlada por el poder y éste se puede entrometer en todas las facetas de la vida), que fomenta el miedo o el odio a los diferentes, que cree que los adversarios son enemigos que conspiran contra el fascista en una guerra permanente, que considera que el fascista es superior a todos los demás, especialmente a las mujeres y a los extranjeros, y que utiliza los conceptos de raza (término que pertenece a la zoología y que no es de aplicación a los seres humanos) o de patria para enardecer a las masas.

Democracia

Es un sistema político en el que todos los ciudadanos tienen derecho a elegir a sus gobernantes y a controlarlos. En el ejercicio del poder se pueden alternar los diferentes partidos para evitar cualquier tentación de totalitarismo o autoritarismo. Es importante la división de poderes: legislativo (que ejerce el Parlamento emitiendo leyes), ejecutivo (que ejerce el Gobierno poniendo en práctica las leyes surgidas del legislativo) y judicial (que decide en los conflictos que surgen en el cumplimiento de las leyes). Los principales valores en los que se basa una democracia son las libertades de todos, la igualdad de todos, la no discriminación de nadie, el respeto a la Constitución y a los Derechos Humanos (civiles, políticos y sociales), la importancia de llegar a acuerdos y a pactos y el reconocimiento de los derechos de los trabajadores.

Ser de derechas

Las derechas las forman un conjunto de ideologías que tienen en común la defensa del individualismo (frente a los colectivismos), del conservadurismo (actitud de rechazo de los cambios sociales, económicos y políticos y del progresismo) y del carácter privado -no público- de las principales actividades económicas y sociales (servicios públicos, educación, sanidad, pensiones, etc., aunque no todos los ciudadanos tengan medios económicos para disfrutar de ellas). Los partidos de derechas defienden los intereses privados de un sector de la población. Últimamente, a partir de los años 70, son partidarios del neoliberalismo, que pretende la reducción al mínimo del Estado, potenciando las privatizaciones y la desregulación de la economía (eliminación de las normas que organizan las condiciones de trabajo).

Ser de izquierdas

Las izquierdas las constituyen las ideologías que defienden posiciones más colectivas (el conjunto de todos los ciudadanos es más importante que los individuos concretos), progresistas (propugnan el desarrollo de la sociedad hacia posiciones más justas y avanzadas) y públicas (el Estado debe velar por que todos puedan disfrutar de los servicios públicos, la educación, la sanidad, las pensiones, etc.) Las izquierdas no defienden intereses privados, sino que pretenden el bien común, que todos los ciudadanos puedan vivir con un mínimo de condiciones vitales satisfechas. Algunas izquierdas (comunismo) defienden el carácter público de los medios necesarios para producir los bienes. Otras admiten el sistema de producción capitalista, aunque sin el carácter de fuerte explotación que defiende el neoliberalismo, y ven necesario compensar las diferencias que se producen mediante un sistema de impuestos más justo (socialdemocracia).

Esto es lo que, en el fondo, está en juego en las elecciones de Madrid. Y lo que cada partido expone en sus programas, claro.

sábado, 24 de abril de 2021

Responderle a la fascista o no responderle



Hay una discusión sobre la conveniencia o no de responderle a la fascista maleducada que mandó ayer la ultraderecha al debate de la SER.
Cualquier demócrata consciente sabe que ser demócrata es ser antifascista. El fascismo no se tolera en ningún país civilizado. Nosotros estamos aún a medio hacer y por eso pasa lo que pasa. Lo lógico sería no responderle, tratar a los fascistas como si no existieran y procurar que se consumieran ellos en su propia salsa.
Pero la lógica muchas veces se queda en mera teoría, y la situación real que se dio ayer es que una fascista provocadora, sin humanidad y sin escrúpulos, quiso abusar del mecanismo democrático del debate para sacar rédito de su provocación, hacer que todo el mundo esté hablando de ella -muchos, mal- y que de esa forma estén todos haciendo gratis propaganda del fascismo.
Creo que quienes se merecen que se le responda a esta impresentable señora son los oyentes del debate. Es por aclararles las ideas a ellos por lo que habría que haberle contestado, aclarando qué es la democracia, qué es un debate democrático, por qué hay que condenar las amenazas de muerte y por qué era intolerable su actitud en el acto. Una vez hecho eso, creo que habría que hacerle el vacío y tratarla como si no existiera, porque de hecho, como demócrata, no existió.
Me conformaría con que los oyentes se dieran cuenta real de lo que se nos vendría encima si esta fascista llegara al poder. Ya con la otra de la derecha extrema hemos tenido un adelanto.

miércoles, 21 de octubre de 2020

Fascismo




 Un demócrata es, por definición, un antifascista.

Un fascistas es, por lo que dice y por lo que hace, un fascista.

No hay medias tintas.


domingo, 27 de septiembre de 2020

Las Pandoras de la pandemia


 Muy interesante el artículo de Siri Hustvedt, premio Princesa de Asturias de las Letras en 2019, titulado Las Pandoras de la pandemia. Puedes leerlo aquí.

jueves, 13 de agosto de 2020

Vivir merece la pena




Hoy la vida me pone delante una cifra, dos dígitos, que me intranquilizan, sobre todo, el primero de ellos. Todos los días son iguales, sin duda, pero algunos vienen con unas connotaciones que me hacen pensar y mirar: delante, detrás, dentro, a mi alrededor, la vida, la muerte, la existencia y su paisaje.


Yo nací en un mundo viejo, de ideas encorsetadas, lleno de mentiras creadas, de temores infundados, con mucho sitio para las órdenes sobre lo que había que hacer y pensar, y poco lugar para crecer, inventar y vivir. Era un mundo fascista, parecido al que intenta resurgir ahora, si bien aquel era más espiritualista y este tiene el ojo puesto en el dinero, pero ambos con la intención puesta lejos del ser humano, de todos los seres humanos, especialmente de quienes se veían y se ven impulsados a defender y proferir consignas viejas y mensajes burdos, mientras sus admirados jefes se llenan el bolsillo y hacen lo que les viene en gana.


Afortunadamente, comencé pronto un camino de separación de esa manera de estar en el mundo. Ese camino no lo he recorrido del todo, y no creo que nadie logre terminarlo nunca. Es mucho lo que uno tiene que quitarse de encima y, especialmente, es mucho lo que hay que descubrir, que valorar y que integrar en la propia vida, si uno entiende que merece la pena.


Así que los dos dígitos me asaltan cuando queda mucho por hacer. No lo he descubierto todo -sería imposible-, no lo he hecho bien todo -nadie podría- y sólo creo que tengo una buena voluntad. He descubierto que lo más importante es llegar a ser un ser verdaderamente humano, y que eso implica incluir en la vida unos valores, como la generosidad, la libertad, la justicia, la igualdad o el respeto, que hagan un mundo mejor para todos, no solo para unos pocos. En eso estoy.


Observo con pena, sin embargo, que estos valores son cada vez más despreciados o atacados, y que ciertas modas dirigidas maltratan al ser humano y al mundo con odios, privaciones de libertad, intentos de eliminar a los diferentes y faltas de respeto demasiado habituales. Eso hace que se me despierte la soledad, ese fondo de soledad que llevamos todos y que a veces la vida hace que se levante como si fuera una flor en primavera. Cuento con eso, y también con el cariño de quien me ha ayudado a vivir hasta ahora y de quienes se han preocupado por mí. Es la gran fuente de la alegría.


Aquí estoy, con mis dígitos a cuestas, intentando vivir humanamente mi humanidad, haciendo lo que puedo, intentando con éxito desigual pulir mis defectos, con ganas de ir hacia adelante, procurando tener el cuerpo aceptablemente sano y la mente fresca y abierta, y deseando crear un mundo bueno a mi alrededor que seguramente no veré, pero que es lo mejor por lo que merece la pena vivir. Porque, a pesar de todo, vivir merece la pena.

miércoles, 11 de diciembre de 2019

Buenos días. Democracia




La democracia no consiste solo en votar, sino en crear una sociedad justa, solidaria, respetuosa, en la que los ciudadanos sean libres y que tengan todos iguales derechos. Al fascista no le importa votar, pero no quiere una sociedad democrática. 

Buenos días.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Buenas noches. Cerca - lejos



Seres humanos somos todos. Habrá diferencias muy secundarias entre todos nosotros, pero todos somos seres humanos. Si esto no se acepta, es imposible una vida humana.

Habitualmente, cuanto más lejos se está de esta idea universal de ser humano, esto es, aplicable a todas las personas, más cerca se está de la falta de respeto a los demás, de algún tipo de fascismo que pretenda imponer unas ideas o una vida a los otros, como si fueran las únicas válidas.

Buenas noches.

martes, 25 de febrero de 2014

Lo que veo cuando miro. Hay fascistas




El fascismo habita entre nosotros. El fascista quiere sólo libertad para él, pero no admite que los demás ciudadanos puedan ser libres. Entiende el mundo sólo desde sus ideas, desde su poder y desde su dinero, pero no admiten que otros lo puedan entender de otra manera. El fascista le impone al mundo su manera de ver la realidad. El fascista no deja vivir al que no piensa como él. El fascista prohibe lo que no le gusta y obliga a todos a lo que a él le interesa.

Hay que avisar a los demás en cuanto veamos un fascista. La democracia, la sociedad en la que podamos vivir todos, peligra con los fascistas. Hay que ayudar a que los otros abran sus ojos para que puedan ver al fascista cuando aparece. Ya los fascistas originaron una guerra civil y un sufrimiento atroz que todavía dura. Hay que evitar que la historia se repita. En un país debemos poder vivir todos, no sólo los fascistas. Eres un ser libre. Debes poder ejercer tus libertades. Buenas tardes.

martes, 4 de febrero de 2014

Lo que veo cuando miro. Unión





En España cobra protagonismo cada vez más la policía. El fascismo va en aumento. La democracia, en regresión. Los gobernantes actúan como vulgares provocadores. El pueblo se va convirtiendo poco a poco en víctima. Cada vez sufren más seres humanos. Es necesario buscar la unión de los ciudadanos frente a esta agresión política y policial. Me parece que es muy importante encontrar esa unión. Buenas tardes.

martes, 24 de septiembre de 2013

Peste a fascismo




Huele a fascismo. Apesta a fascismo. Hay un hedor insoportable a fascismo. Tanto gobernar porque les sale de sus decretos. Tanto transformarse en meapilas a las puertas del Consejo de ministros. Tanto hacerle caso a esa señora alemana que ha ganado sus elecciones y que es muy responsable de lo que nos está pasando. Tanto hacerle daño al pueblo y tanto beneficiar a los amiguetes ricos. Tanta chulería la hora de no explicar lo que hacen. Tanto hacernos ver que ni tú ni yo contamos para nada, que son ellos los únicos que deciden. Tanto afirmar que lo único que vale es lo que le sale de los cerebros vacíos al Gobierno. Tanto quedarme yo embarazada y que sea el Sr. Gallardón quien decida qué hago yo con mi embarazo. Tanto que el 30% mande sobre el 100% en beneficio de un 5% (con la nunca bien ponderada colaboración especial de los abstencionistas). Tanto querer que nos muramos pronto para equilibrar el déficit. Tanto querer jóvenes tontos que no sepan nada de nada para que no descubran sus maniobras. Todo eso es fascismo. No te equivoques. Eso es fascismo. FASCISMO. Luego, no te quejes ni lo llames de otra manera. O te preparas mentalmente para defenderte o acabarán contigo.

lunes, 25 de febrero de 2013

No hay que tolerar el fascismo







Creo que hay que pararse un poco y dejar bien claro un asunto. La tolerancia es un valor muy humano y muy importante, siempre que se mueva dentro de unos límites marcados por los Derechos Humanos y por la democracia. Fuera de estos límites, un ser humano debe ser inequívocamente intolerante con todo lo que encuentre. Deberíamos tener adquirida ya la costumbre de denunciar y de protestar contra todo individuo que ensalce posturas antidemocráticas, irrespetuosas o que no respeten los derechos de todos los ciudadanos.

Dicho esto, parece cada día más claro que el PP está lleno de individuos fascistas y antidemócratas que se creen con el derecho de expresar sus opiniones en público sin que nadie les exija que se callen. Últimamente ha sido un individuo llamado Salvador Victoria, que, inexplicablemente, ocupa un puesto en el poder y cuyo ejercicio se paga con el dinero de los ciudadanos, el que nos ha insultado sin que su actitud haya sido convenientemente censurada. Posiblemente este individuo se crea que el poder es suyo y que tiene bula para decir disparates y para faltarle al respeto a los ciudadanos. Ha tenido la osadía, la falta de sensibilidad humana, la desfachatez ciudadana y el desparpajo en mostrar su escasa formación y su nula preparación para desenvolverse en la ciudad, al equiparar la protesta ciudadana del 23 de febrero con el golpe de Estado ocurrido hace años un día similar.

Este tipo de manifestaciones, hechas por personajes con poder político, deberían herirnos profundamente porque son un atentado contra nuestra dignidad y contra la convivencia pacífica de los ciudadanos. No deberíamos tolerar que un insensato asilvestrado como este señor dijese esas barbaridades insultantes en público y no le cesaran o no dimitiera. Deberíamos acostumbrarnos a gritar contra este tipo de comportamientos y contra todos aquellos que los encubren y que no reaccionan defendiendo a los ciudadanos. O despertamos o va a llegar un momento en que va a ser tarde.

No queremos a gente como Salvador Victoria en el poder ni a encubridores como Mariano Rajoy y su banda. Deberíamos tener claro que no debemos pagarle el sueldo ni darle el voto a estos enemigos de los ciudadanos, so pena que seamos como ellos.

jueves, 11 de octubre de 2012

Mirando por la ventana. Qué di WERT ido es WERT




¡Qué majo es este Wert! Me recuerda a esos alumnos de los que en las juntas de evaluación no se puede decir nada bueno, salvo eso tan estúpido y tan vacío de “pero es muy majo”.

Es posible que la presunta majeza de Wert radique en su simpleza, en que no tiene doblez, puesto que dice las cosas como las piensa. Bueno, mejor dicho, como le vienen a la boca. Habla Wert con una naturalidad y una franqueza que lo hacen un ser transparente, como si la nada se pusiera traje y corbata y empezara a disparar por la boca palabras con forma de graciosa estupidez.

Wert es el embajador de la derecha profunda, del fascismo avanzado, del pasado hecho presente, del futuro imposible, de la mancha ideológica expansiva y de la ineptitud convertida en Decreto-ley. Es el que nos muestra con más generosidad cómo es el fascismo neoliberal y por eso la ciudadanía debe estarle muy agradecida. Qué lejos de Wert aquel aluvión de eufemismos peperos que convertían el discurso en una especie de poema de baja calidad. O aquellas tomaduras de pelo de Rajoy de sí o no o vaya usted a saber o como usted quiera, qué quiere que le diga. Aquí, con Wert, está todo claro, porque en el PP, cuando quieren hablar claro, sí que lo hacen. Ahora ya sabemos que lo que quieren de verdad es ser fascistas, actuar como fascistas, que todo el pueblo trague con lo que ellos quieren. En el fondo están convencidos de que tienen la verdad, toda la verdad sobre todas las cosas. Y, claro, esa verdad la tienen que imponer a todo el mundo.

Esas verdades, que a veces suelta el PP y que la gente se toma luego tan mal, son, en todo caso, muy simples, muy sencillas, y todo el mundo las puede entender. Por ejemplo, viene una crisis mundial y se les mete en la cabeza que hay que zapaterizar la crisis. Todo el mundo debe saber -desean ellos- que Zapatero fue el artífice de la crisis, de la subida de la prima de riesgo, de la caída de la bolsa y de que los bancos dieran hipotecas hasta a quienes no las querían. Saben estos linces que machacando cada día en todas partes una idea, la gente acaba creyéndosela, con lo que se pusieron manos a la obra y consiguieron que muchos se creyeran -y aún lo creen- que todo esto se debe a Zapatero.

Ahora, el afán de imponer sus ideas a todo el que se mueva les lleva -y nadie más autorizado que Wert para proclamarlo en las ondas- a defender la idea de que hay que españolizar a los catalanes, que no saben lo que se pierden con sus afanes independentistas. No hay ninguna razón de peso que impida, por ejemplo, que un inculto se convierta en ministro de Cultura o que un cateto quiera dar clases de elegancia. Esto puede que explique esa manía pueblerina de creer y expresar que como el pueblo de uno no hay nada y que todos deberían copiar lo que se hace en el pueblo, porque es lo mejor del mundo y el resto de pueblos no valen un pimiento. Ya se sabe que los catetos son pesados, inoportunos y disparatados, pero son muy majos y eso los salva.

Wert, además, atesora esa impagable cualidad neoliberal de crear cortinas de humo en el momento más conveniente, aunque sea al caro precio de darle votos al adversario. Si la cosa económica se pone mal y se quiere que la ciudadanía no lo advierta, se saca a Wert a que haga una bufonada y todo el mundo se queda mirando hacia él, en lugar de contemplar lo que no se quiere que se contemple.

Nunca agradeceremos suficientemente a Wert las alegrías que nos aporta con sus cosas y la claridad con la que vemos a ratos en qué consiste el new deal neoliberal. Es incomprensible que pidan ahora que dimita. Este Gobierno no sería el mismo sin la figura siempre gratificante de Wert. Es más, deberían ascenderlo y que luciera todo su esplendor, por ejemplo, en la cartera de Asuntos Exteriores. Que el mundo vea a Wert. ¡Pero qué majo y divertido que es!

miércoles, 3 de octubre de 2012

Cómo dialoga el PP




Acabo de oír en la radio al presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, del PP, claro. Cuando le han preguntado que opinó Artur Más sobre lo que él dijo ayer en la Conferencia de presidentes, ha manifestado que el señor Más no contestó nada y que si lo hubiese hecho y hubiese dicho algo, él “hubiese seguido diciendo lo mismo”.

Este es el concepto de “diálogo” que usa el PP, o sea, una sucesión de monólogos, en los que lo que diga el otro no se oye o no se toma en cuenta, porque no se está dispuesto a conceder que el otro pueda tener algo de razón. Yo voy a lo mío, parece que dicen, y me da igual lo que pienses porque no te voy a hacer ni caso. Para ellos, el diálogo es un paripé, a veces necesario para guardar las apariencias, pero con el que, de entrada, no se quiere llegar a ninguna parte

Esta actitud con la que se trata al otro es la propia de quien practica la dictadura, el autoritarismo, el fascismo, la chulería, el desprecio y la cerrazón mental. Esta gente tiene el poder, pero sospecha que no tiene la razón. Por eso suelen huir de los periodistas, de la confrontación, del diálogo y de los pactos. No sé que pactos se podrían hacer alguna vez con gente de esta “calidad” intelectual y humana.

Y un aviso para todos pero, especialmente, para la juventud. Tiene que quedar claro que esto no es dialogar. Estas actitudes no son humanas, son rechazables éticamente y no conducen a situaciones positivas ni constructivas. Lo más importante del diálogo no es lo que se dice, sino la actitud de escuchar lo que dice el otro. Estos aficionados a la política, tan mal formados humanamente, deberían saberlo. Pero lo que quieren, sobre todo, parece que es mantener abierta la puerta del fascismo y de la dictadura.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Fascismo en la educación



Definir el fascismo es complicado, pero, más o menos, en el lenguaje común solemos entender por fascista a quien quiere imponer su visión del mundo a todos los demás e impide que los ciudadanos tengan parcelas de libertad en las que pensar, decir y hacer lo que crean oportuno. Es propio de un fascista no dejar hablar al que opina lo contrario de lo que él defiende, o impedir que se defiendan en público esas ideas, o prohibir manifestaciones de los adversarios, o querer que las únicas ideas que existan en la sociedad sean las que defiende el propio fascista.

Últimamente estoy detectando en el comportamiento de algunos políticos de la derecha unos ramalazos fascistas que me están empezando a preocupar y que me están creando una desazón muy desagradable. Desde el desprecio, el nerviosismo y la mendacidad con los que se expresan gobernantes y gobernantas de Madrid hasta expulsiones de la oposición en los plenos de algún Ayuntamiento o coacciones a funcionarios públicos. Esto es muy negativo para la salud democrática de los ciudadanos y supone una actitud que violenta la paz de una sociedad libre como la que se supone que es la nuestra.

Hoy me he enterado de otro ramalazo fascista en un terreno en el que ya era lo único que faltaba: en el de la educación. En algunos Institutos de Madrid se ha recibido una orden del máximo responsable de la Dirección de Área Territorial correspondiente prohibiendo que se expongan carteles informativos en los Centros y que se informe a los padres sobre la situación que en la actualidad están sufriendo sus hijos, esto es, los alumnos de esos Centros. Cabe suponer fácilmente que es el poder político el que transmite estas órdenes al citado responsable y que éste, para no perder la confianza depositada en él, las transmite puntualmente a los funcionarios de las escuelas. Pero lo que conllevan esas órdenes es una prohibición de la libertad de expresión y de reunión, un hurto del derecho de los padres a estar informados de la educación que reciben sus hijos y una injerencia de dudoso carácter democrático en el funcionamiento de los centros. Los Derechos Humanos sufren con estos comportamientos.

Esas órdenes, además, revelan una torpeza política desmesurada, propia de quien está acostumbrado a tomar por súbditos a los ciudadanos sin medir las consecuencias de lo que esa actitud puede producir. ¿Creen acaso los generadores de esas órdenes que los profesores no van a informar a los padres? Si no les dejan en los centros, lo harán en la calle, con lo que el elemento fascista se hará manifiesto. ¿Están invitando a que en lugar de carteles, los profesores y/o los alumnos y/o los padres hagan pintadas? Pues es posible que opten por esa salida. ¿Quieren así rebajar la tensión que se masca en los centros? Pues van listos. Nunca vi a tantos profesores tan desmotivados, tan sin ganas de hacer algo que merezca la pena y que suponga el tradicional esfuerzo extra que suelen desarrollar como este año.

Muchos tenemos la impresión de que quieren cargarse la enseñanza pública. Pero lo alarmante es que no les importa si lo hacen cargándose de paso el comportamiento democrático. Hay que andarse con ojo.

jueves, 6 de enero de 2011

El simple


El simple no tolera el movimiento ni el cambio. Siente la necesidad de controlarlo todo y en cuanto se mueve algo o alguien, anda preguntando ¿de dónde vienes? ¿a dónde vas? ¿qué vas a hacer? ¿qué has hecho? El simple cree, en su ignorancia, que puede gobernarlo todo. El peligro está en que de este simplismo molesto e infrahumano al fascismo hay sólo un pequeño paso. Y esto, en las pequeñas distancias, es mortal. Y en las grandes, también. Mata la vida y a las personas.


jueves, 10 de diciembre de 2009

Víctor Jara

Escucha esta preciosa canción. Es de Víctor Jara, un cantante chileno que fue torturado y asesinado por el régimen fascista de Pinochet.





Y ahora, si quieres, lee esto. Sabrás lo que ocurrió.

Escucha y lee para conocer, pero, por favor, no odies.
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