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viernes, 21 de junio de 2024

Es la vejez



 

No es la edad, sino el declive, la vejez, que no siempre van parejos en la vida.

Es la vejez la que dificulta que aceptemos lo que la vida nos pone por delante. La no aceptación de una contrariedad nos causa sufrimiento. Su aceptación nos relaja.

Es la vejez también la que nos pone trabas para que no logremos adaptarnos a unas circunstancias nuevas. La vejez pretende que nos anclemos en el pasado, que haya más distancia entre las ideas pasadas y la realidad presente. La no adaptación es también otra causa de sufrimiento.

Ambos sufrimientos se pueden evitar. Piénsalo despacio.

sábado, 20 de enero de 2024

Vejez

 





Cuando los años acumulados empiezan a ser demasiados, es propio del hombre prudente retirarse de la primera fila, sobre todo, si no se ha podido o no se ha querido adaptarse a los nuevos tiempos, siempre cambiantes. Quien con muchos años encima se ha quedado parado en un lugar vital, debe quedarse allí a meditar su vejez, pero no debe hacerlo en la primera fila, porque lo único que logrará será que unos pocos se paren también antes de tiempo y que la mayoría le invite a callarse o a quedarse en su casa.

viernes, 22 de septiembre de 2023

Imprevisibles

 




Lo trajeron a este mundo, como a todos. A él, pero no a todos, le trasmitieron cuatro o cinco ideas y otras tantas cosas que había que hacer, porque las consideraban valiosas, y que él instaló a su gusto en su mente. Luego fue viendo, escuchando y viviendo otras experiencias, y pensando otras ideas, que fue encajando también en su mente, aunque la mayoría de ellas eran muy diferentes de las que le habían dado inicialmente como buenas. Criticando y renovando poco a poco los valores y las actitudes que se iban formando en su mente transcurrieron muchos años.

Un día triste y gris en su mente tuvo lugar un motín callado, pero intenso. No es que le aparecieran dudas; lo que emergieron en sus siempre afanosos pensamientos fueron negaciones, caídas de valor, roturas y desapariciones. Lo que había descubierto a lo largo de su vida y que consideraba importante de repente ya no le valía. A sus amigos no les había ocurrido lo mismo, pero él sufrió un apagón en sus criterios, una relativización de casi todo lo que consideraba valioso y una sensación de desnudez, como si el ropaje que había exhibido durante toda su vida ya no le valiera.

Retornaron a su mente, sin él buscarlas, las cuatro o cinco ideas que le habían inculcado en su infancia para que organizara su vida, y volvió a pensar si conservaban su valor. Lo consultó con quienes tenía cerca, aunque nadie mostró entusiasmo por aceptar sus propuestas. Sin embargo, a él le convencían cada vez más. Notaba que ideológicamente -y ahí incluía su visión de la política, de la religión, de la relación con los otros y hasta del fútbol- comenzaba a experimentar unos vaivenes que poco a poco se iban convirtiendo en cambios de rumbo, aunque eso se advertía mucho más desde fuera que desde su propia conciencia. Al poco tiempo estaba irreconocible. En sus palabras cobraba fuerza lo que nunca la tuvo, y, en cambio, lo que consideró siempre valioso fue perdiendo importancia. Se le oía hablar y ya no era él, sino otro.

Nadie supo explicarse la evolución que sufrió, que él no notaba demasiado, pero que los demás advertían sorprendidos. Lo perdí de vista y me quedé con las ganas de saber cómo habría terminado sus días, si como el niño que fue y al que parecía que quería volver o como el adulto que también fue, pero del que renegó al final. Lo único que quedaba claro es que tanto la mente como la vida son imprevisibles.    


lunes, 7 de agosto de 2023

La vejez

 




La vejez, cuando llega y la dejamos entrar, nos suele encerrar en un paraíso feliz, pero irreal. Construimos un relato que nos resulta satisfactorio, aunque esté construido con ladrillos de mentiras o de inventos, y lo defendamos como a nuestra vida. Si contamos en qué consiste ese paraíso, alguien lúcido y joven, tenga la edad que tenga, se dará cuenta de que tal escena no es más que un cúmulo de disparates irrealizables. No podemos perder el contacto con la razón ni con la realidad ni dejar de luchar para cambiarla. Cuando esta actitud racional con sentido la sustituimos por algún paraíso inventado, hemos perdido la juventud.



jueves, 18 de mayo de 2023

Envejecimiento




Tengo la impresión de que en este país las mentes envejecen mucho antes que los cuerpos. Es necesario un ciclón de aire fresco, de vida amable, de alegría colectiva, de ilusión visible, de ganas de vivir en un mundo bueno.


jueves, 21 de julio de 2022

Lo normal




Lo que vemos, lo que miramos, lo que escuchamos, lo que leemos, lo que pensamos y lo que hacemos van creando en nuestra mente lo que cada uno de nosotros considera normal.

Si limitamos nuestra normalidad a lo conocido, a lo de siempre, y, encima, por algún extraño motivo, lo consideramos lo único, entonces nuestra normalidad se hace pobre y nuestra vida envejece.

Si nos diéramos cuenta de que el mundo no ha parado nunca de evolucionar, de que, como dijo Heráclito hace ya muchos siglos, todo cambia y nada permanece, entonces abriríamos el campo de la mirada, escucharíamos más opiniones y no consideraríamos absurdamente una opinión como la definitiva, la única posible, la que todo el mundo debería admitir.

Si no queremos ser viejos antes de tiempo, deberíamos someter a una continua crítica lo que cada uno consideramos como lo normal.

domingo, 5 de junio de 2022

Envejecer




No hay que envejecer. 

Puede que el cuerpo te falle. De hecho, desde los treinta y cuatro años el cuerpo va a peor, pero eso no es envejecer, es una característica de la vida. Envejecer es otra cosa. 

Es abandonarse y no seguir aprendiendo, sobre todo, a vivir. 

Es encerrarse en las propias ideas, incluyendo los prejuicios, lo fácil, lo que has defendido por tradición, aunque sean auténticos desvaríos. 

Envejecer es darle la espalda al mundo de la calle, renunciar a su conocimiento para poder criticarlo, pero con argumentos racionales llenos de tolerancia. 

Es renunciar a la búsqueda constante de la belleza, la alegría y la bondad en lo que se vive en cada momento. 

Es seguir queriendo tener siempre la razón. 

Es no preguntar, sino afirmar siempre, pontificando y mostrándose en posesión de la única postura admisible. 

Es no buscar. 

Es encerrarse. 

Es empecinarse. 

Es cerrar el ángulo de la mirada. 

Es perder la sonrisa. 

Es caer en el individualismo, en el egoísmo. 

Envejecer es no darle importancia a las normas, a las leyes, gracias a las cuales podemos vivir en sociedad. 

Es no escuchar. 

Es no tener en cuenta al diferente. 

Es ir por la vida juzgando, en lugar de comprendiendo. 

Es renunciar a seguir construyendo la propia vida teniendo en cuenta las circunstancias de la situación en la que se vive. 

Y es olvidarse de que se puede envejecer a cualquier edad.

viernes, 16 de julio de 2021

La vejez



 

La vejez es el estancamiento.

La vejez es defender que la realidad no es la realidad, sino mi realidad, que es la única que existe y la única que vale.

La vejez es ser cada vez más inútil, pero no darse cuenta de que se es.

La vejez es fortalecer la voluntad -los deseos- y debilitar la razón -los argumentos.

La vejez consiste en creer que solo vale lo que uno piensa.

La vejez es renunciar a aprender como la manera más idónea de vivir.

La vejez consiste en considerar a los demás como tontos, como incapaces de pensar.

La vejez consiste en hacer las cosas como el viejo las ha hecho durante toda la vida, cerrándole la puerta a cualquier novedad, no porque sea mala, sino porque es nueva.

La vejez no es un asunto de años, sino de mentalidad, de apertura de mente, de sentirse aún en el camino y de convencerse de que no se ha llegado a ninguna meta.

Pueden ser viejos los jóvenes, los adultos y los mayores.

Se pueden tener muchos años, pero no ser viejo, sino anciano.

Los ancianos son sabios, prudentes, respetuosos y siguen queriendo aprender.

Se puede ser viejo en cualquier profesión, por muy alto que sea el estatus de quien la practica.

Todos deberíamos aprender a situarnos en un segundo plano en cuanto empezara a aparecer en nuestras vidas algún síntoma de vejez.

Los viejos pueden hacer mucho daño.

miércoles, 28 de abril de 2021

Vejez



 

Cuando era joven, quería cambiar él y cambiar el mundo, porque no le gustaban ninguno de los dos. Pero pronto envejeció, y entonces ya no quería cambiar él, y prefería que el mundo se quedara como estaba.

miércoles, 3 de marzo de 2021

Ciudadanos del mundo




 Comes en un lugar, pero posiblemente trabajes en otro, y duermas en otro diferente. Puede que tu familia esté repartida en varias ciudades, lo mismo que tus amigos. 

En realidad, tu mundo abarca mucho más que el lugar en el que naciste o en el que tienes tu residencia. Tu mundo, nuestro mundo, no debería tener límites, porque la vida no los tiene, ni el ser humano, tampoco. Cuanto más reduzcamos los límites en los que nos movemos o entre los que concebimos la realidad, más pobre será nuestra vida. Me refiero no solo a los límites físicos, sino también a los mentales, a los ideológicos y a los que intentan cerrar nuestra manera de contemplar el mundo y de aceptar todo lo que es diferente de nosotros. 

Somos seres que estamos siempre por hacer. El mundo está permanentemente por hacer. La vida está, por definición, por hacer. Si caemos en el tremendo error de pensar que hay algo que ya está hecho del todo, será porque la vejez, quizá algo prematura, nos ha dejado abierta la puerta de la infelicidad y, como ingenuos fracasados sin saberlo, hemos entrado por ella. 

El ser humano es un eterno aspirante a ser ciudadano del mundo -no solo del pueblo ni solo de una nación-. Ninguna frontera, de ningún tipo, debe penetrar en nuestra mente. Cada día tenemos el compromiso vital de crecer en la consecución de esa ciudadanía, aunque estemos convencidos de que al final nos quedaremos en el camino.

domingo, 28 de febrero de 2021

No hay que leer

 


No hay que leer. Lee sólo si te da la gana, si te apetece, si te lo pide la vida, pero si no lo haces, no te quejes luego de que estás hecho un viejo porque no aprendes nada, de que te has quedado antiguo porque la frescura y la juventud te han abandonado ni de que te noten a la legua, en cuanto hablas, que no lees. Es una opción, no una obligación.

lunes, 11 de enero de 2021

La vejez



 Una de las características de la vejez es que se empequeñece la amplitud del campo de las ocupaciones y las preocupaciones vitales. Las pocas de ellas que quedan suben de intensidad, a veces, de manera muy llamativa y poco equilibrada. Esto no ocurre de forma tan notoria en la ancianidad, que mantiene una actitud mental joven, pero sí en la vejez, que alberga una mente cerrada y ajena a la realidad.

Pero a la vez que decae el número de temas que ocupan el tiempo de las personas viejas, aumenta la simplificación en la manera de abordarlos. Toda la inmensa complejidad de la realidad queda reducida en estas personas a sus aspectos más llamativas o a los que les suscitan más interés, olvidándose de todos los demás. Es por eso por lo que la opinión de los ancianos, que mantienen la mente joven y abierta, es útil para las personas y para la sociedad. En cambio, la de los viejos no suele ser más que una invitación a la comprensión y a la compasión. Y recordemos que se puede ser viejo a cualquier edad.

martes, 14 de julio de 2020

El viejo



Llegó el viejo con su cargamento de certezas absolutas, de verdades definitivas, de afirmaciones inapelables. Ni una sola duda nublaba el firmamento limpio de sus ideas fijas. Había llegado a la cima del conocimiento y el convencimiento firme había logrado que sus palabras fueran siempre acompañadas de una media sonrisa de superioridad y de una seguridad propia solo de los que se creen elegidos por la sabiduría. No escuchaba. No necesitaba escuchar. No le interesaba lo que decían los demás, porque toda la sabiduría estaba ya depositada en él. Era una sabiduría rebosante la que creía albergar en su mente. Si alguien osaba relatar alguna historia, pronto era interrumpido por el viejo para indicar que eso que oía era como lo que él había vivido en alguna ocasión, o que tenía un relato más interesante que el que comenzaba a expresarse o que la explicación sobre el imaginario problema que creía oír era la que él tenía. Era imposible expresar algo que tuviera más de diez palabras estando él presente. Nunca decía nada con la suficiente entidad como para truncar el discurso del otro, pero lo truncaba. Siempre tenía razón. Siempre creía tener razón. Nunca los demás habían llegado a las cimas de conocimiento que él había alcanzado. 

Cualquier objeción, por muy argumentada que estuviera, la convertía en una ocasión para volver a expresar sus ideas definitivas. Era frecuente que los demás no estuvieran contando fielmente el relato que habían iniciado, lo cual era un motivo ineludible para que lo hiciera él con toda perfección. El viejo ni escuchaba ni dejaba hablar, ni aprendía ni enseñaba nada, ni expresaba nada interesante ni permitía que alguien dijera algo atractivo. Era parecido a un cuchillo que ya no corta ni aunque se afile, a una flor que ya perdió su lozanía, al cuadro sin calidad que el autor quiere mostrar como magnífico, a la nada cubierta por envoltorios llamativos, pero sin valor.

El viejo no tenía mucha edad, pero es que con los muchos años lo que aparece es la ancianidad. La vejez, en cambio, es un estado mental en el que se paran las máquinas, en el que alguien cree que ha llegado al culmen de su desarrollo, en el que la búsqueda deja paso a la repetición, en el que el cambio deja paso a lo inmóvil, en el que la evolución deja de tener sentido y la aspiración se limita a la conservación, en el que el otro se reduce a una excusa para mostrarse a sí mismo. La vejez puede llegar a cualquier edad. Se puede ser anciano y, a la vez, no ser viejo. Se puede ser viejo sin llegar a ser anciano. Al viejo se le ha muerto la mente antes de tiempo y ahora espera sin deseo que se le muera el cuerpo.

viernes, 10 de julio de 2020

Vivir


La imagen puede contener: planta, árbol, exterior y naturaleza




Nos vamos a morir, pero antes hay que vivir. Vivir es inventar, crear. Inventar constantemente y crear constantemente. Inventarse y crearse. La rutina aparece cuando, en vez de crear, repetimos una y otra vez machaconamente, obsesivamente, los mismos mantras, los mismos gritos, los mismos golpes que damos contra nuestra mente y que salen rebotados hacia las mentes de los demás. La rutina es la antesala de la vejez y de la muerte.

Hay que inventarse la vida a cada instante y hay que aprender lo necesario para que esa vida inventada sea satisfactoria para uno mismo y para el resto de personas de nuestro mundo.

sábado, 9 de febrero de 2019

Buenas noches. Viejos



Cuando un desafortunado viento mortal ha logrado que nuestras opiniones se hayan transformado en verdades absolutas, entonces hemos roto los lazos que nos unían al mundo en el que habitamos y nos hemos vuelto de repente viejos. 

Buenas noches.

sábado, 8 de diciembre de 2018

Buenas noches. Preguntas




Si tienes más preguntas que respuestas, es que no has llegado todavía a la meta. Y eso significa que, tengas la edad que tengas, eres joven. Intenta buscar las respuestas y hacerte preguntas nuevas. 

Buenas noches.

miércoles, 3 de octubre de 2018

Buenos días. Normal



Lo que todos consideran normal lleva dentro de sí la semilla de la vejez. 

Buenos días.


lunes, 3 de septiembre de 2018

Buenas noches,. Visita



Inesperadamente aparecieron. Mostraban un trato afable, simpático y risueño. Pronto se pronunciaron sobre alguna novedad, expresando con mucho desparpajo su descalificación rotunda y su defensa intensa de lo de toda la vida. Aprovecharon la primera oportunidad que tuvieron para mostrar las bondades de los miembros de su familia, hicieron alguna pregunta sorprendente e impertinente y, con el deseo de que el futuro fuera como el pasado, se fueron. Eran dos viejos de mediana edad.

Buenas noches.

miércoles, 27 de junio de 2018

Buenas noches. Angustia




Lo que me preocupa no es tanto la muerte como la vejez. 

Buenas noches.