La vejez es el estancamiento.
La vejez es defender que la realidad no es la realidad, sino mi realidad, que es la única que existe y la única que vale.
La vejez es ser cada vez más inútil, pero no darse cuenta de que se es.
La vejez es fortalecer la voluntad -los deseos- y debilitar la razón -los argumentos.
La vejez consiste en creer que solo vale lo que uno piensa.
La vejez es renunciar a aprender como la manera más idónea de vivir.
La vejez consiste en considerar a los demás como tontos, como incapaces de pensar.
La vejez consiste en hacer las cosas como el viejo las ha hecho durante toda la vida, cerrándole la puerta a cualquier novedad, no porque sea mala, sino porque es nueva.
La vejez no es un asunto de años, sino de mentalidad, de apertura de mente, de sentirse aún en el camino y de convencerse de que no se ha llegado a ninguna meta.
Pueden ser viejos los jóvenes, los adultos y los mayores.
Se pueden tener muchos años, pero no ser viejo, sino anciano.
Los ancianos son sabios, prudentes, respetuosos y siguen queriendo aprender.
Se puede ser viejo en cualquier profesión, por muy alto que sea el estatus de quien la practica.
Todos deberíamos aprender a situarnos en un segundo plano en cuanto empezara a aparecer en nuestras vidas algún síntoma de vejez.
Los viejos pueden hacer mucho daño.