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jueves, 23 de abril de 2020

El balcón





Salió al balcón. Desde allí podía ver el patio y los cinco pisos de la casa donde vivía, el muro que la separaba de las casas contiguas y las partes altas de algunas otras lejanas. Se situó en la esquina. Puso una mano en cada lado del ángulo de la barandilla. Miró al frente, llenó de aire sus pulmones y le gritó al mundo:

—¡¡¡¡Me abuuurrrooooooooo!!!!

Yo me he aburrido pocas veces, pero la comprendí. En una situación tan anormal como esta creo que es mejor intentar comprender a todo el mundo: lo necesitan y no ganamos nada discutiendo en medio del cansancio.

La desocupación y el abuso de la televisión pueden producir hastío y aburrimiento. Por eso procuro estar ocupado, la televisión la pongo para echar una cabezada en la siesta, con lo cual me entero de poco, y he seleccionado algunos libros para sumergirme en ellos. Os dejo aquí unas páginas, que me parecen deliciosas y que nos pueden hacer huir del aburrimiento. Son de “Cien años de soledad”, de García Márquez. Estoy releyendo este libro. Nada más abrirlo, me quedé helado. En la segunda página pone que lo compré en 1974. Somos tiempo, y esto no son solo palabras. Somos minutos, días, horas, años que tenemos que llenar de vida, solo de vida, nada más que de vida. Y hay veces en las que sentimos a flor de piel que los muchos años duran un instante y que los instantes que pasan no se recuperan.

En cierto modo me gustaría ser como este libro que leo ahora. Tiene la portada un poquito rota por los lomos y no tiene el aspecto de que acabe de salir de la imprenta, pero se mantiene bien. Por dentro las páginas han adquirido ese agradable y sereno color amarillento, quizá levemente marrón, que parecen mostrar su edad, y ese olor a sosiego, a experiencia tranquila, a paz. Esas páginas, después de tantos años, aún pueden leerse, todavía sirven para lo que las hicieron, mantienen su mensaje, su utilidad, su capacidad para hacer pensar, para generar sueños y para transportarnos a mundos distintos al nuestro.

Siempre me gustó hablar con ancianos. Disfrutaba tirándoles de la lengua para que contaran sus historias, su visión de las cosas, sus convicciones o sus miedos. Me hacían pensar y muchas veces he lamentado no haber tomado notas de lo que oía. El papel escrito permite un ritmo más personal que las palabras oídas. Estas te imponen su propia cadencia y, por otra parte, suelen caer en el olvido o en la pérdida de matices. En cambio, el papel se mantiene y nos deja entrar en contacto con él a nuestro aire, nos deja ser sin obligarnos a nada y regalándonos siempre algo. Por eso siempre leo y agradezco a la vez lo que la lectura me da. Soy lo que he leído y lo que me queda por leer.

Me gustaría que quien gritó lo que le ocurría desde el balcón, en medio de su soledad, leyera esto, por si le ayudaba, pero me temo que no va a ser así.

martes, 23 de enero de 2018

Amaia Bakaikoa. La importancia del aburrimiento.



Entrevistada hoy en Boulevard de Radio Euskadi por Miriam Duque.
Aburrirse puede ser el preludio de la creatividad.
Pero en nuestra sociedad el estar sin hacer nada tiene muy mala prensa; y parece que tenemos que estar ocupad@s haciendo algo sin descanso para no sentirnos culpables.
Y, sin embargo, las grandes ideas y proyectos suelen surgir en los momentos relajados; porque la creatividad requiere de tiempo y tranquilidad para que del cerebro puedan fluir pensamientos y deseos.
Tendemos de forma equivocada a programar con actividades constantes todo el ocio de l@s niñ@s. Pero son ell@s por sí mism@s l@s que cuando se aburren pueden empezar a generar ideas o acciones creativas que les saquen del tedio. 
Y necesitan que se les permita la oportunidad de hacer cosas sol@s e inventar planes y objetivos que nazcan de ell@s como un juego libre, imaginativo, no estructurado ni impuesto.
También las personas adultas deberíamos ser conscientes de que vivimos en una sociedad muy impulsiva que nos lleva al acto de forma compulsiva y ello nos genera estrés y ansiedad.
Y deberíamos reflexionar y concienciarnos de que actividades contemplativas como permitirse pensar y sentir, son funciones humanas vitales que florecen cuando no hacemos nada aparentemente productivo.

viernes, 9 de junio de 2017

Buenas noches. Riego




La vida es lo más alejado del tedio, del aburrimiento, de la rutina. 

Vivir es crear la vida cada día, no recrear lo que ya está vivido. 

El campo de la creación se riega con soledad y con silencio. 

Buenas noches.

viernes, 5 de agosto de 2016

Buenas noches. Días sin



Unos días sin leer ni escribir. Unos días como si estuviera manco, o ciego, o seco, como si tuviera que ejercer de inútil. He visto estos días más televisión que en varios años y he comprobado que está fatal, que entontece, que aburre. Por lo menos, me aburre a mí. Ha sido como si me hubieran metido a la fuerza el mes de agosto en la cabeza. Ha sido como si quisiera hacer crecer hierbas verdes y lozanas y sólo me saliera paja amarilla, ya cortada y empacada. Una nueva primavera parece que va brotando. Menos mal. Estaba ya empezando a consumirme. Me he echado de menos. Os he echado de menos. Querer ser y no poder es duro, lastimoso y castrante. Ya parece que cambia el viento. 

Buenas noches. Besos y abrazos.

miércoles, 1 de mayo de 2013