El capitalismo neoliberal, con todas las dimensiones en las que está incrustado, está destruyendo el clima, las mentes y la humanidad de las personas. Toma distancia y lo comprenderás.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
El capitalismo neoliberal, con todas las dimensiones en las que está incrustado, está destruyendo el clima, las mentes y la humanidad de las personas. Toma distancia y lo comprenderás.
No es lo mismo el frío invernal que el aire fresco. El frío invernal te pide un abrigo, y con él se diluye. El aire fresco afecta a la mente y te pide muchas cosas, quizá demasiadas, quizá excesivas. Hay que mirar con mucha frecuencia para otro lado, hay que callar cada vez en más ocasiones, hay que tener pensamientos alternativos para que no te asalten los que tienes en la mente, de nada vale hablar si no te escuchan o no te comprenden, es mejor no estar atento a lo que ocurre, porque lo que ves es que la selva se va instalando poco a poco en la ciudad. La naturaleza tosca y bruta le va ganando terreno a la finura de la cultura humana. El aire fresco alivia, pero no cura. Yo ya me conformo con el aire fresco.
A mí no me gusta confundir al ser humano con la tecnología. Si me paro a pensar en lo que veo, me doy cuenta de que la tecnología ha avanzado mucho, una enormidad. Ahora algunos podemos vivir más cómodamente, más fácilmente, incluso más tiempo. Pero la humanidad que ejercitamos y mostramos al vivir ¿ha crecido en la misma proporción? ¿Desarrollamos ahora más valores humanos que antes, más valores constructivos? ¿Somos cada vez mejores seres humanos? ¿Vivimos más alegres ahora o tenemos que buscar diversiones, huidas, todos los días para ver si sobrellevamos mejor la vida? ¿Vamos creando con nuestra actuación cotidiana un mundo mejor?
Tener cultura no consiste en saber muchos datos, dar bien las clases, dominar la química del carbono, ser especialista en el arte renacentista o poder curar enfermedades. Eso es estar instruido, ser un erudito en alguna materia.
Tener cultura es saber vivir como un ser humano, creciendo como persona, procurando el bien de todos y practicando el respeto, la generosidad y todos los valores, siendo libre y procurando que todos sean libres, creando las igualdades entre todos y no molestando a nadie.
La gran amenaza para el mundo y para sus habitantes es la incultura, el aumento del número de ciudadanos que no saben vivir como seres humanos ni les preocupa saberlo. No hablemos ya de quienes adoptan la responsabilidad de no dejar vivir a los demás como seres humanos.
En mi opinión esto es lo que está ocurriendo, y cada vez más.
O despertamos y procuramos acudir a la liberación de la cultura o caemos en las tinieblas mortecinas de las esclavitudes, de la mediocridad ordinaria, de las dictaduras interesadas y de la brutalidad.
En cada momento de la vida hay que optar en esta alternativa.
El cerebro es el órgano más importante de nuestro cuerpo, y es muy desconocido. Ahí radican nuestro conocimiento, nuestra voluntad, nuestra memoria, nuestros sentimientos, nuestras emociones, nuestro pensamiento, nuestros deseos y todo lo que suponga una decisión, consciente o inconsciente, que afecte a nuestra vida. Hay veces que me gustaría poder entender algunas decisiones que salen de ciertos cerebros.
Hace unos días estaba en la terraza de un bar. Era de noche y había luz eléctrica, pero no demasiada. La calzada estaba especialmente poco iluminada. Noté que pasaban patinetes y bicicletas, pero todos, salvo uno, sin luces, ni delante ni detrás. Casi no se les veía. Pasaba también, de vez en cuando, algún individuo con esa música repetitiva a todo volumen en el coche y circulando a bastante más velocidad de la permitida y de la prudente. Me imaginé que en algún momento podría haber una desgracia. Pensé en lo que les habría movido a los seres humanos de los patinetes y las bicicletas a circular en esas condiciones.
Me contaron que un señor se había puesto las dos primeras dosis de la vacuna de la Covid-19, pero decidió no ponerse la tercera. Adquirió la enfermedad. Más tarde, por motivos profesionales, le exigieron estar vacunado con el ciclo completo. Entonces tuvo que esperar para ponerse la tercera dosis, y se la puso. Así ganaría más dinero. Pensé en los motivos que pudo tener esta persona para decidir, primero, no ponerse la tercera dosis, y, luego, para ponérsela. Ingenuamente pensé que la salud era nuestro bien más deseado y el primero que había que buscar, pero se ve que hay personas para las que, por encima de la salud, tienen otras cosas. Por ejemplo, el dinero. ¿Pensarán llevarse el dinero a la tumba? ¿Tienen estas personas alguna jerarquía de valores? ¿Sabrán lo que es un valor? ¿Qué es lo que moverá sus voluntades para que decidan una cosa u otra? Quizá la psicología tenga algo que decir sobre la voluntad de estas personas. En todo caso, no me gustaría que estas personas afectaran de alguna manera a mi vida.
Conozco una comunidad de vecinos en la que el presidente detectó extraños movimientos en los pagos de las reparaciones que se hacían. Decidió investigar para que no se hiciera un mal uso del dinero de los vecinos. El resultado fue que los vecinos elaboraron una especie de golpe de estado y lo destituyeron. ¿Qué les movió a hacerlo?
El cerebro es uno de los grandes desconocidos de nuestro tiempo. Pero hay una parte de él que sí se sabe cómo funciona, que genera el pensamiento y que hay que aprender a manejarse con él para hacer real nuestra humanidad. No sé si ahí estará el problema.
Desde que aflojaron la fuerza de la filosofía y de las humanidades en los planes de estudios, va avanzando un tipo de personas a las que no les gusta pensar, que no saben pensar y que no valoran el pensamiento. Baja la calidad de la humanidad y emergen los deseos, los intereses, el poco respeto, la baja autoestima y las manipulaciones diversas. No sé cómo no se han dado cuenta todavía. O quizá no les interese.
Respira hondo. Relájate. Descansa. Buenas noches.
En las guerras mueren seres humanos, se mata a seres humanos. Nunca hay motivo suficiente ni justo para matar a ningún ser humano. Ninguna guerra es justa.
Antes de las guerras, cuando se decide que haya guerra, mueren el respeto, la palabra, la racionalidad, la buena voluntad, la humanidad...
La guerra es el fracaso más violento del ser humano, pero el fracaso más cruel es el de las desigualdades.
21 de enero de 2018
La vida es una lucha incesante por salir de nuestra inhumanidad original, de nuestra animalidad natural, para conquistar, mediante la cultura, nuestra propia humanidad.