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miércoles, 29 de febrero de 2012

Hay que vivir




No aspiro a grandes cosas en la vida. No quiero casi nada para mí. Varias veces me he quedado solo porque me han dejado así, abandonado, sin una palabra reconfortante, sin una mano en el hombro, sin una esperanza en la mirada y con la tristeza pudriendo la sonrisa. Algo se me debe de haber quedado. Hay momentos en los que aspiro a la soledad, a vivir en un refugio en el que, aunque la música no es interrumpida, no hay lazos, lo que hay es nada, la pura paz vacía. Y en una vida así veo demasiado cerca la muerte, de manera que vuelvo pronto a lo cotidiano, al ruido sofocando el sonido, a la variedad de reclamos que te impiden concentrarte. Son esos días en los que parece que no hay más remedio que vivir.

lunes, 27 de febrero de 2012

Todo muere



Todo se acaba. Todo desaparece. Todo muere. Lo viejo se muere. Lo que es contrario a la vida se muere. Lo que mata a los seres humanos acaba por caer. A todo y a todos le llega su momento. Pero siempre hay algo. Tras la muerte, surge de nuevo la vida.

Estaba pensando en la vieja e inhumana manera de ver la vida del PP, que morirá pronto y de repente, pero no sé si ya ha nacido la nueva vida.

lunes, 23 de enero de 2012

¿El último día?



No te instales.

No consideres nada como ya hecho. Nada está ya terminado.

No hay nada a lo que se pueda llamar verdad.

Lo absoluto no es más que una construcción mental.

Lo estático no es tampoco otra cosa que una construcción mental.

No consideres tan evidente todo lo que te parezca que lo es.

Confía en quien quieras, pero sabiendo que siempre es posible que tengas que terminar desconfiando.

No te pares ni frenes la evolución de las personas o de las cosas.

Vuélcate amando, aunque te estrelles. Construye el amor.

Vive de acuerdo con lo que te vale hoy.

Escucha. Sobre todo al que no grita y al que habla sin palabras.

Aprende a mirar para poder ver.

Comunica tus sentimientos.

Admira la belleza sabiendo que es efímera.

Vive cada momento como si fuera eterno.

Sé elegante, especialmente en las situaciones adversas.

No olvides que el adversario es un ser humano.

Trata de ser lo que eres.

Eres un minúsculo punto en el Universo, pero eres únic@.

Sonreír es el instrumento más poderoso para vivir.

Da antes lo que luego quieras recibir.

Sé una persona, no un juez.

Construye aquello que no existe, como la vida, el amor...

Sé consciente de que no sabes si hoy será el último día.

sábado, 21 de enero de 2012

Lo importante es querer vivir




Amo la vida. Me lo decía esta mañana mi amiga P.: Amo la vida y por eso sufro. El sufrimiento procede de la dificultad. Y de la dificultad, de todo lo que significa esfuerzo, huimos en cuanto podemos.

No entiendo la vida sin libertad. Pero ejercer la libertad, ponerla en práctica, elegir, ser capaz de hacer lo que creo que debo hacer y no lo fácil o lo que me apetece es, a veces, muy difícil.
No entiendo la vida sin la igualdad, el gran valor de la madurez humana. Pero hay días en los que me cuesta admitir costumbres, diferencias, orientaciones, cualidades. Que las diferencias son una fuente de riqueza es una idea feliz, pero no siempre soy capaz de hacerla real.

No entiendo la vida sin la desnudez. Me refiero, sobre todo, a la de la mente. Me acostumbraron a cubrirme de prejuicios, de estrategias defensivas, de ocultamientos, de desconfianzas, de pudores y mi yo fue quedando en el fondo de una carga pesada de mentiras. Y desnudarse de verdad ante el otro, ante los otros, hay días que cuesta mucho. Una vez desnudo, como siempre, te das cuenta de que estás mejor así, que respiras mejor y que te sientes más tú, pero lo duro es el camino, el viaje, el proceso.

No entiendo la vida sin amor. Pero si hay algo difícil de hacer real, eso es el amor. El amor lleva dentro de sí la paradoja, el creerse que dar es más feliz que recibir, el ser consecuente con que el otro es más importante que tú. El amor es la gran manera de vivir la vida y quizás la dificultad de la vida proceda de la dificultad de amar.

Quizás en el fondo lo que me ocurra es que no entienda la vida. Pero sé que la vida no se puede entender, que sobrepasa los límites del entendimiento. La vida hay que vivirla. Y hay que vivirla tal como es, con sus alegrías y con sus dificultades. No se trata de entender por qué flotas, sino de nadar. Sólo hay que querer vivir.


viernes, 20 de enero de 2012

No cierres la puerta



Cualquier día es bueno para descubrir algo valioso, para comprobar que la humanidad sigue viviendo por detrás de lo que se ve. Para esperar con una cierta seguridad que aparezca una persona cariñosa, que quiere estar cerca de ti, que te obsequia con valores intangibles, como una sonrisa o un 'te quiero'. Los días son ventanas siempre abiertas para que entre por ellas la vida, son cofres por llenar de joyas, libros en los que escribir poemas, minutos en los que vivir inmensidades. No le cierres las puertas a la vida.

lunes, 2 de enero de 2012

Sólo existe la vida




El tiempo no existe. El espacio, tampoco. Sólo existe la vida. El tiempo y el espacio son únicamente las maneras que tenemos nosotros de situarnos en la vida, midiendo el cuándo y el donde para poder situarnos y situar lo que pasa.

Por tanto, los días, como trozos de tiempo, son todos iguales. El año podría acabar hoy o ayer o mañana o hace una semana.

Afortunadamente, de vez en cuando hacemos unas pausas artificiales, convencionales, para que nos demos cuenta de que todo se acaba, de que todo se repite, de que la eternidad es un invento y de que yo no soy más que un punto efímero y caduco impulsado por una infinitud pasada y atraído por otra infinitud futura. Pero con ganas de vivir.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Antonio Gala y la muerte




Acabo de oír la entrevista que Montserrat Domínguez le ha hecho a Antonio Gala en la SER. Me ha impresionado y me ha emocionado oir a un ser humano hablar con tanta naturalidad de la muerte. Me ha parecido una actitud tan humana, tan poco afectada, tan poco desvirtuada por las religiones y por las imaginaciones ultramundanas, que, junto a la pena, ha hecho que surja en mí un foco de paz, de sosiego.

¿Por qué Antonio Gala puede hablar así de la muerte? Seguramente porque a lo largo de toda la vida ha procurado estar vivo, ha intentado vivir, ha preferido no desperdiciar el tiempo y ha querido estar en la vida como un ser vivo.

Todos tenemos unos valores, aunque no los conozcamos. Se trata de saber cuáles son y de ponerlos en práctica, de hacerlos reales, porque para eso son valores, para eso valen. Se trata de hacer algo en la vida, algo que sea nuestro, algo que nos merezca la pena. Hay que rechazar el confundir la vida con engordar el culo delante del televisor o con anestesiar el tiempo dependiendo de lo que haga el equipo de fútbol de turno. Se trata de crear. Lo que sea, pero crear. Se trata de no aislarse de los demás. Los demás son míos también y mi vida debe ser también la de todos. Se trata de intentar que se realicen las grandes ideas, pero sin olvidar los pequeños detalles, los que nos hacen sentir con intensidad la vida en contacto con las personas que tenemos cerca. Se trata de no andar a la velocidad que nos marca el mundo, esa cosa loca que entre todos estamos ayudando a parir, sin saber que lo estamos haciendo. Se trata de no perder el sosiego ante nada. Se trata de que te quieras a ti mismo, a ti misma, para que así puedas querer en las mejores condiciones posibles a los demás. Se trata, por tanto, de amar. Y también de poder expresar el amor. Se trata de algo muy sencillo, pero lleno de complejidad. Se trata, por encima de todo, de vivir. Ánimo Gala.

Puedes oir la entrevista aquí.

viernes, 18 de noviembre de 2011

El arte es una puerta hacia otra vida





Si entras en contacto con el mundo del arte, aprovéchalo. Pocas veces en la vida estarás más cerca del placer intenso y sereno. El arte capta, entre otras cosas, la belleza que hay en las personas y en las cosas. Mira la realidad y el arte con ojos limpios, pero míralos y gózalos.

Todos tenemos algo de belleza. Estoy seguro de eso. Deja que los demás contemplemos tu belleza. Una belleza que no se comparte es como si no existiese.

Y, sobre todo, desarrolla tu creatividad. Inventa. Atrévete. Mira todas las posibilidades. No te contentes con lo que hay, que contentarse es de pobres vitales y hay que ser ricos hasta hartarse de vivir. Sé libre. Quítate de encima los prejuicios que te tienen encorsetado. Déjate llevar por tus impulsos, con cuidado de no molestar a nadie. No te calles nada. Procura soltar lo que te salga de dentro. Experimenta. Huye de los simple. Siéntete cerca de la gente, de las cosas y de la Naturaleza. No te olvides de que a la realidad le gusta ocultar la belleza, pero que tenemos que descubrirla, vivirla y gozarla. Nunca creas que estás solo. Estás en el mundo y el mundo siempre está por descubrir. Comparte. Pregunta. Ofrécete. Saca de ti todo lo que llevas dentro. Vive intensamente. El arte es la puerta de una vida nueva.

lunes, 15 de agosto de 2011

Ser joven




Me pide Sandra que le diga en qué creo yo que consiste ser joven. Voy a ver si se lo puedo decir con brevedad.

Todo es relativo. Es verdad que la biología nos lleva al final y nunca vuelve hacia atrás. Pero hay muchas maneras de llegar a la meta y una de ellas es la que te hace llegar habiendo vivido de manera joven.

Ser joven consiste, en primer lugar, en tratar de atender al cuerpo. Un cuerpo descuidado envejece pronto. Si haces ejercicio, si cuidas la alimentación, si tratas bien tu cabello y tu piel, si no fumas, si tienes cuidado con el sol, si no mantienes durante mucho tiempo posturas peligrosas, si buscas la risa y eres capaz de llorar, es posible que tu cuerpo se mantenga más fresco que si no lo haces.

Es verdad, sin embargo, que no somos sólo cuerpo. Tenemos ojos, pero la mirada es más importante que ellos. Tenemos boca, pero lo que te hace ser tú es tu sonrisa. Tenemos manos, pero lo que las convierte en humanas es lo que hagas con ellas. Y esto y tantas otras cosas dependen de tu mente. Una mente joven es radicalmente distinta de una mente vieja. Tu vida concreta depende en buena medida de tus ideas. Si quieres ser joven, convéncete de que no existe la verdad, que lo tuyo no es más que una aproximación, pero que tienes que contar con muchas otras aproximaciones distintas de la tuya. Esto te liberará de la ingrata tarea de tener que defender tus pensamientos contra viento y marea. No te ocupes en explicar nada. Lo que tienes que hacer es aprender. Aprender siempre y de todo. No vayas dando lecciones por ahí, sobre todo, si no te las piden. Instálate en la duda. Toda convicción es siempre, aunque te empeñes en lo contrario, transitoria. Mantén tu mente abierta, si quieres crecer. En una mente cerrada no entra el aire fresco y la tristeza y el vacío se apoderarán de ella. Usa la razón. Hay dos cosas que tienes que hacer en la vida: conocer y actuar. La razón te debe llevar a conocer lo más posible. Huye de la ignorancia, porque te paralizará. Sólo sabiendo podrás sobrevivir bien. Y procura actuar bien, eligiendo siempre lo más conveniente. Analiza los elementos que intervienen en cada hecho, prevé las consecuencias de lo que quieres hacer, no hagas nunca nada como si estuvieras sola. El mundo es el mundo de todos. El viejo cree que el mundo es suyo y que todos deberían actuar como actúa él. Usa la razón, te digo, pero sin olvidar que tenemos también sentimientos. Los tuyos los debes expresar, y los de los demás los debes respetar.

No basta con tener un cuerpo cuidado y una mente preparada: somos seres sociales. Vivir es establecer determinadas relaciones con los demás y con las cosas del mundo. Busca a personas de las que puedas aprender algo, con las que puedas gozar y con las que puedas hacer cosas. Sé cuidadosa con ellas y también con la naturaleza y con el mundo que te rodea. No molestes. No destroces. Sé positiva. Sé constructiva. Mantén una actitud en la vida que la pueda mantener cualquier otra persona. No odies, ama. Tú no eres la mejor, pero sí la que tienes que dar ejemplo.

Y, además de todo esto, sería importante que fueras creativa, no repetitiva. Tu vida no la ha vivido antes nadie, así que te la tienes que inventar tú. Se trata de producir, no de reproducir. Pasa por el filtro de tu mente todo lo que veas y decide lo que asumes en tu vida y lo que no, pero decídelo tú. Huye de lo simple, que suele ser falso. La vida es muy compleja como para que se resuma en cuatro cosas sencillas. Esto lo hacen los viejos porque son débiles. A las personas a las que quieras, díselo. Si las quieres es porque serán buenas y se merecerán que se lo digas. No te arrepientas luego de haberte callado. Quítate de dentro de ti los prejuicios, los tópicos, las costumbres absurdas porque no sólo te harán envejecer, sino que les harán daño a los demás. No frenes nunca la aparición de lo diferente. No lleves la contraria por sistema y sin razón. No olvides que no eres nada, sino que vas siendo, que te vas construyendo poco a poco, que no eres un ser humano, sino que tienes la meta inalcanzable de convertirte en humana.

Además de todo esto, tienes una edad. Pero comprenderás que si estás ocupada en vivir tu vida de esta manera, la importancia de la edad deja de ser una obsesión e incluso una preocupación para convertirse en una anécdota.

Esto, en todo caso, es lo que pienso yo ahora. Mañana, ya veremos.

jueves, 12 de mayo de 2011

Lorca o en cualquier momento





Haití, Lorca ... En la esencia de la vida está que cualquier cosa puede pasar en cualquier momento. Si lo piensas y te das cuenta de lo que esto representa, seguramente adoptarás un estilo de vida más intenso. Vive, mientras puedas.
Ánimo, Lorca.

jueves, 5 de mayo de 2011

Reinventarse





No hace mucho reflexionaba yo sobre la necesidad de reinventarme después de tomar una decisión importante. Lo veía como un momento relativamente lejano, puntual, fruto de un cambio concreto y profundo. Hoy, leyendo el artículo de Rosa Montero, Montañas, en El País de 3 de mayo de 2011, he visto que estaba en un relativo error. No hay que reinventarse en algún momento difícil de la vida, sino cada día. En eso consiste la juventud, la fuerza, el oxígeno, la posibilidad de la alegría, las ganas de vivir y la vida: en reinventarse cada día.

Este es el artículo de Rosa Montero:

Montañas

Gema M. G. tiene 38 años y lleva nueve padeciendo la enfermedad de Parkinson, una cruel dolencia neurodegenerativa que además le cayó encima demasiado temprano. ¿Por qué yo? ¿Por qué a mí? Estas son las preguntas que obsesionaron a Gema durante varios años, las preguntas enloquecedoras e inevitables de quien, de repente, es aplastado por una desgracia irreparable, por una de esas desgracias/alud que se te vienen encima y acaban para siempre con tu vida anterior.  Pero que tu realidad tal y como antes la conocías haya sido destruida no quiere decir que la vida se acabe: los humanos somos bichos tenaces.

Desde luego no es fácil: Gema tardó años en poder empezar a reinventarse y, por descontado, tiene que seguir peleando cada día. La gente suele identificar el Parkinson con los temblores, pero lo peor son los ataques de rigidez. No mitifiquemos ni edulcoremos el sufrimiento: vivir con algo así es mucho más duro. A cambio, es probable que sea más intenso, y los momentos hermosos, más hermosos.  Ya diagnosticada, Gema la guerrera ha tenido un hijo, ha aprendido diseño web y sigue trabajando (es profesora de música). Cuando la enfermedad la paraliza, Gema ha tenido la formidable ocurrencia de poner música y echarse a bailar. Hace falta valor para intentar danzar cuando tu cuerpo está desconectado y tieso, pero el truco funciona: se acortan las crisis, son más llevaderas. El Parkinson está originado por una insuficiencia de dopamina, un neurotransmisor relacionado con el placer. Y resulta que en enero se publicó en Nature un estudio demostrando que escuchar música puede generar subidas de dopamina. El hallazgo de Gema, producto de su fortaleza y de sus ganas de vivir, es tan interesante que, al parecer, unos neurólogos se están planteando estudiar su caso. Si uno no se rinde puede mover montañas.




miércoles, 13 de abril de 2011

Relaciones





La vida es el conjunto de relaciones que establecemos con las personas, con la Naturaleza, con todo lo que supone nuestro entorno. No hay que olvidar esto en ningún momento de la vida.


jueves, 31 de marzo de 2011

Miedo


Desde que nací el miedo me impidió ser yo. Me bautizaron pronto por miedo a que, si me moría, no fuese al Cielo. Me hablaron pronto de Dios y, más que de la necesidad o de la conveniencia de ser bueno, me insistieron en que debería cumplir los mandamientos, por miedo a que, si no lo hacía, me condenase. Me dijeron que tenían que respetar al maestro y a los profesores, no por ningún motivo razonable y comprensible, sino por miedo a que me castigasen. Poco a poco y con una naturalidad indolora, el miedo se fue coinvirtiendo en el núcleo central alrededor del cual se iba organizando mi vida y en el criterio para decidir cualquier actuación. Siempre había alguien que no fuera yo preparado para vivir mi vida a través del miedo, sin contar realmente conmigo. Ni siquiera yo me planteaba la posibilidad de ser realmente yo mismo.

Cuando la vida me fue invitando a que yo fuera yo, el trabajo que me costó resucitar fue tremendo. Aún hoy no sé si he resucitado del todo porque no sé si, a pesar del esfuerzo realizado, he vencido completamente al miedo. Durante mucho tiempo el miedo al más allá me fue llevando al miedo al más acá y ambos, para que yo me pudiera sentir convencido de lo que hacía, se materializaban en el miedo a la vida, en el miedo a vivir.

En la medida en que he podido ir matando el miedo, he podido ir naciendo yo y he podido ir viviendo mi propia vida. He tenido que ir quitándome disfraces, costumbres, manías, prejuicios absurdos, prácticas estúpidas y extraños cuentos macabros instalados en mi mente. Al final, casi desnudo, he aparecido yo. En realidad, he aparecido yo, pero felizmente acompañado, porque al aparecer me he encontrado conmigo mismo.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Agobio




Hay que vivir porque merece la pena hacerlo, pero no se puede vivir de cualquier manera. La vida tiene sus propias constantes vitales. Hay, por ejemplo, unos límites de velocidad que no se pueden sobrepasar sin que se resienta la vida. Hay un determinado número de temas que se pueden tener en la cabeza sin que pases por la vida con pocas ganas de vivir. Es necesario tener un tiempo propio para que uno pueda hacer lo que realmente le dé la gana, incluso para no hacer nada. Comer y dormir no pueden hacerse de cualquier forma ni, mucho menos, con rapidez. No se puede uno olvidar de que existe la Naturaleza, de que conviene mirarla y admirarla y de que se puede gozar con ella porque es bella. El teléfono o Internet no pueden sustituir al beso, al abrazo. Hay que poder escuchar a los amigos, tocarlos, besarlos, ponerles la mano en el hombro y apretarlos. Hay que poder tener tiempo para que el amigo te escuche, te toque, te apriete, te abrace o te diga lo que te tenga que decir. Hay que cuidar el cuerpo andando o haciendo deporte, pero sin que sea una obligación, sino un gusto. No tienes que ser el dueño de tu vida, sino no impedir que la vida se adueñe de ti. Cuando esto no ocurre, aparece el agobio. En el agobio falta el tiempo, falta el espacio, falta el aire fresco, falta la salud, faltan las personas y faltas verdaderamente tú.

Sé que hay vida, pero vivir no es simplemente estar o moverse o hacer cosas. La vida, para que sea vida, debe ser una vida humana, en donde crezca el ser humano, en donde las relaciones del ser humano con el mundo sean creativas, constructivas, positivas, enriquecedoras, repetibles, si a uno le satisfacen, hasta la eternidad. El agobio mata la vida. Fíjate bien: el agobio mata los sentidos. Cuando desaparece el agobio, hueles el aire, ves lo que estaba ahí y antes no veías, saboreas lo cotidiano, sientes y descubres, con los pulmones llenos y con una sonrisa, lo que significa tener ganas de vivir.



lunes, 28 de marzo de 2011

Lo viejo y lo nuevo



Lo nuevo sale de lo viejo. Lo viejo tiene que haber sido de tal manera que haya podido permitir la aparición de lo nuevo. Sólo así podrán coexistir lo viejo y lo nuevo. Si lo viejo es cerrado, absoluto, totalitario y se considera como lo único posible, entonces lo nuevo tendrá que ir contra lo viejo e impedir su existencia. Lo nuevo, por su parte, no debe ser viejo y debe ser consciente de que debe evolucionar, de que va a evolucionar, lo quiera o no.

Lo viejo se puede crear como si fuera nuevo, sabiendo que con ello se engaña o sin saberlo. Es la consecuencia peligrosa de la ignorancia o del interés oculto.

El arte de vivir está, por una parte, en no dejarse engañar por quienes están confundidos con lo nuevo viejo y con lo viejo nuevo o por quienes confundirte y paralizarte. Y por otra, y sobre todo, en estar atento y no dejar de oír la melodía de la evolución, del cambio, del progreso, en no ser nunca viejo, en  estar siempre haciéndose nuevo.

viernes, 25 de marzo de 2011

Números




Los miras desde el principio y los números de la vida te resultan siempre excesivamente grandes. Los miras desde el final y te parecen excesivamente escasos. Los números parecen siempre excesivos. No sé si es mejor no mirarlos.

miércoles, 16 de marzo de 2011

lunes, 3 de enero de 2011

Tragedia



“No quiero instalarme. No quiero quedarme así. Quiero seguir aprendiendo. Quiero seguir creciendo. Quiero saber más. Quiero descubrir lo nuevo. Quiero crear. Quiero disfrutar. Quiero dialogar. Quiero reír. Quiero que rías. Quiero que goces. Quiero que no me importe llorar delante de ti. Quiero tratarte con cariño. Quiero que me trates con cariño. Quiero tener ilusiones. Quiero escucharte. Quiero que me puedas escuchar. Quiero que los problemas no me sean indiferentes. Quiero aportar lo que pueda. No quiero ser uno más. Tengo ganas de querer. Tengo ganas de vivir.” dijo antes de recordar que iba a morir.

viernes, 31 de diciembre de 2010

Gracias



Gracias por formar parte de mi vida. Gracias por escucharme. Gracias por tus palabras. Gracias por soportarme. Gracias por tener la generosidad de quererme. Gracias por decírmelo. Gracias porque, a pesar de que no me quieres, tu odio no me hace sentir mal. Gracias por leerme. Gracias por dejarme entrar en tu vida. Gracias por tus sonrisas. Gracias por hacerme sonreír. Gracias por los buenos ratos que hemos pasado juntos y por los que pasaremos. Gracias por no dejar que me sienta solo. Gracias por no tener demasiado en cuenta mis carencias. Gracias por tus regalos. Gracias por alegrarte conmigo. Gracias por dejarme pasear a tu lado. Gracias por haberte alejado de mi vida. Gracias por tu amistad. Gracias por tu nobleza. Gracias por tu cariño. Gracias por tu confianza. Gracias por tus abrazos. Gracias por tener siempre a mano un pañuelo para las lágrimas y calor para el corazón. Gracias por responder. Gracias por tu disponibilidad. Gracias por tu cercanía. Gracias por tu paciencia. Gracias por tu impulso. Gracias por tu silencio. Gracias por dejarme ser. Gracias por ayudarme a ser. Gracias a ti y a ti y a ti y a todos por existir en mi mundo. Os considero un regalo de la vida, un don, una gracia. Por eso os deseo que la vida tenga también un detalle con cada uno de vosotros y os regale muchas ganas de vivir y el arte para hacerlo bien.