Todo aquel mínimamente interesado por la literatura debe conocer el fuerte impacto social que tuvo una de las grandes novelas de Orwell, 1984, que basa el gobierno autoritario de su obra, basado a su vez en los regímenes fascistas del siglo XX, en el control del lenguaje. Defendía así que, por ejemplo, si el individuo no tiene en su vocabulario la palabra “revolución”, nunca puede llevar a cabo una, pues no conoce su definición ni su posibilidad. Ya muchos filósofos anteriores a la novela, como Wittgenstein o Steiner (“lo que no se nombra no existe”), habían contemplado el enorme poder del lenguaje sobre la masa y el conocimiento que posee el ser humano. Por ello, podemos afirmar que el lenguaje sexista es, en parte, uno de los precursores del machismo y la desigualdad de género de nuestra sociedad actual...
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