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La Hélade, ese conjunto de culturas que formaban la antigua Grecia, es, sin duda, cuna de la civilización occidental por su filosofía, por su democracia, por su concepción del arte y la ciencia, por su lengua o por sus mitos, muchos de ellos plasmados en la Ilíada y la Odisea de Homero o en las obras de poetas e historiadores como Anacreonte, Safo, Hesíodo, Estrabón o Simónides. Y es que, en mi última visita al país heleno, uno de los lugares que más me impactaron fue Delfos, situado en el valle del Pleisto, no solo por el yacimiento arqueológico o la belleza del mar de plata formado por los olivos, por el paisaje escarpado del santuario, sino por sus leyendas, inagotables y variopintas...
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