Precisamente cuando estaba haciendo esta foto, un señor que estaba a mi lado me miró y, de forma algo tímida, me dijo:
Ese serón ha salido de mis manos.
Como le debí de poner cara de no entender muy bien lo que me estaba diciendo, me aclaró:
Qué sí, vamos, que lo he hecho yo con estas manos.
El buen hombre estaba delante del escaparate contemplando su obra y le debió de llamar la atención que un transeúnte se pusiera a fotografiarla. Te puedes imaginar lo que me llamó la atención a mí el hecho de que, viendo una cosa tan rara hoy como es un serón en un escaparate, me abordara nada menos que el autor de la obra. Así que, por si acaso se trataba de una alucinación, le pedí al artesano que se hiciera una foto conmigo.
Ya me he hecho una con mis hijos y con mis nietos, pero, si usted quiere, la hacemos.
Y la hicimos. Cosas de la vida.
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