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domingo, 3 de julio de 2022

En puertas de perder una batalla




Hubo un tiempo en el que la igualdad era la meta a conseguir desde la izquierda. Si era necesario, se cedía algo de lo nuestro, incluso de nuestra libertad, para procurar que todos pudieran tener sus derechos. La libertad era el objetivo de la derecha. Lo de todos ya importaba menos, porque el individualismo se había convertido en la forma de ser, en la manera de vivir de quienes tenían la vida económica resuelta, y para ser individualista solo se necesitaba libertad.

Igualdad y libertad, izquierda y derecha se enmarcaban -y se enmarcan- en una sociedad democrática. En ella el respeto, la verdad, una cierta tolerancia, la buena educación y unas mínimas formas que había que guardar eran básicas.

Hoy, a fuerza de no defender la democracia como el valor más importante de la sociedad, vamos adentrándonos en el oscuro y peligroso callejón del fascismo, alentados por los más embrutecidos de los ciudadanos. Hay quienes, presos de la nostalgia y encadenados por sus obsesiones, quieren colocar el pasado en el futuro para creer que van hacia adelante mientras caminan hacia atrás.

No hace mucho estos cautivos parieron ese engendro polifacético y suicida de los negacionismos: no al cambio climático, no a las vacunas, no a la Tierra redonda, no a la razón, no a la ciencia. Los caprichos más peregrinos y más teñidos de ignorancia han sido convertidos en las manías más lejanas a la humanidad. Ha habido quienes han bajado la guardia, y entonces estos galeotes han aprovechado para resucitar ese estúpido deseo de que los hombres gobiernen los cuerpos de las mujeres, su sexo, su capacidad de procreación o su belleza física. Su habitual sentimiento de inferioridad les impulsa a reaccionar bruscamente, sobre todo, odiando al diferente porque tiene otro color de piel, ha nacido en otro lugar, tiene una visión de la sociedad en la que caben todos, cree en otros dioses, defiende a otro equipo de fútbol o, simplemente, cree en la ley y en la decencia. Hay que odiarlos porque el odio les hace sentirse superiores. Hay que odiar especialmente a quienes tengan una identidad sexual diferente a la única que admiten y que quieren imponer a todos los demás, y también a quienes posean una orientación sexual diferente, porque no les da la gana admitirla y porque son fieles a sus prejuicios y a sus miedos. Hay que odiar al diferente, porque solo el odio da sentido a sus vidas.

La desidia y la ignorancia nos han colocado a las puertas de perder una batalla. Como no reaccionemos, perderemos también la guerra.

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miércoles, 6 de agosto de 2008

Proyecto Género 2

Resumen de la noticia de El País del 6 de agosto de 2008. La noticia entera la puedes leer aquí .


Barcelona, un agosto orgulloso


El festival Circuit inunda la ciudad de propuestas de ocio y cultura gay


I. PUNZANO / B. CAZORLA - El País. Barcelona - 06/08/2008


Si Kate Moss viera lo que Roberto Ruiz le ha puesto entre las piernas en sus estampas o bien le daba un pasmo, o bien se partía de risa. Este artista ha creado una serie de fotomontajes en los que la supermodelo se convierte en un híbrido al mezclar partes de su cuerpo con las del actor porno Jack Radcliffe, un icono de los osos, esos gays forzudos y gigantescos que presumen de vello corporal.

Las obras sobre la identidad sexual copan la escena de vanguardia. La capital catalana parece cada día más el arco iris del Mediterráneo. En la memoria de la ciudad brillan pioneros como Ocaña o Nazario.Yo soy XXY’ es una espectacular instalación en rojo de Zazo & Brull. Más allá de la anécdota, y del impacto que provoca contemplar a la supermodelo tan bien dotada, Ruiz plantea en su obra una reflexión sobre la identidad sexual en la que critica la dictadura de los que sólo distinguen entre homosexuales y heterosexuales, sin tener en cuenta el resto de posibilidades del espectro o del arco iris, según se mire. El resultado se puede disfrutar en la exposición Proyecto Género 2, que se inaugura hoy en la galería barcelonesa Espace Ample, cuyo comisario es Franco de Toledo. Para él es una cuestión social.

Lo que nos interesa enseñar es la pluralidad. En la actualidad se dan muchos discursos artísticos alrededor de la reconstrucción del cuerpo y del sexo. Ya no tenemos por qué ser lo que nacemos. Es decir, ahora se reivindica que somos como queremos definirnos y no como aparecemos registrados en nuestro DNI. La exposición pretende explorar todos estos planteamientos desde una perspectiva estética”, apunta De Toledo.

La muestra forma parte del Festival Circuit (http://www.circuitfestival.net/), un nuevo encuentro de ocio gay que se celebrará en la capital catalana hasta el próximo lunes. Los motores ya se han calentado en alguna fiesta discotequera, como la que animó ayer la pista de la Sala Apolo. Los organizadores del Circuit han querido desmarcarse de lo habitual en otras citas similares. Y han elaborado una programación doble que incluye propuestas pensadas para satisfacer los gustos tanto de gays como de lesbianas. Todos están invitados en nombre del ocio y la cultura. (….)

Y entre estas sugerencias sobresale este Proyecto Género 2. Por la calidad de los autores expuestos, entre los que figuran creadoras como Maite Centol, que firma la serie fotográfica Marcar el paso, o Diva, forjada en la misma escena alternativa de Toulouse que vio nacer a estrellas del arte urbano como Miss Van, famosa por sus graffitis protagonizados por coquetas muñequitas mofletudas.

Diva también pintó en sus inicios paredes callejeras, pero más que grafitis eran murales y en vez de ninfas le salían dragones y tigres. Más tarde descubrió que aquella afición tenía mucho que ver con los orígenes vietnamitas de su madre, porque en su país natal esos animales son “sagrados y forman parte de la iconografía religiosa”, según explica la propia Diva.

En la exposición se han incluido algunas fotografías digitales suyas, retocadas con pintura, de una serie titulada Luciérnagas que acaba de presentar en Berlín y en la que las fronteras entre bestia y ser humano, entre hombre y mujer, se difuminan. Junto a la escena local, destaca una buena representación de artistas orientales, como no podía ser de otro modo en estos días de furor preolímpico. No faltan clásicos contemporáneos como Ma Liuming, Li Wei, los Gao Brothers o Cui Xiwen. Si algo queda claro en esta muestra es que las reflexiones artísticas sobre el género son recurrentes en la escena artística underground y de vanguardia española. Sobre todo en el ámbito de los performers, que, ya se sabe, emplean como herramienta básica de trabajo su propio cuerpo. Son, en cierto modo, herederos de una determinada Barcelona. Aquella que venera en su imaginario el legado de provocadores pioneros como el desaparecido Ocaña o el dibujante de cómics Nazario, dos faros que en los últimos años del franquismo escandalizaban a los paseantes de las Ramblas con sus trajes de faralaes y su actitud iconoclasta.

La ambigüedad de aquellos precursores también domina en la pose del personaje que protagoniza la exposición Yo soy XXY, una espectacular instalación teñida de rojo intenso de los diseñadores de moda Xavier Zazo y Clara Brull. Como atractivo añadido, la galería acoge hoy una velada de performances de las que es mejor no desvelar nada para mantener la sorpresa. Los que se ruborizan con facilidad, mejor que se abstengan. Una de las acciones -la que realizará Giovany Páez bajo el título de INRI- tiene como fondo un mural de papel lleno de manchas parduzcas y granates. De Toledo explica eufemísticamente que en ese soporte el artista ha “registrado” este último año todas sus masturbaciones y las menstruaciones de su compañera. Ni siquiera el rebelde Ocaña se habría atrevido a tanto derroche.

Pero no se asusten, para estómagos no tan fuertes, hay de todo en el resto del Circuit: programaciones de cine, una jornada de ocio en un parque acuático y marcha sin parar a ritmo de versiones de Madonna, icono inveterado del colectivo. Lógicamente, la diva popera no pisará el escenario, pero sí Peter Rauhofer, pinchadiscos y remixer de las canciones de la cantante estadounidense. Algo es algo. La música house la pondrá Ultranaté y también ha levantado mucha expectación el aterrizaje del israelí Offer Nissim, conocido por sus sesiones excesivas en las que el espectáculo es, en parte, él mismo. Todo es empezar. Lo demás, como siempre, se reduce a dejarse llevar.
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