Lo difícil de la elegancia es que nunca se queda corta ni se pasa de largo.
La elegancia no debería ser algo extraordinario que se viera en pocas ocasiones, sino un actitud habitual en la vida de las personas.
A veces se pierde la elegancia sin quererlo. Yo pido disculpas por la gran cantidad de ocasiones en las que no he sido elegante.
Comprendo que ser elegante es muy humano, pero creo que hay momentos en los que también es difícil.