Es
admirable ver cómo el Gobierno del PP apoya al Gobierno del PP en el
Gobierno del PP para que gobierne el PP.
Al
conocer los datos del paro, el presidente se ha quedado otra vez
plasmado.
Lo
malo de tener un presidente plasmado es que el cerebro se le queda
aplanado.
En
realidad, el presidente no está plasmado, sino cataplasmado.
La
tele entontece. Y si es de plasma, además, empobrece.
Parece
ser que hay que organizar convenientemente el partido de manera que
los gobernantes puedan elegir a los ciudadanos que han de sobrevivir.