No es un fracaso. He aprendido no
lográndolo hacer. No estoy hecho para demasiadas constricciones.
Libre funciono mejor. Aún así, me he dado cuenta de lo que habría
que hacer. Me he reafirmado en la máxima de Antonio Machado de que
el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas. Cultivar la
imaginación no es cosa sencilla, ni mucho menos. Hay muchas
imaginaciones en juego. No lo he podido escribir porque no lo he
sabido escribir y porque no estoy hecho a la ficción sin vida, sin
un componente ético detrás, sin una vivencia que la muestre fresca,
sin la sangre real que haga que la herida parezca real. No me gusta
demasiado mirar para atrás y, mucho menos, quedarme en lo que me
ofrece esa estéril mirada. Así que ha sido un ligero malestar, pero
no un fracaso.
Buenas noches.
Besos y abrazos.