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viernes, 5 de julio de 2019

Buenas noches. Ayudan a vivir




He vuelto de la fisioterapeuta, que me ha recompuesto la estructura del organismo. Me ayuda a vivir. Lo mismo me ocurre cuando voy al médico, que me ayuda a vivir. Es lo que me ocurrió con mis profesores, que me ayudaron a vivir. El tendero que me vende la fruta y las lechugas también me ayuda a vivir. Y el empleado que me vende las camisas, y quien me facilita el diario y el que conduce el autobús. Todos ellos y muchos más me ayudan a vivir. 

Sin embargo, ahora, cuando voy a Madrid, el aire está más insano y hay otra vez más coches por las calles. Me pregunto si el emperadox de Madrid Martínez I, el contaminador, me ayuda a vivir. Menos mal que un juez está echando una mano. De nuevo hay prohibiciones de conciertos que organizó el ayuntamiento anterior. Me pregunto si el emperadox de Madrid Martínez I, el censor, y sus sociox me ayudan a vivir. Me pregunto si la razón de ser de los políticos es la de ayudar a vivir a los ciudadanos y me respondo que sí, que es para lo único que deben estar en el poder. ¿A qué viene estos, entonces? ¿Por qué tenemos que aguantar a esta gente incívica, ignorante e insana? 

Buenas noches.







viernes, 15 de marzo de 2019

Buenas noches. En defensa propia

La humanidad no está en la senda para cumplir las metas fijadas para 2030 y 2050 en los distintos acuerdos internacionales sobre cambio climático, desarrollo sostenible y protección medioambiental. En la imagen, contaminación causada por los vehículos en una calle de Nueva Delhi (India), el 14 de noviembre de 2017.

Fotografía tomada de El País

Tomo el siguiente texto del artículo 'Retrato de un planeta enfermo', publicado en el diario El País del 14 de marzo de 2019.


"“La contaminación del aire es el principal factor ambiental que contribuye a la carga mundial de morbilidad”, señala la sexta edición del GEO (Perspectivas del medio ambiente mundial). “Ocasiona entre seis y siete millones de muertes prematuras” al año, además de “pérdidas anuales en materia de bienestar estimadas en 4,4 billones de euros. El informe incide en que, en 2016, el 95 % de la población del planeta residía en zonas con niveles de exposición a las partículas finas (las de menos de 2,5 micras de diámetro y las más peligrosas) por encima de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud.

Y advierte también la ONU de que “los impactos económicos por la pérdida de vidas, el incremento de la asistencia sanitaria y la pérdida de productividad por la contaminación del aire es considerable”. El informe recuerda que el Banco Mundial cifró en 4,5 billones de euros las pérdidas por las muertes prematuras relacionadas con la polución. “El equivalente al PIB de Japón en 2013”, añade el estudio.

El informe de la ONU relaciona directamente la mala calidad del aire con el cambio climático. Las soluciones para ambos problemas pasan por la eliminación de los combustibles fósiles, responsables de los gases de efecto invernadero y de los principales contaminantes atmosféricos."

Creo que es urgente hacer algo por el medio ambiente, aunque sea en defensa propia.

Buenas noches.



lunes, 25 de julio de 2016

Buenas noches. El mar



El mar, ese inmenso depósito de sueños, de fuerza contenida, de mensajes ocultos, de vida, de imaginaciones, de misterio y de contaminación. 

Buenas noches.


viernes, 17 de junio de 2016

Buenas noches. Contaminados




Estamos contaminados: el aire que respiramos, el ruido que soportamos, los mensajes que recibimos por todos los medios y por todas las redes, los alimentos que comemos, los ríos que recorren nuestra tierra, los mares sin los que no podríamos vivir, los valores en los que creemos y aquellos otros en los que no creemos, nuestras propias ideas. Nadie nos va a descontaminar. Es una tarea que nos toca afrontar a nosotros mismos. 

Buenas noches.

sábado, 12 de diciembre de 2015

Buenas noches. Suicidio




La contaminación atmosférica es una forma de suicidio colectivo e inconsciente de la humanidad. 

Buenas noches.

viernes, 24 de abril de 2015

Buenas noches. Sin sentidos




Los auriculares y los altavoces, aparte de aislarnos del mundo, nos permiten oír cada vez peor. 

Los humos y la contaminación aérea nos facilitan que olamos poco y mal. 

Casi no nos tocamos. 

La comida rápida favorece que a muchos les gusten las hamburguesas o las hamburguesas. 

La constante lectura atenta del móvil hace que no veamos por donde vamos. 

Esto progresa adecuadamente hacia la nada. 

Buenas noches.

jueves, 17 de febrero de 2011

Discutiendo sobre los hechos




En este país absurdo que se empeñan algunos en construir, o hay contaminación o no la hay. Lo que convierte a ciertos personajes en estúpidos es el que se dediquen a discutir sobre si la hay o no la hay. Ya lo decía Adolfo Suárez: aquí se discuten hasta los hechos. Te acercas a Madrid en el autobús, observas la nube de mierda residual instalada sobre la ciudad, oyes por la radio que el aire que respiramos es el más limpio de los últimos diez años y no se entiende que no pase nada, que nadie dimita, que nadie proteste cuando está en juego la vida de todos. Alguna enfermedad mental y moral no está atacando.

jueves, 3 de julio de 2008

Ya se acerca el triunfo final (I)

Un componente del universo, presente en él desde sus orígenes y cuyo nombre está maldito para algunos, que no aceptan ni pronunciarlo ni oírlo, viene incrementando su influencia y su poderío en nuestros días. Es la mierda.

Antiguamente a la mierda se la denominaba el mal, pero esto no era más que una estrategia propia de gente leída para huir hacia la estratosfera metafísica, tratar allí muy inteligentemente el problema y dejar mientras tanto aquí abajo la verdadera mierda pudriéndolo todo. No vamos a hablar, por tanto, del problema del mal, sino de la existencia real de la mierda.

Los desastres que produce la mierda no parece que tengan, ni mucho menos, solución. No obstante, de la misma manera que se hace con cualquier otra realidad, se debe tomar conciencia de la existencia de la mierda, analizarla y tratar de prever sus calamitosos efectos. Tras lo cual, seguramente no quede otro recurso que el de una huida condenada al fracaso.

Una primera aproximación al análisis de la mierda nos llevaría a distinguir entre la mierda social y la mierda humana. Ambas están profundamente relacionadas entre sí, no en vano la primera es hija predilecta de la segunda, de la cual emana.

Si desplegamos el catálogo de presentaciones de la mierda social, nos encontramos en primer lugar con la mierda comunicativa, en donde la televisión ocupa el lugar del producto estrella. Desde este punto de vista, la televisión puede ser considerada como un fractal, ya que tanto en su totalidad como en sus partes tiene la misma estructura: es mierda de altísima calidad.

Luego, nos topamos enseguida con la mierda medioambiental, con una amplia gama de precios y modelos. Algunos de estos tienen la sorprendente cualidad de ser invisibles a distancias cortas, detectándose muy bien, en cambio, desde lejos. Hay modelos que incluso, aunque no los veas, te afectan a los ojos y te hacen llorar. La mayoría de ellos te enferman y, aunque no siempre lleguen a matarte, se vuelven contra ti e incrementan tu dotación de mierda humana.

En las páginas centrales del catálogo hallamos la mierda política, con una enorme panoplia de variantes, enmascaradas todas ellas con llamativos e ingeniosos eufemismos: así, a los contratos de mierda para trabajar de mala manera y cobrar poco se los llama contratos basura; a los dormideros de mierda se los califica de infraviviendas; a la mierda de vida hipotecada hasta la muerte de tus herederos que producen los precios de mierda de las viviendas, en donde un ladrillo de mierda cuesta igual que un lingote de oro, se la denomina especulación o, más dulcemente, liberalización del suelo; a la mierda de trato que se le da a los enfermos en ambulatorios y hospitales se le designa como listas de espera o también saturación; a la mierda de educación, cuya responsabilidad se quiere endosar en exclusividad a los profesores, pero en la que colaboran con igual intensidad, por acción u omisión, los padres, la televisión, los dirigentes, los votantes, la legislación y los propios alumnos, se la califica de fracaso escolar; a la mierda de condiciones de inseguridad en las que trabajan los obreros se le endosa el tétrico apelativo de siniestralidad laboral; a la manera de resolver los problemas tarde y mal, dejando todo el tiempo posible para que la mierda haga un poco más de efecto, se le atribuye el término técnico de burocracia; a la creación de mierda bajo la forma de una estructura económica mundial, que permite que se incrementen los beneficios de unos pocos a costa del empobrecimiento cada vez mayor de todos los demás, se le llama globalización; a algunos de los seres que se dedican a la cosa pública y que se caracterizan por su incapacidad, su inmoralidad, su afición por la mentira, su torpeza, su afán por sobrevalorar, sin importarles que se note demasiado, el interés propio por encima de cualquier otro y por la concentración que muestran de múltiples variantes de la mierda, se les llama neoliberales.

La segunda parte del catálogo de la mierda social la ocupa la mierda ociosa, formada por todo un conjunto de artefactos tecnológicos destinados a matar el tiempo, es decir, a matar la vida. Nos encontramos aquí con la mierda de las consolas, la mierda de los reproductores de música con auriculares, la mierda de los juegos electrónicos, la mierda de los teléfonos móviles y, en fin, toda la serie de cacharros de mierda que, a través de pantallas y de teclas, sirven para fomentar el aislamiento estéril, el ensimismamiento empobrecedor y el individualismo deshumanizante. El sentido de los productos de la mierda ociosa no es otro que el de que los consumas y los uses hasta el abuso, cuantas más horas mejor, hasta que adquieras el hábito de olvidarte de que existen los demás y, sobre todo, de que tú mismo existes y de que tienes que vivir. La mierda ociosa es capaz de entronizar cualquiera de sus aparatos y de convertirte a ti en un súbdito inconsciente. Esto explica situaciones tan estúpidas como la del que se pone a hablar por el teléfono móvil en mitad de la calzada, sin la menor conciencia de que por allí pasan coches, o lo usa conduciendo, o la del que se va a un concierto, o al teatro o a clase con el mismo artefacto conectado, o la del que se pasa horas y horas de chateo, contándole sinsustancias a un desconocido, o la de esos aprendices de cretinos que emplean desconsoladamente su tiempo en luchar contra una consola.




La contraportada del catálogo la ocupa la mierda alimentaria. Se incluye aquí la mierda que los panaderos, carniceros, camareros y demás expendedores de alimentos tienen en sus atuendos y en sus manos, con las que tocan la mierda del dinero y con las que luego te dan el pan, te cortan el filete o te ponen un cubito de hielo en el vaso. También pertenecen a este apartado las altas concentraciones de colesterol disimuladas bajo las variadas formas de la mierda de la pastelería industrial. Y no se pueden omitir la mierda de las bebidas de garrafón, misericordioso procedimiento por el que se intenta evitar que los pobres y los jóvenes sufran mucho tiempo, procurando que lleguen cuanto antes a su meta final. Por último, para no confundir el catálogo con un inventario, se reseña la mierda de la comida rápida, peste en la que la hamburguesa sirve bien de ejemplo ilustrativo, ya que se ha convertido en el producto cuya sola mención se ha asociado estadísticamente más veces con la mierda.