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lunes, 20 de julio de 2020

Rebrotes y educación



Comienzan los temidos (no sé si por todos) y esperados rebrotes del Covid-19. Según datos del Ministerio de Sanidad, un 15% de los casos aparecen entre temporeros que recogen la fruta, una actividad que se considera inevitable y que tiene difícil solución, como no sea la de no comer fruta y arruinar los campos. Más de la mitad de los rebrotes aparecen en fiestas familiares y en actividades de ocio nocturno, como botellones masivos, fiestas descontroladas en lugares cerrados, etc.

Si todos usáramos las mascarillas, mantuviéramos la distancia de seguridad y nos laváramos las manos con frecuencia, la enfermedad quedaría pronto controlada, pero no es esto lo que ocurre. ¿Por qué no ocurre?

En mi opinión, en el fondo de esta respuesta incívica hay un problema de educación que ya viene de hace bastantes años. Una persona educada es la que cumple las normas convenientes para que las personas vivan como seres humanos y para que la sociedad sea cada vez mejor.

Educar a una persona consiste no en decirle solo lo que tiene que hacer, sino en argumentárselo con claridad y en procurar desde pequeño que lo haga, para que adquiera el hábito, la costumbre de actuar bien. Esto solo se puede hacer en casa, en la familia, y empleando en ello tiempo y ganas.

Solo puede educar una persona educada, pero desde hace algunas generaciones esto no ocurre. Yo lo he vivido directamente en las aulas y, sobre todo, fuera de ellas. Sé que hay personas educadísimas y llenas de valores humanos, pero sé también que hay otras muchas en las que esto no ocurre.

¿Cómo vamos a esperar que cumplan las normas para prevenir la enfermedad personas que no escuchan, que insultan en lugar de razonar, que no admiten jamás que deben cumplir algo que no les apetece y que incitan a los demás a que hagan lo que les dé la gana? ¿Por qué nos encontramos con padres y abuelos que funcionan así? ¿Cómo vamos a esperar que sus hijos salgan preparados para vivir en una sociedad democrática y civilizada?

El problema de la Covid-19 tiene, como casi todo, un fuerte componente de educación. Mientras no se aborde en serio esto, los desastres triunfarán entre nosotros.

jueves, 14 de mayo de 2020

Libertad


Ser libre no es poder elegir lo que a uno le apetece o lo que le da la gana. No hace falta que seamos humanos para hacer eso.

Ser libre es ser capaz de hacer lo que en cada momento nos dice la razón que debemos hacer porque es bueno. Eso solo lo pueden hacer los seres humanos.

Por ejemplo, no se trata de creerse libre porque alguien vaya por la calle en la actualidad sin guardar la distancia de seguridad, sin mascarilla o resoplando junto a otras personas porque es lo que le pide el cuerpo. 

Será libre cuando piense lo que es más razonable -eso se lo dirán los médicos- y sea capaz de elegirlo, renunciando a otras formas que puede que le apetezcan más.