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lunes, 12 de diciembre de 2022

El poder de los símbolos



Un símbolo es una realidad, normalmente física, cuya presencia nos remite a otra realidad, que puede ser de un orden distinto. Por ejemplo, una bandera es el símbolo de un Estado, de un club deportivo o de una hermandad de feligreses. O el color morado, que es el símbolo del movimiento feminista.

Tengo la impresión de que actualmente los símbolos están cobrando más importancia que aquello que simbolizan.

Por ejemplo, como símbolo de un Estado, una bandera representa a los ciudadanos, al territorio en el que viven y a las instituciones que existen en él. Lo que me parece es que hay personas que no se emocionan demasiado con los ciudadanos ni con las instituciones. Quizás algo más con el territorio, pero lo que les hace sentir de verdad “algo” es la bandera.

Con la Navidad ocurre algo parecido. Aquí los símbolos son las luces, el nacimiento o belén, el árbol, las comidas y cenas, las fiestas, papá Noel, los Reyes Magos y los regalos. Todos ellos nos remiten, desde el punto de vista religioso cristiano, al nacimiento de un niño que era dios y que vino a traer un mensaje. Pero ¿qué parece hoy más importante, el mensaje o las luces y los regalos, es decir, los símbolos?

Hubo un tiempo en el que el cristianismo le dotó de un carácter religioso a las fiestas paganas. Las Saturnales romanas, días de exceso y desenfreno, que habían sucedido a las fiestas de fin de año que se celebraban desde unos dos mil años a.C., fueron sustituidas por las celebraciones de la Navidad, también con fiestas, aunque de menor intensidad que las anteriores. Hoy posiblemente hayan vuelto a prevalecer las fiestas -los símbolos- por encima de lo que provoca esas fiestas -el mensaje.

Los símbolos se han hecho fuertes en la actualidad, pero se han quedado algo vacíos, desligados de lo que en un momento dado originó que surgiera el propio símbolo. Las banderas se han separado de la vida concreta de los ciudadanos y de las instituciones. Las luces se han apoderado de las ciudades y se han olvidado del mensaje de la Navidad, hasta en su diseño. Me parece un poco raro, un poco desasosegante todo esto, no porque no se tenga en cuenta el mensaje religioso, que me da igual, sino porque me parece que se ha perdido la costumbre de preguntarse el porqué, la causa de lo que ocurre.

lunes, 23 de diciembre de 2019

Buenos días. Fiestas


No soy partidario de tomarme muy en serio estas fiestas, pero por si el hecho de no referirme convencionalmente a ellas puede parecer descortés o no se me comprende bien, te sugiero que repartas cariño y sonrisas, que no te pases demasiado con la comida ni con la bebida -por salud, no por otra cosa- y que descanses un poco, si es que la vida te lo permite. Otros lo resumen diciendo “Felices fiestas”. Yo prefiero decirlo así.

Buenos días

domingo, 30 de diciembre de 2018

Buenas noches. Fiestas




En cada fiesta se celebra algo, pero esta es una pura teoría que se convierte, de hecho, en una excusa. Todas las fiestas son iguales, porque todas se viven de la misma manera. Comer, beber, rodearse de ruidos, huir de la rutina diaria y dormir el exceso: eso es la fiesta de todas las fiestas. Se va haciendo algo pesado esto de las fiestas. 

Buenas noches. 

En todo caso, buen año nuevo.


martes, 11 de abril de 2017

Buenas noches. Fiestas


Muchas fiestas nos sirven de recordatorio y de celebración, pero suelen tener la absurda consecuencia de concentrar en un día una actitud que debería mantenerse siempre. 

Buenas noches.


sábado, 24 de diciembre de 2016

Fiestas de Navidad



No soy creyente. La felicidad derivada del nacimiento de un dios no es algo que me afecte. Es verdad, sin embargo, que la religión creada por los seguidores de ese dios trajo la primera idea de igualdad al mundo, y eso hay que reconocérselo.

Mis deseos no son hoy especialmente de felicidad, sino más bien de que todos colaboremos en la creación de un mundo más igualitario, mejor, más lleno de cariño, en donde todos podamos vivir una vida mucho más apetecible que la actual. Besos, abrazos, sonrisas, suerte y ganas de vivir.

viernes, 27 de diciembre de 2013

¿Muchas felicidades?

No me gusta seguir las tradiciones porque sí, porque "se" siguen. De esta manera se vacía de contenido vivido y sentido lo que se hace.

"Muchas felicidades" proclaman todos en estas fechas. ¿Qué quieren decir? Cualquiera lo sabe.

Yo he aprendido que sin igualdades, la felicidad es imposible. Hay que lograr la igualdad entre los hombres y las mujeres, la igualdad económica entre todos, la igualdad social de derechos y de oportunidades. Hay que excluir las discriminaciones. Hay que eliminar el fascismo de la sociedad. Tienen que ser devueltos los derechos que nos han quitado a los ciudadanos y, además, tenemos que ser amables, cariñosos, generosos y justos. si intentamos conseguir todo esto, la felicidad vendrá poco a poco y se adueñará de nosotros. A ver si hay suerte. Y si le echamos un poco de alegría, mejor. Buenas tardes y buenas noches.