Como seres humanos, tenemos un ritmo,
una velocidad para aprender y para vivir. Ese ritmo no tiene nada que
ver con el que la sociedad se empeña en mostrarnos. Por ejemplo, no
podemos pensar a la velocidad a la que va la televisión.
Piénsalo,
sé consciente de ello y líbrate de las consecuencias.
Buenas
noches.