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jueves, 12 de septiembre de 2013

Pintadas y educación en Alcorcón




Abundan por la zona en la que vivo -y por otras también- unos individuos que se dedican a pintar fachadas con sus firmas y sus palabras distintivas. No me atrevo a llamarlos enfermos, pero estoy convencido de que tienen graves problemas de personalidad que les llevan a afirmar su ego en paredes ajenas y a darle a la ciudad un aspecto de barrio de paletos monotemáticos de estética deplorable.

El caso es que al Gobierno de la ciudad, del PP, le ha dado por 'arreglar' el problema y ha sacado a la calle una cuadrilla de pintores, que portan una buena colección de enormes cubos de pintura de diversos colores y que se dedican a pintar encima de las pintadas, creando así una sobrepintada que se suele ver enseguida, porque contrasta con el color original de las fachadas. Claro que estas sobrepintadas, en las fachadas de ladrillo, quedan muy mal, porque pintan también el espacio entre ellos, y lo que hacen es crear una superficie más lisa que la anterior, la cual aprovechan los grafiteros para pintar encima de la sobrepintada y mantener el problema hasta el infinito.

Siempre he pensado que estos percances ciudadanos son el fruto de la mala educación. Muchos padres están muy despistados y no le dicen a sus hijos ni esta ni otras muchas cosas que deberían tener en cuenta para convertirlos en personas educadas. ¿No se podría usar la TV para ilustrar a los ciudadanos sobre conductas responsables? Me parece que podría ser muy eficaz una campaña en los colegios e institutos en los que se razonara con los alumnos sobre por qué estos comportamientos no se deben hacer y sobre las consecuencias judiciales y económicas que tendrían si detienen al grafitero. Pero, claro, estos catetos ignorantes e incívicos que nos gobiernan tienen mucho interés en quitar de en medio las asignaturas en las que se deberían tratar estas cosas: Educación para la ciudadanía y Ética, por ejemplo. Estos extraños seres antropomorfos que nos gobiernan prefieren gastar el dinero en asesores (¡qué asesorarán, con las cosas como están!) en lugar de en profesores, y así nos va.

En su profunda ignorancia, estos aficionados al gobierno no alcanzan más que a entender el significado de la palabra gasto. Al del término inversión, no llegan. Por eso no creen que la educación mejoraría la vida de las personas, aunque es muy probable que esto último tampoco entre dentro de sus preocupaciones. Seguramente que el dinero que ahorrarían ilustrando convenientemente a los alumnos sería grande, pero son incapaces de entenderlo. Malos tiempos estos.


Obsérvese la variedad de colores en las sobrepintadas. Todo muy bonito.





Vea aquí la costra que adorna el suelo de las cercanías de algunos bares.





jueves, 16 de mayo de 2013

Adoctrinamiento




¿Te acuerdas cuando estos mentirosos destrozaestados del PP decían que la asignatura de Educación para la Ciudadanía era un vehículo de adoctrinamiento a los jóvenes? ¡Qué sinvergüenzas! ¿Cómo le llamarán a lo que hace de manera tan descarada ahora TVE en los telediarios con los rezos y las vestimentas de las mujeres? ¿Cómo es posible que haya personas que se dejen manipular de manera tan burda y tan basta por estos seres infrahumanos?

Estos individuos tan insultantemente tendenciosos quieren que creas que inculcar en tu mente su ideología interesada, discriminatoria, retrógrada y excluyente es bueno y eso no es adoctrinarte. Lo que no toleran, lo que no soportan sin que les salga sarpullido en el alma, lo que no aguantan porque lo odian con todas sus fuerzas es que te hablen de igualdad. Creen que sólo ellos, los ricos, tienen derechos. Ni siquiera se los reconocen a todos sus votantes, de los que pasan ampliamente y a los que utilizan aprovechando su falta de concienciación. Saben que la igualdad es la que les echaría abajo todo su edificio ideológico y todos sus negocios. No quieren, ni por asomo, que la idea de igualdad cale en las mentes de los ciudadanos.

En el fondo yo creo que tienen miedo y por eso no les basta con echar abajo las estructuras laborales, culturales, educativas, sanitarias, sociales y políticas del país, sino que quieren lavar el cerebro de los más débiles creándoles una ideología con la que luego los puedan manipular más fácilmente.

Son unos sinvergüenzas sin escrúpulos. No tienen ética. Algunos tienen religión y porque les interesa, si no, tampoco la tendrían. No paran. Están constantemente alejándose de lo humano. Son unos salvajes encorbatados, unos generadecretos asilvestrados, unos aficionados a la ignorancia, unos fabricantes de daño social sin límites.

Me permito hacerte dos recomendaciones. Una, que NO VEAS TVE, porque te puede hacer daño. Otra, que NO TE OLVIDES NUNCA DE QUE, AUNQUE SEAMOS DIFERENTES, TODOS SOMOS IGUALES.

sábado, 6 de octubre de 2012

Silencio sobre Castelao





El señor José Manuel Castelao Bragaño, actuando como presidente del Consejo General de la Ciudadanía en el Exterior; la señora Fátima Báñez, ministra de Empleo, que lo propuso para el cargo; el Gobierno de España, formado por miembros del PP; los diputados y las diputadas del PP; los votantes del PP y todos los que se han callado y no se han manifestado en contra de las gravísimas declaraciones del primero: “Las leyes son como las mujeres, están para violarlas”, en mi opinión, se autodescalifican.

El silencio y la ausencia de condena de todos estos señores y señoras significa que no se oponen a que en la sociedad haya gente que piense así sobre las leyes y sobre las mujeres. La falta de respeto que supone esta actitud, su brutalidad, su falta de ciudadanía, de sentido humano, de racionalidad, de sensibilidad, junto con la incitación a la delincuencia y a la violencia de género que encierran me parecen unos de los fenómenos más graves ocurridos desde hace tiempo en nuestra sociedad. Echo en falta alguna iniciativa de la Fiscalía del Estado que sanee esta malsana situación.

La falta de ética que encierran todos estos silencios, junto con el estruendoso ruido de esta desgraciada frase, explican también cómo quieren que sea la educación en España. Nada de Ética para que se erradiquen estas actitudes. Nada de Educación para la Ciudadanía para que el respeto, la igualdad y la moral sean los que habiten las mentes de los ciudadanos. Se quieren ciudadanos maleducados y salvajes, que vivan como quieran, pero que, a lo sumo, no digan estas cosas en público. El cinismo por encima de todo.

La crisis económica es dura, pero la crisis moral que el neoliberalismo, encarnado aquí por estos personajes impresentables del PP, está imponiendo en la sociedad va a tener consecuencias aún peores para la sociedad. Sólo una torpeza profunda o una ceguera interesada pueden explicar tanto silencio y tanta complicidad con estas opiniones degeneradas sobre el sentido de las leyes y el respeto a las mujeres.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Educación para la ciudadanía




Le he echado un vistazo al parto del Ministerio de Educación para regular los contenidos de las asignaturas de Educación para la Ciudadanía y Ética, ambas de la ESO, para alumnos entre 12 y 16 años.

El sentido de estas asignaturas es el de educar a los ciudadanos, darles criterios racionales para que actúen como seres humanos junto con los demás y que aprendan a vivir en un mundo tan complejo como el actual.

Pues bien, en los programas de ambas asignaturas no aparece nada que hable de sexo, ni de las distintas orientaciones sexuales que se dan en la sociedad, ni de las diversas formas de componer una familia, ni de racismo, ni de violencia de género, ni de xenofobia. El tema de la emigración, con la cantidad enorme de inmigrantes que hay en las aulas, ni se toca. Se habla del papel de la iniciativa económica privada en la generación de riqueza, pero no de la pública. Y a los niños de 14 años de 2º de ESO se les habla de asuntos como el de los criterios jurídicos de adquisición de la nacionalidad española. Un chaval que sólo supiera lo que le dijeran en clase no se enteraría de nada de lo que hay en el mundo. Sospecho que en muchos colegios privados y concertados es lo que va a ocurrir.

Creo que estos intelectuales no tienen ni idea de lo que es un alumno joven, ni cómo educar a un ciudadano, ni qué es la libertad, ni la igualdad, ni qué alumnos hay hoy en las aulas, ni qué necesitan ni qué conviene decirles para ayudar a que crezcan como seres humanos. Parece que quieren sólo gente bruta, poco cultivada y sin criterio. Si lo logran, no sé éstos cómo van a reaccionar.

jueves, 9 de agosto de 2012

El mundo del PP



El mundo que quiere el PP que vean los jóvenes está plagado de parches que tapan lo que no les interesa que vean. Pero los parches son tan burdos que los jóvenes querrán ver lo que hay detrás y se sentirán engañados cuando lo descubran.

sábado, 4 de agosto de 2012

Educación para la Ciudadanía: no quieren


No puedes bajar la guardia. Con el PP tienes que estar muy atento y ver lo que ocurre en todos los rincones. Estamos en crisis económica y eso es grave y duele mucho, pero no todo lo que ocurre en el país tiene que ver con la crisis. La situación económica está sirviendo también de excusa para que, sin que se note demasiado, el PP esté reconvirtiendo las estructuras de la sociedad. Su ideal es que la sociedad española llegue a ser algo parecido a un corral neoliberal, ultraderechista, católico y pobre, lleno de seres dóciles, desinformados, sin argumentos y obedientes, pero que no sean propiamente personas.

Ahora, con la población mirando hacia la crisis, nos han metido doblada una Educación para la Ciudadanía descafeinada, diluida en aguas de gaviotas y edulcorada con sudores agrios de curas con sotana.

Esto es más grave, en el fondo, que la crisis económica. Una cosa es que la sociedad esté llena de ciudadanos pobres, de seres humanos sin capacidad económica, y otra es lo que el PP quiere: que esto se llene de gente sin educar, se seres maleducados, de ignorantes, de inconscientes, de gente que no les proteste y que, además, sean pobres.

Esto sí que exige un rescate, porque así no hay futuro.

miércoles, 11 de abril de 2012

Andarse con ojo




Fíjate bien. Cuando habla Rajoy, no nos trata como ciudadanos, sino como españoles. Ser español es un concepto que hace referencia a la naturaleza, al lugar de nacimiento. En última instancia, tiene referencias sentimentales, afectivas y también individualistas. Ser ciudadano es, en cambio, un concepto cultural, que responde a una creación humana y hace referencia a la pertenencia a un grupo, a la ciudad. Implica, además, ser sujeto de una serie de derechos y también una concepción del ser humano igualitaria, porque a la ciudad pertenecemos todos. Cuando Rajoy nos trata como españoles, no se está refiriendo a nosotros como seres culturales, sino como a meros seres vivos, seres intercambiables, manejables, meros números. Esta es una de las claves del retroceso cultural en el que nos ha metido la ignorancia, la despreocupación y la anestesia que ha sembrado con enorme éxito la derecha entre nosotros. Cuando Rajoy quiere quitar la Educación para la Ciudadanía de los planes de estudios, no quiere quitar una mera asignatura, sino suprimir una idea de ciudadano como ser con derechos, por ejemplo, a casarse con quien quiera, a tener la orientación sexual que quiera y a hacer con su vida lo que prefiera. El ideal de la derecha de Rajoy es el de crear seres que no se enteren de los manejos que sufren, que no sean capaces de criticar lo que ocurre y que acepten sin rechistar los designios que desde arriba quieren crear individuos uniformes, tontorrones y dóciles, que no ofrezcan resistencia a sus manejos y a sus negocios. Debes andarte con ojo, porque peligra tu vida concreta como ser humano.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Día Internacional de la Mujer. Machismo / 16 / La nueva ley del aborto

Mañana es el Día Internacional de la Mujer. Reproduzco aquí la entrada publicada en este blog el 18/3/2009.



La polémica está servida. Las contradicciones en las que caen algunos por defender como sea sus ideas van a empezar a verse ya.

Una mujer puede casarse a los 16 años, pero no puede decirdir abortar a esa edad. Puede decidir por sí misma operarse de apendicitis, pero algunos no quieren que decida si aborta o no. Según parece, en algunos casos su cuerpo es suyo, pero en otros casos, no.

Hay algo especialmente duro de comprender. Los mismos que tiraban a matar contra la asignatura de Educación para la ciudadanía, en donde los alumnos pueden adoptar un criterio racional sobre este asunto dado que a la inmensa mayoría de ellos no se lo dan en sus familias, son los mismos que se niegan a que estas mujeres puedan abortar. ¿Qué tipo de sociedad pretenden crear? ¿Qué idea tiene estos señores y señoras de lo que es una mujer?

La noticia aparecida en el diario El País del 7 de marzo es breve y muy clara. Puedes consultarla aquí.






jueves, 2 de febrero de 2012

Ignorancia e interés



La derecha se ha caracterizado siempre por no tener suficiente información fiable y por tener un interés particular excesivo en los asuntos importantes de la sociedad. La izquierda, en cambio, suele poseer más información y más deseo de tenerla y su interés es más general, más de todos los ciudadanos.

Hoy el ciudadano Wert, a la sazón ministro de Educación, Cultura y Deportes -nada menos- ha mostrado con una simpleza brutal que es de derechas y que, a pesar de no tener información fiable y de perseguir intereses particulares de su partido, no tiene obstáculo en ser ministro ni en gestionar áreas tan cruciales para los ciudadanos del país como los que maneja.

Creo que ya todo el mundo se ha enterado de su impresentable argumento para eliminar la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Hay libros, según su pensamiento, que dicen cosas inconvenientes y, por lo tanto, hay que eliminar la asignatura. El disparate es mayúsculo, pero se convierte en ridículo cuando, además, se comprueba que esos libros citados ni son de texto, ni tienen que ver con la asignatura que se imparte en los Centros ni cosa por el estilo. Son libros que han sido usados por la prensa afín patra intoxicar la opinión pública y que este señor, sin ideas ni intenciones sanas, ha usado en beneficio, no de los ciudadanos, sino de su partido.

Una vergüenza, señor Wert.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Españoles, pero no ciudadanos






Fíjate bien. Cuando habla Rajoy, no nos trata como ciudadanos, sino como españoles. Ser español es un concepto que hace referencia a la naturaleza, al lugar de nacimiento. En última instancia, tiene referencias sentimentales, afectivas y también individualistas. Ser ciudadano es, en cambio, un concepto cultural, que responde a una creación humana y hace referencia a la pertenencia a un grupo, a la ciudad. Implica, además, ser sujeto de una serie de derechos y también una concepción del ser humano igualitaria, porque a la ciudad pertenecemos todos. 


Cuando Rajoy nos trata como españoles, no se está refiriendo a nosotros como seres culturales, sino como a meros seres vivos, seres intercambiables, manejables, meros números. Esta es una de las claves del retroceso cultural en el que nos ha metido la ignorancia, la despreocupación y la anestesia que ha sembrado con enorme éxito la derecha entre nosotros. Cuando Rajoy quiere quitar la Educación para la Ciudadanía de los planes de estudios, no quiere quitar una mera asignatura, sino suprimir una idea de ciudadano como ser con derechos, por ejemplo, a casarse con quien quiera, a tener la orientación sexual que quiera y a hacer con su vida lo que prefiera. El ideal de la derecha de Rajoy es el de crear seres que no se enteren de los manejos que sufren, que no sean capaces de criticar lo que ocurre y que acepten sin rechistar los designios que desde arriba quieren crear individuos uniformes, tontorrones y dóciles, que no ofrezcan resistencia a sus manejos y a sus negocios. Debes andarte con ojo, porque peligra tu vida concreta.

viernes, 3 de junio de 2011

Lo duro que es irse



Por muy largo que les ponga el examen, siempre acaban antes de lo previsto. La ley del mínimo esfuerzo les domina. Para llenar el tiempo de los que ya habían acabado y mientras lo terminaban de hacer los tres que aún estaban escribiendo, se me ocurrió pedirles que me escribieran algo que hubiesen aprendido a lo largo del curso, en la asignatura de Educación para la Ciudadanía, de 2º de ESO, y que consideraran importante. Es un curso difícil, alborotador, hormonal, inquieto, en el que hay que pegar un grito intimidatorio en cada una de las sesiones, si es que se quiere tener veinte minutos de calma. Es un curso agotador. Una hora con ellos la cambiaría sin pensarlo por cuatro o cinco clases de 2º de bachillerato. Y, sin embargo, ...

Estas fueron sus respuestas, esto es lo que han aprendido:

“Que todos somos iguales y que nadie es superior a nadie”
“A ponerme en el lugar de la otra persona, para tratarla mejor”
“Que es bueno tratar con personas de otros países para aprender sus gustos y sus cualidades”
“Qué es un valor y qué son las normas”
“Los diferentes tipos de familia que hay”
“El respeto entre iguales”
“Métodos anticonceptivos eficientes”
“Que todos somos diferentes, pero iguales”
“El respeto a los demás, sean como sean”
“Lo que significa el racismo”
“A ser buena persona en la ciudad”
“Lo de los sexos”
“A respetar a los demás y a hacerles la vida más agradable”
“A respetar a los que no piensan lo mismo que yo”
“A respetarnos”
“El principio de igualdad y a respetar”

No sé qué te parecerá a ti, pero a mí estas situaciones son las que me hacen ver que la enseñanza tiene sentido, que tienen un sentido muy fuerte. ¿Comprendes por qué me cuesta tanto trabajo irme?

lunes, 14 de marzo de 2011

Las mujeres no tienen ano


Estaba en clase de Educación para la ciudadanía, en 2º de ESO, intentando explicarles que, a pesar de nuestras diferencias biológicas evidentes entre los hombres y las mujeres, todos éramos iguales y todos teníamos los mismos derechos. Les dije que algunas de esas diferencias eran observables a simple vista, como, por ejemplo, la nuez, el sexo o los pechos, pero que había otras que no se veían de esa manera. Pensaba yo en los cromosomas o en algunas pequeñas diferencias cerebrales. Se me ocurrió tantear el terreno, a ver si se les ocurría alguna de estas diferencias ‘ocultas’, así que les pregunté cuáles podrían ser éstas. Una alumna levantó la mano y me dijo que le daba corte decir en voz alta cuál era una de esas diferencias. Le propuse, entonces, que viniera y me la dijera al oído y ya veríamos luego si la considerábamos o no. Así que se levantó y con mucho cuidado me susurró:
-          El ano.
Yo la miré con cara interrogante y ella asintió convencida. No tuve más remedio que preguntarle en voz alta:
-          Pero ¿qué ocurre, que el ano de las mujeres es distinto del ano de los hombres?
-          No, profe, es que las mujeres no tienen ano.
Mi cara alternaba entre el “¡Aaahhh!” y el “Ja, ja” y, con una enorme expectación intelectual, se me ocurrió preguntarle dónde teníamos el ano los hombres. Ella, por toda respuesta, se llevó la mano verticalmente entre las piernas y extendió el dedo índice hacia adelante, intentando mostrar con evidencia dónde estaba situado el ano.
-          Hombre, pero te refieres al pene ¿no?
-          Bueno, eso, ¿qué más da?
Les dije que había que acostumbrarse a hablar con naturalidad del sexo y que lo elegante era referirse a los distintos órganos por su nombre correcto. Así, en el sexo del hombre teníamos el pene y los testículos y que nadie se iba a molestar si usábamos esas palabras. Pregunté cómo se llamaba el órgano sexual de la mujer y la mayoría dijo que la vagina. De la vulva no había oído hablar prácticamente nadie.

Yo pensaba en el “qué más da” ano que pene, en la ignorancia de la vulva y en la irresponsabilidad patológica de los curas y del gobierno valencianos, que llevan ya mucho tiempo jugando con la juventud privándoles de una educación sexual que los humanice. Si los de Madrid están así, ¿cómo estarán los de Valencia?

viernes, 11 de marzo de 2011

Política y religión y lo pagas tú

El pasado día 5 de marzo aparecía en El País la siguiente Carta al Director. Como esta barbaridad clerical/política debe ser conocida y denunciada, la pongo aquí y la someto a tu consideración.


El uso religioso de centros públicos 


AGUSTÍN ARROYO CARRO  -  Madrid 


EL PAÍS  -  Opinión - 06-03-2011



Trabajo como profesor en un instituto de Madrid, y se nos acaba de anunciar por parte de la dirección del centro, la intención y las órdenes de las autoridades académicas de Madrid de poner a disposición de la organización eclesiástica responsable de las Jornadas de la Juventud que recibirán al Papa este próximo mes de agosto en Madrid, nuestras instalaciones. Ante esta noticia no puedo por menos de exponer las siguientes consideraciones:
Los institutos de Madrid son centros educativos de carácter público financiados por el dinero de todos los contribuyentes. Eso quiere decir que no deben acoger actos privados ni actividades relacionadas con eventos religiosos de ningún tipo.

Durante este curso académico hemos visto cómo la Consejería de Educación de Madrid congelaba nuestros presupuestos de gasto corriente. Los gastos que ocasione este trágala los tendremos que pagar con dinero público.
Esto debe ser rechazado por incurrir en la confusión entre lo público y lo privado, favoreciendo, como siempre, a los mismos. ¿No tiene la Iglesia centros educativos suficientes con magníficas instalaciones para acoger a esta fervorosa grey? ¿Hasta cuándo vamos a tolerar estos desmanes por no instaurar con valentía y firmeza y de forma definitiva un Estado laico?


Añado, porque va en la misma línea del contubernio político-religioso, la noticia del cura de Poio, en Galicia, que, según El Faro de Vigo, celebró su misa rodeado de cartelería del PP. Puedes verlo aquí.




Todo esto apesta mucho.

lunes, 28 de febrero de 2011

Dicen que soy homosexual


Fotografía de un modelo diseñado por David Delfín.

Se aprende mucho en la enseñanza. Me he dado cuenta de que andaba yo muy confundido, toda la vida sin saber en qué consistía en verdad ser homosexual. He tenido ahora la inmensa fortuna de que una encantadora alumna de Educación para la Ciudadanía me haya sacado de mi imperdonable ignorancia. Hoy, por fin, he aprendido que un homosexual es una persona a la que le gustan los de su misma especie. ¡Y yo creyendo que era otra cosa!

Más preocupado me ha dejado su definición de lo que es un heterosexual, sobre lo cual tenía yo también, según veo ahora, mis confusiones desde siempre. Me ha escrito que un heterosexual es una persona a la que le gustan las dos especies. Esto, sin embargo, me va a quitar el sueño hasta que tenga la oportunidad de preguntarle cuáles son las dos especies.

Comprenderás, amigo, amiga, mi preocupación. A mí me gustan y siempre me han gustado algunos miembros de mi especie, concretamente las que se denominan mujeres. Jamás se me ha pasado por la imaginación ni me ha sobrevenido en las peores pesadillas intentarlo con miembros de otra especie, de manera que parece ser que soy homosexual. Al menos es lo que sospecho que piensa de mí mi admirada alumna. ¡Qué vueltas da la vida! ¡De lo que uno se acaba enterando!

Y como esto de la Educación para la Ciudadanía –ya se sabe, una asignatura inútil e innecesaria donde las haya- se da sólo una hora a la semana, voy a tardar un poco en volver a ver a la alumna. Tendré que ir a buscarla porque quiero que me cuente lo de las dos especies. Porque eso sí que lo tengo claro. Yo heterosexual así no soy. Con más de una especie, no. Hasta ahí podíamos llegar.


miércoles, 12 de enero de 2011

El porqué


La cultura de una persona se mide, en mi opinión, sobre todo, por la justificación racional que le da a sus actuaciones. Como ya han dicho muchos, el ser humano no tiene naturaleza, sino cultura. El perro actúa como perro porque así está en su naturaleza, pero el hombre no tiene casi nada en su naturaleza que le obligue a actuar de una manera determinada. El ser humano tiene que elegir su actuación y tiene que hacerlo con un criterio en donde lo racional sea una dimensión importante, posiblemente, la que más. No tiene sentido que un ser humano se limite a repetir normas que ha visto en su sociedad, pero que no entiende ni sabe por qué debe hacerlo. Eso es ser un autómata, pero no un ser humano. Lamentablemente, todavía hay muchísimas personas que hablan de buena educación, pero sin que comprendan por qué son de buena educación las normas a las que se refieren. Por ejemplo, entran en un local cerrado y se descubren la cabeza (los hombres), pero no saben por qué. Creen que es de buena educación dejar pasar antes a las mujeres en una puerta, pero no saben de dónde viene eso. Saludan dando la mano, pero no conocen lo que eso simboliza. Puede que, si ha habido suerte, alguien les haya dicho que no se puede comer en clase, pero no entienden la razón para actuar de esa manera. Y así, en el mejor de los casos, confunden las normas de buena educación con una especie de caprichos u ocurrencias de alguien, que hay que repetir para no quedar mal.

Eso en el mejor de los casos, porque en el peor nos encontramos con una ingente cantidad de jóvenes que no tienen ni noción de que en la vida social existen normas, que conviene cumplirlas y que hay valores, como el respeto, la igualdad o la no discriminación, sin los cuales una vida humana es imposible. Descubrirles estas normas, convencerles de que hay que cumplirlas y explicarles el porqué de ellas es una de las misiones más importantes de la educación. La Educación para la Ciudadanía y la Ética cívica son asignaturas claves para desarrollar esta formación de los seres humanos como tales, junto con la labor de los padres y las madres en casa. Pero las asignaturas están condenadas por los gobiernos de derechas, que no quieren ciudadanos críticos, que se pregunten el porqué de lo que hay, y las reducen a su mínima expresión. Hasta los alumnos, en cuanto ven de qué va el asunto, piden más horas. Y lo segundo, los padres, hace mucho que abdicaron de su labor de padres y se dedicaron a ver la televisión. Así no vamos a ninguna parte sensata.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Ignorancia pretendida


No me atrevo a mostrar aquí ninguna proporción, porque no sé si es una mayoría o no. Pero estoy seguro de que son muchos, muchísimos los alumnos a los que los padres no les hacen ni caso. Ni los quieren ni los educan ni les preparan para vivir en sociedad. Están como salvajes urbanos. El Partido Popular junto con la Conferencia Episcopal no quieren que se les den algunas nociones para vivir en sociedad en la asignatura de Educación para la Ciudadanía. ¿Qué es lo que pretenden? El futuro de estos chavales parece que es el de seguir siendo unos salvajes urbanos, que no se enteren de lo que hacen con ellos, que se mantengan el tiempo que aguanten vivos en permanente estado de indigencia material y mental, inocularles un poco de miedo en el cuerpo, luego, otro poco de odio al adversario y, a la hora de las elecciones, pegarles un grito, junto con una esperanza hueca, y que voten. ¡Qué lejos quedan la civilización, la cultura, la democracia, la humanidad!

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martes, 10 de febrero de 2009

La ciencia y la religión


El ser humano, a lo largo de su vida, debe hacer dos cosas: intentar conocer el mundo en el que vive y decidir cómo debe ser su actuación para que sea la propia de un ser humano. Son el conocimiento y la ética.

En el conocimiento nos encontramos con un problema que ya está resuelto desde hace mucho tiempo, pero que la ignorancia o quizás ciertos intereses hacen que se mantenga como problema. Es el de si el conocimiento aceptable lo suministra la ciencia o si la religión es una fuente, no sólo de esperanza, sino también de conocimiento. Se trata de decidir si lo que conozco es lo que sé y puedo demostrar o si, por el contrario, es lo que creo y lo acepto mediante la fe.

Este tema, teóricamente ya superado, pero prácticamente vigente por lo que se ve, es tratado por el catedrático de Historia de la Ciencia de la Universidad Autónoma de Madrid, José Manuel Sánchez Ron, en el excelente artículo El ejemplo y las lecciones de Darwin, aparecido en El País del 1 de febrero pasado.

Resalto aquí algunos párrafos del mismo.


Debatimos insistentemente -ahora estoy pensando en España- acerca de los programas educativos para nuestros jóvenes; por ejemplo, si es aceptable o no imponer asignaturas como Educación para la Ciudadanía, ante la cual algunos argumentan que limita la libertad de los padres a ejercer sus derechos en la formación (moral y religiosa) de sus hijos. Y, mientras tanto, la enseñanza de ciencias sufre cada vez de más carencias.

No parece preocuparnos demasiado, por ejemplo, si se enseñan adecuadamente sistemas científicos tan básicos como la teoría de la evolución de las especies. El pasado noviembre, se publicó un libro en el que se adjudicaba a la Reina, doña Sofía, la siguiente manifestación: "Se ha de enseñar religión en los colegios, al menos hasta cierta edad: los niños necesitan una explicación del origen del mundo y de la vida".

Podrá resultar doloroso a algunos, pero la única explicación que da lugar a comprobaciones contrastables sobre el origen del mundo y de la vida procede de la física, de la química, de la geología y de la biología. La religión pertenece a otro ámbito.

¿Es legítimo ocultar a los niños ese mundo científico, condicionando así sus opiniones futuras, en aras a algo así como "mantener su inocencia", o por las ideologías de sus padres? Haciendo públicas sus opiniones en una cuestión cuya importancia no puede ignorar, y por la elevada posición que ocupa, doña Sofía hizo publicidad de una determinada forma de entender el mundo, que jamás ha recibido comprobaciones contrastables.

Una forma, además, que, al menos en España, de la mano de la jerarquía católica, pretende intervenir en apartados que pertenecen al poder legislativo, como son los programas educativos o lo que es admisible o no en los tratamientos médicos (no puedo olvidar en este punto las manifestaciones de la Conferencia Episcopal Española a raíz del nacimiento, en octubre de 2008, de un niño tratado genéticamente para curar a un hermano que sufría anemia congénita: "El nacimiento de una persona humana ha venido acompañado de la destrucción de sus propios hermanos a los que se ha privado del derecho a la vida"; palabras no sólo cuestionables desde el punto de vista de la ciencia sino también, en mi opinión, carentes de compasión ante el sufrimiento ajeno).

Necesitamos educar en la ciencia a nuestros jóvenes; no, naturalmente, para que entiendan que ella es el juez supremo para las opciones que quiere asumir una sociedad democrática. La ciencia es, simplemente, un instrumento -el mejor- que los humanos hemos inventado para librarnos de mitos, orientarnos ante el futuro y protegernos de una naturaleza que no nos favorece especialmente
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miércoles, 17 de septiembre de 2008

La (mala) educación / 1


Uno de las pocos momentos en los que el alumno de Educación Secundaria Obligatoria puede plantearse en qué consiste ser un buen ciudadano, qué es lo que se puede hacer y qué lo que no se puede hacer y por qué, qué pintan los demás a su lado y cuáles son sus derechos y sus obligaciones en la sociedad es en la hora de Educación para la Ciudadanía.


Se trata de huir de la animalidad hacia la que tendemos si no pensamos, de evitar la incivilidad y la incultura, las discriminaciones, el recurso a la violencia y el ir a tontas y a ciegas por la vida. Asunto tan importante no creo que lo haya dentro de todo el sistema educativo.


Los padres, que también deberían colaborar en tratar estos asuntos con sus hijos, están trabajando para ganar dinero con el que poder olvidarse de que existen. O están perdidos y no saben qué hacer. O están viendo la televisión y no saben qué pensar.


Y en esta situación cristaliza el disparate desvergonzado financiado con fondos públicos: Valencia, Madrid y tantos otros sitios. Ya es hora de que nos preguntemos, y de que alguien conteste en serio, si todo este esperpento es fruto de la ignorancia, de la ineptitud, de la mala idea o de alguna anormalidad psiquiátrica.
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