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martes, 21 de febrero de 2023

Las creaciones de Petri Benítez en la Venta Melchor




La vida es lo que a cada uno le dé la gana, pero yo la veo como un paseo más o menos largo por el mundo en busca de lo bueno y lo justo, pero también de lo bello y de toda la cultura que el ser humano ha podido generar a lo largo de los siglos. También, claro está, de todo lo que merece la pena de lo que va creando en estos tiempos. Ese andar siempre de búsqueda es a veces difícil, a veces desagradable, pero también a veces reconfortante. Hay ocasiones que te reconcilian con la vida, te restauran el optimismo, sitúan el gozo en primer plano y logran que el disfrute expulse de la mente todo lo que le estorbe.



No abundan estas ocasiones, según lo veo yo, pero sí se dan siempre que visito la
Venta Melchor, el lugar en cuya cocina aparece el prodigio de la mente, de las manos y del trabajo de Petri Benítez, la gran cocinera Petri Benítez. Situada en El Colorado, cerca de Conil, en Cádiz, en esta Venta siempre hay productos de primera calidad, y Petri tiene la sabiduría necesaria para tratarlos bien, mezclarlos convenientemente, hacer estupendamente las cosas de toda la vida e inventar platos que con solo nombrarlos empiezan a producir efectos placenteros.



Esta vez fuimos tres personas, previa reserva, porque no conviene asumir riesgos. La casa saluda con unas riquísimas papas aliñás de mucha categoría. Es muy interesante la manera de usar el perejil en este aperitivo. Pasamos luego a uno de los mejores tartares de atún rojo de almadraba que se pueden tomar. Tiene un sencillo y perfecto aliño, que no enmascara el gusto del atún, y viene entreverado con unas algas de los esteros de la zona, que influyen decisivamente en el gusto y en la textura. El resultado es magnífico. Yo soy muy aficionado a este plato, y si tengo que poner en orden los que he comido en diferentes restaurantes, pongo este tartar de Petri, sin duda, en primer lugar.




Después le llegó el turno a los alcauciles. Estos son los frutos del cardillo y no son iguales que las alcachofas, sino más blandos y más sabrosos. Se dan sobre todo en Conil y alrededores. El guiso de alcauciles más conocido es el que se acompaña con guisantes y habas tiernas, pero también hay que aprovechar los frutos primeros más tiernos, que es lo que hace Petri. Nos sirvió unas espectaculares tortillitas de alcauciles. Tenían el mismo aspecto que las tortillitas de camarones buenas, es decir, con una masa fina y fritas de tal manera que terminan como encajes y nada aceitosas. Pero en lugar de camarones llevaban hojas de alcauciles finamente picadas. Fue una pena que se acabara el plato que nos puso para compartir. Como consuelo, tomamos unas hojas de alcauciles con huevos fritos y jamón ibérico. También estaban gloriosas.



Terminamos con una berza de garbanzos con tagarninas y con pringá. Lo emocionante de este plato, aparte de la perfecta cocción de los garbanzos, era cómo estos habían adquirido el gusto de las tagarninas y de todos los condimentos que incluía el guiso. Era un sabor redondo, seguramente hecho despacio y de una relativa ligereza digna de agradecer.



Nos quedamos con las ganas de probar el Guisado de corzo al tomillo con guarnición de ciruela y los Chocos guisados con tomate y orégano silvestre al estilo de Conil, pero optamos por no cargarnos demasiado y lo dejamos para otro día. Con una rica tarta de queso entre los tres cerramos la gloriosa visita a esta Venta Melchor que siempre nos ofrece sorpresas agradables y en donde cada vez se come mejor. Una gozada.