Se encogía las noches de invierno cubierto de nieve, que resbalaba por su espalda lanzado por la máquina infernal, sucia e hiriente con aristas afiladas.
Se había esforzado tanto en ser invisible que apenas reparaban en él. Damián, un leonés a punto de jubilarse era el único que cuidaba de su aspecto. Había llegado a la vez que él a aquella región aislada y agreste que separaba más que unía a dos provincias con tantas y a la vez tan pocas cosas en común...
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