Continuando con la presencia femenina que a lo largo de los años ha ido dejando más o menos patente su huella en el trazado de los Caminos a Santiago nos acercamos hoy a la manifestada a través de las reliquias, algo fácilmente entendible desde la profunda pasión que durante la época medieval se dio hacia éstas. Este proceso, iniciado hacia el siglo II, consiste en preservar los restos de los santos no sólo por veneración y respeto sino también porque se cree en su poder de intercesión ante Dios, invocándolos como poderosos protectores celestiales en la lucha individual del creyente contra las fuerzas del mal, un fenómeno que tuvo su mayor importancia durante la Edad Media, en la que fueron fundamentales para las distintas peregrinaciones que en dicho momento se dieron...
Puedes leer el artículo completo de Mercedes G. Rojo pulsando aquí.