Nunca me gustó esa extraña asociación
que se hace con frecuencia entre el amor y el corazón. Da a entender
algo así como que el amor es un sentimiento. Y claro que el amor
tiene una dimensión sentimental, como todo, pero si lo definimos
como un sentimiento -o como una emoción- y nos quedamos en eso, me
parece que tergiversamos la esencia del amor y, además, nos situamos
en una perspectiva muy peligrosa. La mayor parte de los problemas
-algunos muy trágicos- vienen de considerar así el amor, como algo
que fundamentalmente se siente. Creo que el amor, entendido
sensatamente, tiene una fuerte dimensión racional que encierra una
actitud meditada y factible de procurar el bien de la persona amada,
de analizar la viabilidad de una relación, de saber cómo querer a
la otra persona. Todo ello irá acompañado de sentimientos y de
emociones, pero limitarse a estos aspectos es como creer que un
equipo de fútbol gana los partidos sin un plan racional y bien
pensado de preparación.
Buenas noches.