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miércoles, 25 de julio de 2012

Gallardón da miedo


No suelo ver la televisión prácticamente nunca. Si quiero saber algo sobre la realidad, la televisión no sirve para nada, pues son más útiles la radio y la prensa, que deforman menos la realidad. Si la veo es casi exclusivamente para observar algún acontecimiento deportivo.

Ahora, en verano, "la tengo que ver" más, aunque procuro no hacerle mucho caso. Si no la ves, no te pierdes gran cosa, pero si le prestas atención, es posible que tengas que aguantar algún disparate o alguna bajeza de algún personaje público sin principios y sin ilustrar. Ayer le tocó el turno a Gallardón en uno de los telediarios. Con una naturalidad que asusta, equiparó a las personas discapacitadas vivas con las personas discapacitadas que están por nacer, y se quedó tan tranquilo.

Una de tres: O ignora que hoy no se puede atribuir la característica de "persona" a un feto dependiente de su madre y sin un mínimo de individualidad, o su ideología medieval y ultra le hace creerse que el feto es ya una persona, o actúa de mala fe, engañando a los ciudadanos al procurar que estos crean que sus suposiciones deformadas de la realidad son las únicas verdaderas.

Hoy, salvo los fundamentalismos y los integrismos más retrógrados, a nadie se le ocurre considerar que un feto, en las primeras semanas de gestación, sea una persona. Una cosa es que se mueva y otra que sea una persona. También las lágrimas se mueven y no son personas.

Y poco parece importarle a Gallardón lo que ocurra en el cuerpo de una mujer. Puestos a mandar y a obligar a los demás, cualquier situación es buena para meterse en ella y recortar todos los derechos que se puedan. Esta parece ser la gran afición o fijación del PP.

Asusta ver a un señor como Gallardón, que es abogado y fiscal, que ha gobernado en diversos ámbitos y que ahora es ministro, gobernar y pontificar con esa mezcla de teocracia barata, de conservadurismo ultra, de antigüedad mental y de creencia en que posee toda la verdad. Da miedo.