Todo el mundo hace fotografías. Como recurso, como refugio, como una manera desesperada de retener algo que sabemos que se va a escapar. Fotografiar es un intento de atrapar la memoria, de dejar un registro del tiempo que pasa, de los lugares donde sentimos algo que no queríamos perder. La memoria es poder porque nos permite resistir la idea insoportable de que, algún día, seremos olvidados y que nuestra huella en el mundo se borrará...
Puedes leer el artículo de Sara Álvarez Pérez pulsando aquí.
.webp)