El artista tiene que crear, porque si
no lo hace, no hay arte. La creación, la aparición de lo diferente
y de lo nuevo, aleja al artista y a su obra de las formas habituales
que se dan en la sociedad. El receptor de la obra artística, si no
hace algo por su parte, corre el riego de no enterarse de nada y de
quedarse al margen de lo creado, al margen del arte. La distancia
entre el arte y el receptor puede llegar a ser insalvable. Este
problema lo debería resolver la educación, que debe preparar al
ciudadano para recibir con un mínimo de sensibilidad la creación
artística. Dudo de que lo haga. También el ciudadano debe hacer lo
posible para intentar estar al día de lo que se hace en el mundo del
arte, de las artes, si no quiere quedarse en ese mundo chato y sin
gozo de la rutina asfixiante. Es lo mismo que habría que hacer si
uno quisiera vivir una vida buena, esto es, prepararse y estar al día
de lo que puede servir para vivir mejor. Buenos días.