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viernes, 29 de mayo de 2020

Política Limpia



No me gustó nada el comportamiento de Pablo Iglesias ayer en la Comisión para la Reconstrucción Económica y Social del país.

Hay algo en lo que la derecha gana claramente a la izquierda, en muchos lugares, pero sobre todo, aquí. Es el asunto de la estrategia. 

La de la derecha es simple: no tiene grandes cosas que ofrecerle a los ciudadanos y lo único que busca es instalarse en el poder y lucrarse. Para conseguirlo le vale todo, y han elegido la crispación como el instrumento básico, porque esperan que insistiendo e insistiendo lograrán el desgaste del Gobierno. 

La de la izquierda es más complicada porque es más compleja. Tiene más que ofrecerle a los ciudadanos, pero para ello necesita una estrategia de pactos, de negociaciones, y eso, en medio de esta España, es sumamente difícil de llevar a cabo. Hoy, por ejemplo, se va a aprobar una Renta Mínima Vital para que 850.000 familias que no tienen ningún ingreso, puedan sobrevivir. Creo que esto debería ser un motivo de alegría para cualquier persona de bien. Incluso debería pedirse que cuando fuera posible, esta Renta subiera de cuantía, con las condiciones que fueran necesarias. Y, sin embargo, ni la ultraderecha, ni la derecha cada vez más ultra ni siquiera la Iglesia Católica están de acuerdo con esta medida. Como si no hubieran visto nunca las larguísimas colas de ciudadanos hambrientos que piden algo de comer. Si te pones en el lugar del Gobierno posiblemente entiendas que dialogar y negociar con estos señores debe de ser desagradable y desalentador.

Pero lo anterior no justifica que un miembro del Gobierno no tenga el aguante suficiente como para no caer en una provocación y para defender sus ideas sin hundirse en las redes de la crispación. Se puede estar de acuerdo en que un político no tenga inconveniente en dialogar con Puigdemon. ¿Por qué no iba a hacerlo? Otros, sin embargo, no lo harían, y ambas posturas son opinables, pero pasar de ahí a lo del golpe de estado (¿por qué diría esto?) revela algo que, en mi opinión, Pablo Iglesias ya había dado muestras antes de poseer: un globo en su interior que de vez en cuando se infla y empuja a salir al ego inflamable que posee. Un político maduro debería controlar esos impulsos y debería evitar caer en la chulería, porque este vicio psicológico destruye más que crea. Ese “Cierre usted la puerta” final no lo puede pronunciar más que un chulo, y la chulería suele intentar esconder a alguien que ataca para defenderse, que está inseguro y que tiene que echar mano de esos exabruptos para aparentar que es superior. Allá los chulos con su chulería, pero en un político que ocupa un cargo en el Gobierno estos comportamientos son improcedentes. Y, además, contraproducentes.

Ojalá este hubiera sido un episodio aislado. El caso es que por la tarde, hubo otro episodio parecido. Incluso al ministro Illa intentaron que hiciera lo que no quería.

¿Cuándo se podrá hacer política limpia en este país?

lunes, 25 de noviembre de 2019

Buenas noches. Justicia




El ideal está en implantar la justicia en la sociedad, pero ni la justicia ni ningún otro valor se implantan de un día para otro. Esto, que da lugar a la elección de la estrategia adecuada, no se puede olvidar en la política. 

Buenas noches.

sábado, 30 de noviembre de 2013

Lo que veo cuando miro. Estrategias





Tengo la impresión de que en España hay muchos políticos demasiado primarios, que no ven más allá del fin de semana y que toman decisiones sin pensar nada en sus consecuencias. Me parece descorazonador el olvido de que la política tiene entre sus objetivos alcanzar y ejercer el poder, pero que para eso hace falta una estrategia adecuada. El campeón a mucha distancia de esta ceguera para la estrategia creo que es el 15 M, pero hay también políticos en todos los partidos que piensan que su misión es únicamente dar palos al adversario o tomar medidas llamativas, pero aisladas y sin futuro. Sólo la estrategia no vale en política, como ha demostrado el PP desde hace muchos años. Pero ir con ideas acertadas y no tener una estrategia adecuada me parece suicida. Buenas tardes.

lunes, 21 de enero de 2013

No aprendemos




Cuando la codicia es el criterio, vale todo. Cuando lo mío es lo que importa, es probable que surjan luchas internas, resentimientos, delaciones y venganzas aplazadas y que el colectivo -hoy, el PP, un partido político, una parte de nuestra democracia- se resquebraje y con él se vaya desmoronando la propia democracia.

Una de las maniobras más burdas, pero más frecuentes, de la derecha es inventarse un enemigo enfrente para echarle a él la culpa de lo que le ocurre y así desviar la atención. Es lo que la prensa más bruta, más ultra y más sin escrúpulos está haciendo con Rubalcaba. Parece, según lo que se ve en esta prensa hoy, que el culpable de todo lo que le ocurre al PP y a España es Rubalcaba y que de lo que hay que hablar hoy no es de Bárcenas ni del PP, sino del PSOE y de Rubalcaba. Y algunos se lo creerán, lo cual es uno de los elementos trágicos del asunto.

Y, a la vez, está un tipo de izquierda, exquisita y pura, que parece que añora la crispación -tan criticada entonces- que generaba el PP cuando estaba en la oposición y que, en lugar de apoyar sus propuestas, aunque no le gusten del todo, e intentar que crezcan sus efectos, va contra ella, contra sí misma, y exige lo que no dice ni aclara, pero que, en todo caso, sea duro y ya. Parece que la única estrategia política posible es la del enfrentamiento inmediato y arrasador. De nuevo, esta izquierda le hará el juego a la derecha, se aliará de hecho con sus maniobras, se autodebilitará y ayudará, sabiéndolo o no, a incrementar la desafección y a que la derecha se mantenga. No sé si hará falta que alguien se líe la manta a la cabeza para que aprendamos.