Intenté abrirte los ojos para que
vieras, pero tú no querías mirar.
Quise abrirte la mente para que
comprendieras, pero tú no solías hacerlo.
Procuré abrirte la boca para que
hablaras, pero no sabías qué decir.
Hice lo posible por abrirte las manos
para que tocaras, pero no te apetecía.
Pretendí abrirte los brazos para que
abrazaras, pero no era tu costumbre.
Llegué hasta tu corazón para que
sintieras, pero estaba cerrado con siete llaves.
Me esforcé en abrirte alguna de tus
puertas, pero llegué a la conclusión de que detrás de tanta
cerrazón no había nada.
Me fui.