3 de septiembre de 2015
¿Cuál es mi mundo? ¿Dónde acaban los límites de mi mundo? ¿De dónde soy? ¿De donde nací? ¿De la ciudad en la que vivo? ¿Del país en el que vine al mundo? ¿No hay nada mío más allá de él? Francia, por ejemplo, con cuya música disfruto tanto, ¿entra dentro de los límites de mi mundo? ¿Y Europa? Mi mundo ¿es el mundo europeo? Observo que uso zapatos hechos en China, ropa fabricada en Malaysia con algodón americano, uso un teléfono móvil que contiene coltán extraído probablemente en Australia o en la República del Congo, tomo café de Kenia, tengo un cinturón fabricado en Argentina y sufro las consecuencias del deshielo del ártico y del agujero de la capa de ozono. Yo no puedo ponerle ningún límite a mi mundo. No puedo decir que sea de aquí o de allá. Todo el mundo es mi mundo. Me siento ciudadano del mundo.